𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 2

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Lauren...

New York college, universidad. 21 de octubre del 2020. 11:15 AM.

Once de la mañana y aún no ha enviado nada.

¿Me preocupa? Un poco la verdad, no por el hecho de algo malo, es más bien ansiedad, estoy ansiosa por saber que dirá o hará. Toda la mañana no presté atención en clase, solo releí los mensajes que nos mandamos anoche, uno por uno, desde el nuevo teléfono hasta los que envió de primero en el mío.

Nada sacaba de mi mente el hecho de que anoche hice un pacto con un monstruo que se esconde detrás de un teléfono y mensajes de texto.

—te vez pensativa—llamo mi atención Jenna.

—¿a si?—cuestione sin tanta importancia.

Mi cabeza descansaba sobre los muslos de Jenna mientras mis ojos no dejaban de ver el cielo gris, un gris profundo y melancólico que me trajo a estar recostada sobre Jenna en el jardín de la universidad mientras esperábamos otra clase.

—Lauren Atenea Grey, préstame atención—alego.

Fruncí mi ceño ante sus palabras que llamaron mi atención, me estaba llamando por mi nombre completo y odiaba eso, no me gustaba mi segundo nombre y mucho menos que saliera de los labios de alguien.

—auch—se quejo al darle yo un pequeño golpe en su hombro.—oye estás muy distraída ¿Que tienes?—indago.—y violenta—dijo acariciando su hombro.

Ella me conoce bien, desde los ocho tenemos una relación amistosa, un lazo de hermanas que se creó con el tiempo, pues de la misma sangre no éramos, pero nuestros corazones si latían de la misma intensidad.

Ahora...¿Como carajos le explicó que me enamoré de un hombre misterioso que me habla por medio de mensajes?

—nada, solo estoy cansada, tengo examen y estudie toda la noche.—menti.

—¿Segura..?—interrogo frunciendo su ceño.

—si. Aparte ayer hubo mas café de lo normal que repartir...así que eso también—resople.

Realmente estaba pensativa por otro tema, estaba cansada pues anoche no logré conciliar para nada el sueño. Di miles de vueltas sobre la cama, cambie miles de veces de posición pero tampoco funcionó. ¿Por qué? No lo sé...bueno tal vez si pero no deseo admitirlo. Admitir que el me está matando con su nula presencia, invisible presencia, una presencia con la cual me estoy obsesionando día a día.

—si, mamá se queja que ahora no le queda mucho tiempo y que una gran parte de ella ahora se dedica a hornear pastel de frutas—confeso Jenna.

La madre de Jenna era dueña de la cafetería donde trabajo, la cafetería que provocó todo esto, la cafetería que me permitió conocer a Rojo. Yo trabajo ahí haciendo y entregando café por los edificios cercanos, edificios empresariales de grandes CEO's de Nueva York y el mundo, como dos de ellos; Jamie Ackerman y Sebastián Hawke. Dueños y socios de casi todos los hoteles de cinco estrellas en diversos países. Hoteles donde gente importante se hospeda un fin de semana, días o semanas. Gente tan importante como famosos, empresarios, multimillonarios y familias de grandes apellidos.

—mierda...si el pastel de frutos rojos que como todos los días no me mata, lo hará el repartir café—me queje pasando mis dos manos sobre mi rostro.

Jenna río ante mi comentario. Ahora las semanas en canela y chocolate cafeteria eran agotadoras, cansadas de tanto caminar por un simple café, un café que ha hecho que seamos bien reconocidos en la ciudad.

𝐻𝐴𝑊𝐾𝐸...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora