Sebastián...
Dos años atrás...
Sus labios son de un carmesí perfecto, redondos y jugosos como las fresas, su cabello en un esplendor único, aquel castaño dorado que brillaba junto a la luz del sol que entraba por medio del ventanal de la oficina. El olor a fresas y toronja...tal vez vainilla y lavanda. No lo sé, es raro, su aroma es confuso para mí.
No es dulce como el algodón de azúcar, pero tampoco amargo como el café...es perfecto, un balance perfecto como ella y su sonrisa tímida.
Su sonrisa timida y nerviosa que llena este lugar con incertidumbre, sus dedos jugando contra el cartón que sostiene los vasos de café, y aquella caja que trae algo extra para regalar.
Su cuerpo es perfecto, tan perfecto que pareciera encajar en el mío, podría tenerla debajo mío gritando mi nombre mientras acarició cada centímetro de su pálida piel y suave, cada mechón de cabello acariciado por mí y mis duras palmas.
Ella, ella no es como la ridícula de Emma, no es así, ella es diferente, única. Aquella que al entrar a una habitación llama la atención de todos hasta que voltean a verla, llenando cada centímetro de la habitación junto a su esplendor, pareciendo un ángel del cielo a la salvación de este mundo.
—-M-mucho gusto, señor Barnes.
Titubeo con un saludo nervioso, su mano se extendió hacía mí, algo temblorosa y afanada a mí cortesía.
Sacándome de mi trance, extendí la mano, aclarando mí garganta después de casi haberla devorado con la mirada...y quien sabe algo más.
—Mucho gusto...
—Lauren...Lauren Atenea Grey.
Me interrumpió en un acto fascinante por su osadía, avergonzada de haberme dado todo su nombre en un acto nervioso, junto a aquel ligero rubor entre una mueca incomoda.
Un libido suspiro salió de mi, bajando la mirada para reír entre dientes y negar con la cabeza.
—Es un nombre muy hermoso. Atenea, como la diosa de la guerra.—dije, y ella alegremente y sorprendida sonrió.
—Conoce de historia del arte.—bacilo en un destello de emoción.
—Es cultura general, además es un tema llamativo.—expliqué sin mucho interés.
—¿Cómo Afrodita?—cuestionó aún con aquella sonrisa de oreja a oreja.
¿Toque un punto clave? Al penas empezamos y ella sonríe conmigo.
Es sólo café y un par de postres más. ¿Qué tiene esto de especial? ¿Ella, yo, su nombre o lo que a mi corazón y polla remueven y sienten ahora?
—Toda una belleza exótica...
Mencioné con sarcasmo, poniéndome de pie de mis asiento hasta dar un par de pasos para estar cerca de ella. Su mirada se iluminó al verme, no parecía asustada, sólo impresionada por mí.
Aún seguía ese toque tímido, junto aquel contraste orgulloso para no caer ante mí. Es una niña, una pequeña y frágil muñeca...mi muñeca de ahora en adelante.
—Como tu...Lauren.—articule con una sonrisa seductora.
Mí mano tomando la suya, para envolverla en mi calor, y elevarla hasta mis labios, y dejar un beso húmedo y caliente, mientras mis ojos no abandonaban los suyos, y una suave y coqueta sonrisa.
_____________________________________
Sebastián...
Bucarest Rumanía. 12 de septiembre del 2020. 10:10 AM.
ESTÁS LEYENDO
𝐻𝐴𝑊𝐾𝐸...
RandomLauren Grey se encarga en entregar el café por las zonas aledañas de Nueva York, en especial en un lugar, Hawke company's. Lugar donde ella se volverá la obsesión de aquel de quién menos pensó.