Pasiones Destructivas

Capítulo 10

Londres

12:50 p.m.

Calisto

Me senté en la cama del cuarto, exhausta. Había estado lo que restaba de la mañana acomodando mis cosas en mi closet y preparando todo lo que usaría en las siguientes noches de conciertos. Mi mente en todo este rato no había dejado de divagar sobre lo que menciono Flo de Jason y yo. Para ser honesta, una parte de mi deseaba que fuera verdad, lo deseaba, deseaba a Jason mucho más de lo debía, es un fruto prohibido que francamente me fascinaría probar, lo sé y lo sé por como mi entrepierna se humedece tanto al pensar en él y en mí, al pensar en la escena que hicimos arriba del escenario simulando ese oral.

Ese maldito oral que no ha dejado de aumentar mi lívido hacia Jason. ¡Dios! De verdad que lo deseo tanto, deseo tenerlo entre mis piernas como nunca había deseado tener a alguien ahí.

No soy una experta en cuanto del sexo hablamos, pero no soy de piedra y siento, mi pobre vulva sufre, yo sufro al pensar una y otra vez en que pasaría si tan solo...

Si tan solo me dejara llevar, si nuestra enemistad no nos cegara y disfrutáramos de un buen rato como algo casual.

No sé en qué momento mi mente siguió pensando en él, pero ya me encontraba tirada a lo largo de mi cama apretando tanto los muslos, que dolía.

Quiero esto.

Lo quiero a él.

Decidí darme permiso de por primera vez disfrutar y dejar que mi mente me guiara. Mis manos tocaron todo a su paso y al llegar al dobladillo de mi blusa, lo pensé, pero no me importo. Levante por completo mi blusa hasta dejar al descubierto un pequeño top celeste, casi transparente que no dejaba nada a la imaginación, podía ver como sobresalían unas pequeñas montañitas, dando indicios de mi excitación.

Comencé a masajear mi seno derecho mientras sentía como mi clítoris palpitaba y mi vulva se humedecía cada vez más y más. Cuando decidí que ya les había dado suficiente atención a mis pechos, fui bajando mi short junto con mis bragas. Al terminar, me tome mi tiempo en sentirme y disfrutar. Deslicé mis dedos entre mis húmedos pliegues masajeando a su paso mi clítoris, con mis propios fluidos fui humectando toda mi feminidad. Estaba temblando, todavía no tenía ni un maldito dedo dentro y ya sentía mi orgasmo cercano. Tanteé mi entrada y fui metiendo dos de mis dedos mientras gemía, me sentía tan bien, tan llena, pero necesitaba más, lo necesitaba a él. Aumente el ritmo de las embestidas de mis dedos y con la palma de mano intentaba masajear a su paso mi clítoris, no era suficiente. Maldije por no haber traído algún vibrador o mínimo haber comprado uno aquí.

Seguí en lo mío. Masajeaba de nuevo mis senos, pellizqué mi pezón con fuerza y mi espalda se arqueo. Estaba cerca, me iba a correr; aumente mis movimientos, me relaje, deje que mi mente se pusiera en blanco y pensé en él, Jason era el que me tocaba, eran sus dedos dentro de mí, era su boca la que rodeaba mis pezones. Jason estaba por todo mi cuerpo. Sus grandes manos amasaban mis pechos con tanta experiencia y libertad - Gemí su nombre- ahora su boca estaba disfrutando de mi feminidad. Me comía con tanto ímpetu – aumenté mis movimientos – escuchaba una mezcla de chapoteo por mis fluidos y su voz repitiendo mi nombre una y otra vez acompañado de una que otra obscenidad. Mi orgasmo llego y por fin encontré mi completa liberación, mi mente se puso en blanco cuando me corrí gritando su nombre, gemí su nombre una y otra vez hasta que mis piernas disminuyeron su temblor y un inmenso sueño me invadió. 

Fue entonces cuando me di cuenta de la cagada que acababa de hacer.

-Me acabo de masturbar y de llegar al orgasmo pensando en Jason, el idiota de Jason. ¡Carajo Calisto! ¿Por qué siempre la tengo que cagar?

Estaba jodida, lo sabía, pero me preocuparía y me regañaría internamente al levantarme, ahora me conformare con dormir un rato. Lo demás se lo dejaré a la Callie consciente que no desea a Jason.

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Estoy Jodida.