Capítulo 11

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Londres

5:45 p.m.

Jason

Me termine de acomodar en mi habitación y tome mi guitarra para practicar y distraerme de ella. Estaba inquieto, no sé qué pasaba conmigo. Desde la mañana me sentí como un idiota, me comporte como un completo cretino con Calisto, le hice creer que todo lo que había hecho fue por compromiso, le mentí en la cara y ni me inmute ante sus ojos desilusionados. Detesto las mentiras, pero esta era necesaria. Me era imposible no pensar en todo lo que sentí cuando Callie estaba inconsciente sobre mis brazos, mis piernas flaquearon cuando ella dejo de responder, mi garganta se secó y mi mente no dejo de divagar entre pensamientos desgarradores.

Sentí mucho y eso no estaba bien. Yo no tenía permitido sentir nada por ella ni por nadie, pero ¡Dios! Cuando despertó y esos hermosos ojos solo me vieron a mí, de verdad quise ser egoísta y tenerla para mí. Cuando sus carnosos labios se quedaron entreabiertos de la impresión al saber que estaba entre mis brazos yo no quería contenerme, de verdad que no quería.

Si. La odio, pero no por las razones que ella cree, porque sé que piensa que no la soporto solo porque llego a la banda a cubrir al anterior bajista que era mi amigo, pero eso nunca se me paso por la cabeza. La odio por lo mucho que me hace desearla, por lo mucho que me hace sentir cuando está cerca, porque no me tiene miedo, porque me pone duro con su terquedad. La odio porque cada que me ve, sus ojos buscan una salvación para mí, una salvación que yo no quiero.

****

Calisto

Creo que dormí unas cuatro horas cuando me desperté por las insistentes llamadas entrantes de mi mamá.

-Calisto Nerea Hobbs!

- ¿Mamá que sucede?

-Sales en todas las noticias de escándalos, como es posible que te hayas desmayado y no te hayas molestado ni un poco en llamarme para contármelo ¿Cómo te encuentras? ¿ya fuiste al médico? ¿Qué te dijeron?

-Mamá estoy bien ¡Dios! Solo fue un desmayo, me dio un ataque de pánico por la multitud, pero ya todo está bien.

-De acuerdo, pero tienes prohibido no volverme a llamar cuando te pase algo así, no sabes lo preocupada que me tenías, de verdad pensé que te había pasado algo grabe cariño.

-Lo siento ma, te juro que te llamaré. Te amo mucho, ahora te dejo porque tengo que bajar a comer algo y cambiarme para el concierto de hoy.

-Está bien hija, pero no te salvas de que te pregunte quien es el muchacho que te tenía sostenida con tanta vehemencia, es lindo Callie. Ya es hora de que conozcas a alguien.

-Mamá! Es solo un compañero de la banda y si podrá ser lindo, pero -No lo conoces como yo. Me odia y yo a él. - nada ma, hablamos después. Chao.

-Te amo hija. Chao.

-No lo conoces como yo- ¿si quiera yo lo conozco? Se que hay algo, sé que no solo yo lo siento, pero también sé que todo en él grita que me aleje, que me quemare en un fuego inextinguible.

***

Bajé al comedor del hotel para comer algo ligero antes de que empezara a arreglarme y ensayar para el concierto de hoy. En el camino seguía pensando en todo y en nada. Jason estaba en cada pensamiento, el orgasmo en su nombre también rondaba mi mente, las palabras de Flo seguían ahí, inaudibles pero presentes.

Me serví un poco de pasta y pan en mi plato junto con un poco de jugo de naranja. No estaba a dieta, pero no quería comer algo pesado antes del concierto porque conociéndome me pondré nerviosa y mi estomago sufrirá las consecuencias.

Seguí comiendo tranquilamente cuando Flo llegó y se sentó frente a mí.

-Holaaa hermosa amiga que yo amo con todo mi corazón y alma. - dijo extrañamente muy cariñosa y ensimismada.

- ¿Qué hiciste Florence?

Abrió los ojos como platos y luego arrugo su entrecejo. -Me debería sentir enfadada y super decepcionada de que creas que solo te trato bonito cuando hago algo malo.

- ¿Me dirás lo que hiciste? - pregunte de nuevo con escepticismo.

-Bien. Es que y-yo...

-Te escucho Flo.

-TalvezJasonmehayaescuchadohablardetiydeelconCristayahorapuedequepiensequelodeseas

- ¿Qué Jason qué? Flo, no te entendí ni un carajo, más lento.

-Dije que tal vez Jason nos haya escuchado a Crista y a mi hablando sobre ustedes dos y puede que ahora piense que tu gustas de él y que lo deseas.

- ...

- ¿Callie?...

-Te mato Florence, te juro que te mato.

-Por favor no amiga que yo amo mucho, soy muy joven para morir y todavía no me abro mi Only fans.

-Te doy tres segundos para que digas que esto es una maldita broma o te juro que me va a importar poco que acabo de comer y te perseguiré hasta que no te quede ni una de las pestañas postizas que tienes puestas.

-Callie no...

- Uno... dos...

Y nos echamos a correr como desquiciadas por todo el hotel

-Ayudaaa! Que me quieren descuartizar. -Gritó Florence casi sin aliento

-Deja de gritar porque te juro que te va a ir peor cariño.

-Por favor perdóname Callie, tú no eres asiiiii

-Ja – reí- tú no sabes como puedo ser baby.

Siguió corriendo y yo detrás de ella, no me detendría, Jason se burlaría de mi toda mi miserable vida y por eso yo le haría la vida imposible a Florence. Subió por las escaleras de emergencia cerrándome la puerta en la cara, golpeando a su paso mi nariz.

- ¡Te acabas de sacar un lugar en el infierno Florence! – Carajo, como duele. – Con mi puta nariz nadie se mete hermosa, ahora tu preciado pelo va a sufrir las consecuencias pelos de zanahoria.

Abrió la puerta del cuarto piso y seguimos corriendo por el pasillo.

-Por favor, Calisto, ya perdóname. Estas sangrando de la nariz y ni así te detienes.

-Te dije que no pararía, ¿sabes lo horrible que va a ser tener que ver a los ojos a Jason sabiendo que escucho tu plática con Crista? ahora pensara que estoy estúpidamente flechada por él y por su escultural cuerpo, que bueno, mal no está, pero eso no importa. Pensara que quiero que me folle y no estoy tan desesperada.

-Pero si tu dijiste que te tocaste pensando en él- Recriminó. Mala la mía cuando decidí contarle por mensaje la estupidez que había hecho.

- ¡Podrías no gritar esa parte Florence!

-Perdón, pero no puedo platicar, correr y concentrarme, es mucho trabajo para este pequeño cuerpecito, ya por favor pará.

Estuve a nada de contestar hasta que un muro duro y enorme se cruzó en mi camino – o tal vez yo me crucé en el de él – Mi nariz volvió a doler y mi mente se sintió desorientada.

Su olor era delicioso. No era un muro, era un pecho tonificado, fornido e insufriblemente duro.

Por favor no seas tú. Por favor no seas tú. Por favor que no seas tú.

Era imposible no distinguir ese olor, esa rigidez de su cuerpo cuando estaba cerca de él, pero me negaba a subir la mirada para enfrentarme a lo que seguramente habrá escuchado.

No puedo verlo.

No ahora que estoy segura de que escucho todo lo que gritamos Florence y yo.

Pasiones DestructivasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora