Capítulo 12

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Londres

Continuación...

Jason

Estaba claro, las había escuchado. Calisto sabía que las había escuchado, no había forma de que lo negara.

Se toco pensando en mi

¡Carajo!

-Jason – suspiro casi inaudible.

-Callie... ¡Dios! Estas sangrando, ¿qué te paso?

-Fue un accidente, Flo me cerró la puerta en la cara.

-Ven, tenemos que parar el sangrado.

-Estoy bien. Me quiero ir.

-Sabes que no te dejare ir así, te puedes volver a desmayar.

- ¿y qué? ahora no tendrás que cuidarme por compromiso ni caeré en tus brazos como una estúpida princesa, ahora si me desmayo lo hago sola, así no te ocasiono más molestias. Con permiso Jason. - Respondió furiosa.

Calisto

Le intente sacar la vuelta para evitarlo, pero de pronto su mano rodeando mi muñeca con fuerza me detuvo de golpe. Su mano me atrajo hacia él y me estampo con fuerza contra el muro frente a nosotros.

-Ah – gemí de la impresión - ¿Qué haces?

Su mano se colocó detrás de mi nuca obligándome a verlo.

-Entonces me conoces tan poco que me crees capaz de soltarte sabiendo lo descuidada que eres, tu nariz podría empeorar. Así que Callie, deja de ser tan testaruda por una vez en tu vida y deja que yo me encargue. ¿sí?

Estaba helada, las palabras no salían de mi boca. Su cercanía me estaba causando estragos en mi ser, me sentía débil. Su mano aseguro su agarre más fuerte y decidido alrededor de mi nuca. Todo me estaba dando vueltas.

- Jason – Susurre su nombre tan imperceptible pero tan cerca de él que estoy segura llego a escuchar hasta el ligero temblor de mi voz.

- Dime Callie – Respondió aún más cerca de mí. Podía sentir su olor – Mar, especias y madera – Lo podía sentir a él por todas partes.

-Para por favor. No nos hagas esto Jason – Supliqué – Me odias. Así que no finjas ahora que sabes lo que hice, que te agrado solo para conseguir un poco de polvo.

-Tienes razón Calisto. Te odio, pero dime ¿Qué hiciste? Estoy seguro de que no escuche bien.

- Y-yo – ¿Qué mierda le pasaba? ¡¿Qué mierda me pasaba a mí?!

-Dilo Callie, dilo y te juro que te dejo ir. – Repitió ahora mientas aflojaba su agarre y masajeaba mi cabeza.

Ese "Callie" hizo un corto en mi cabeza, su forma de pronunciar mi nombre siempre ha sido exquisita, pero escucharlo pronunciar mi apodo siempre me doblega ante él.

Exhalé. – yo me toqué pensando en ti – respondí casi tan bajo que ni yo creí haberlo dicho.

Y cuando pensé que ya no podíamos estar más cerca, Jason rompió todo tipo de espacio entre nosotros dos y susurro a centímetros de mis labios.

- ¡Dios Callie! Te aseguro que todo lo hayas imaginado que yo te hacia mientras te tocabas es nada comparado con lo que de verdad puedo hacerte.

Cada palabra que dijo hizo que nuestros labios se rosaran tan lenta y dolorosamente que necesitaba acabar por completo con los milímetros de espacio que nos separaban para saciar las ganas de él.

- ¿es una promesa?

-sabes bien que yo no hago promesas cara mia

- Entonces ¿Vas a besarme?

- No – Y tan pronto como lo dijo se alejó de mí, como si de pronto yo estuviera maldita o estuviera prendida en fuego.

Entonces lo vi. Una prominente erección sobresalía de entre sus pantalones. Yo había provocado eso.

Tan pronto como se alejó ya tenía frio, el calor de mi cuerpo descendió y por fin pude pensar claramente. Estuvimos a punto de hacer muchas cosas, cosas que yo quería no, necesitaba que hiciera conmigo.

-Calisto, esto está mal. - Dijo visiblemente... ¿Afligido? - Te curare, pero en cuanto termine te iras a tu cuarto y olvidaras esta versión que tienes de mí. Ni si quiera vuelvas a pensar en esto, porque no soy lo que tú crees. Si yo te beso te aseguro que será tu condena a muerte, si tú me besas estarás sellando un pacto con el diablo, así que olvídate de esto.

- No – Respondí arisca. – tu no vas a curarme ni mucho menos tocarme. Déjate de juegos Jason, no soy tu maldito juguete para que estes decidiendo que hago y que no. Si me odias pues así esta perfecto porque yo también te odio y mucho, así que sal de mi camino y ni se te ocurra volver a mencionar lo que sabes.

Retomé mi camino por el pasillo a paso decidido y ahora Jason no se atrevió a detenerme. ¿Lo odiaba? No lo sé, pero si detestaba que la gente decidiera lo que estaba bien o lo que estaba mal para mí, y eso era justo lo acababa de hacer.

Ni si quiera se que estuvo a punto de pasar hace un momento, pero no voy a negar que todo mi cuerpo ardió en llamas en cuanto Jason me puso una mano encima.

Mataría a Florence en cuanto la viera de nuevo, una por dejarme sola con ese pedazo de imbécil y otra por gritar a los cuatro vientos algo que le conté íntimamente.

-si tú me besas estarás sellando un pacto con el diablo- Esa estúpida frase que había mencionado Jason no dejaba de rondar en mi mente.

De verdad quería dejar todo por la paz, pero si él se consideraba el diablo, irresistiblemente yo quiero pecar.

Pasiones DestructivasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora