🔥CAPITULO 14🔥

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Juliette

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Juliette.

Dios santo.

Mi corazón dejó de latir mientras mi cuerpo convulsionaba internamente, porque por fuera no ha pasado nada, estoy como si no hubiera escuchado lo que dijo.

¿Me quiere follar?

Seguro lo dijo por equivocación.

Dominique: Pequeña… yo…

Juliette: No digas nada, vamos.

No dice nada y lo prefiero así aunque se que posiblemente esté arrepentido y que lo haya dicho por equivocación no puedo evitar la esperanza y la excitación que crece en mi interior.

Llegamos a la cafetería y nos sentamos, él me sigue mirando mientras saco los papeles de su herencia que tenía en mi mochila, no dice nada ni los agarra cuando los dejo frente a él en la mesa, no dice gracias ni parpadea cuando un camarero trae lo que pedí para ambos, el único momento en que veo alguna emoción en su rostro es cuando el camarero se me queda mirando de pie a mi lado.

Cómo lo sigue haciendo ahora mismo.

Pero no dice nada, ni el camarero ni mi cosita, el primero está enfrascado mirándome como si fuera un trozo de carne que estaría encantado de comer y el segundo mira al primero como si fuera una bolsa de boxeo.

Irónico en mi opinión, sus miradas son tan diferentes, pero tienen la misma intensidad.

Miro al camarero como si recién hubiera notado que estaba a mi lado y ladeó la cabeza instándole a hablar o hacer lo que quiera que sea que pasa por tu mente.

Carraspea.

Camarero: Me preguntaba si querías tomar algo cuando acabará mi turno.

Antes de que mi cosita se levanté y arme un escándalo en la cafetería en la que debemos estar al menos otros quince minutos antes de que mi princesito llegue empiezo a hacer lo que hago cuando quiero que se alejen rápido de mí.

Muevo mis manos como si estuviera hablando en lengua de señas lo que lo hace fruncir el ceño y palidecer un poco, no entiendo la afición que tienen todos al temerle a las personas que tienen alguna diferencia capacitiva, no son monstruos solo son diferentes y únicos a su manera.

Camarero: Oh lo si.. siento, me llaman… eh… Adiós.

Sale corriendo detrás del mostrador y yo ruedo los ojos mientras devuelvo la mirada a mi cosita que ahora está sonriendo en grande.

Dominique: Eso fue grosero —arqueo una ceja— oye dije que fue grosero no que no me encantará.

Asiento con la cabeza.

Juliette: Lo ví venir.

Dominique: Pequeña sobre lo que dije…

Juliette: No es necesario, en serio.

Dominique: Quise decir lo que dije, en realidad siempre he querido follarte incluso desde antes de lo que era legalmente aceptable.

Parpadeo una, dos y hasta diez veces, pero aún así mi cosita no desaparece de delante de mí, no me despierto en mi cama de la universidad envuelta por los brazos más reconfortantes, no me despierto en la fría y dura cama de mi hogar de acogida, estoy aquí en esta cafetería y mi cosita acaba de confesarme lo que por años quería que dijera.

¿Cómo se supone que responda? ¿Por qué todas mis fantasías se están presentando frente a mí al mismo tiempo cuando aún no pude explicar exactamente lo que quiero?

Dios mi vida se está volviendo tan complicada ¿Cómo pasó eso? Estaba tranquila, sufría burlas lo que es normal, estudiaba como siempre, leía y escribía como haré toda mi vida y disfrutaba de mis pequeños momentos de libertad con mi princesito, ahora estoy aquí chocando continuamente con una pared.

Una de músculos marcados, mandíbulas firmes, un juego de six pack que harían babear a toda la población femenina y según mi imaginación una buena proporción de polla para saborear.

Juliette: Querías follarme.

Repito queriendo que lo vuelva a decir para saber si escuché bien.

Puede ser una posibilidad haber escuchado mal.

Dominique: No —niega rotundamente, lo sabía, escuché todo mal— quiero follarte.

Mi mandíbula cae casi hasta el suelo si es posible.

Juliette: Cosita.

No sé qué decir.

¿Se supone que debo decir algo más elaborado o más tranquilo? ¿Debería decirle que yo también quiero follarlo? ¿O que quiero que me folle en grupo?

Ay mi dios.

Dominique: Cálmate, no te follarte aquí y ahora pequeña, puedes respirar, quiero tomarme el tiempo.

¿En qué momento se volvió tan… tan… ¿Coqueto? ¿Intenso? ¿Confiado?

No lo sé.

¿Cuando del hogar de acogida a aquí obtuvo esa convicción de tomar lo que quiere?

Cualquier cosa que podría decir y toda la tensión que se respiraba en el aire se corta cuando mi mejor amigo entra rezumando confianza por la puerta de la cafetería, añadiendo obviamente una nueva tensión al ambiente y no solo entre él y yo por la forma tan cobarde en la que me negué a hablar de lo que fuera con él hoy temprano antes de ir al hogar de acogida sino porque parece ver el nuevo conocimiento que compartimos mi cosita y yo, parece que Dom también ve la nueva conexión entre mi princesito y yo y ambos están absortos mirandose con celos, luchando una pelea de posesión por algo.

Por mí.

Juliette: Dios siéntense tenemos que hablar y está vez en serio.

Pongo mi rostro entre mis manos, porque de aquí y ahora va a salir todo, toda la verdad que escondí, la verdad que descubrí y las que quiero descubrir, lo que pasara cuando yo regale todo puede ser muy bueno o muy malo y espero sea la primera.

Dominique: Te escucho pequeña.

Estira su brazo por encima de la mesa y pasa su pulgar por mi labio inferior sorprendiendome, nunca antes había hecho eso, pero claro que sé que lo hace ahora por los celos que le está causando a mi mejor amigo, en cambio él va más allá y se inclina para darme un beso corto en los labios y sentarse a mi lado con un brazo sobre el respaldo de la silla en la que estoy sentada.

Juliette: Uhm, yo…

Dios esperó que nadie me escuche hablar de mis oscuras fantasías.

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