Diecisiete años atrás.
-¡Déjenme entrar¡
Desde las afueras de la mansión Hawke se podía escuchar aquel grito desgarrador. Un niño de trece años contra dos hombres de la seguridad de Nicholas Hawke, que aquel niño gritaba para poder hablar con su padre, esa tarde lluviosa de un 28 de agosto del 2003.
—mierda niño, no puedes entrar—se quejó Anibal quien era el hombre de confianza en la seguridad de Nicholas.
—¡No! Necesito hablar con el—grito con frustración y sus ojos llenos de lágrimas.
Aquel niño era pequeño, delgado y delicado, parecía frágil ante la vista de muchos, incluso era tímido, pero aquella timidez había desaparecido desde hace varios días. Aníbal tomo al niño entre brazos, cargandolo sobre sus hombros como un costal o un simple objeto mientras maldecia por que aquel niño no dejaba de gritar.
—¡Papá! ¡papá! ¡papá!—gritaba para llamar la atención desde afuera y que alguien al fin notará su presencia.
Con lágrimas en sus ojos y aquellas mejillas rojas, y su poca fuerza seguía gritando y moviéndose de un lado al otro para que aquel hombre lo soltara y dejará seguir con su plan.
—¿Pero cual es este escándalo?—salio quejándose Nicholas Hawke, un hombre de sesenta y cinco años, pero quien aún se conservaba bien a su edad.
—señor Hawke, encontramos a este niño urgando en el jardín—se quejó Anibal quien aún sostenía al pelinegro en brazos.
—¿P-ero...?
Dijo Nicholas confundido al ver a aquel niño de ojos azulez, tes blanca y cabello negro, viniendole el recuerdo de alguien a quien amaba en particularidad.
—bajenlo—ordenó con seriedad.
—pero señor...
—di una orden, así que bajenlo—grito con seriedad mientras aquellos hombres dejaron caer al niño sobre el piso.
Nicholas lo observo, su cuerpo delgado, su forma tímida de ser y la manera tan fina de su rostro. Como su mirada era triste y como algo dentro de el estaba roto.
—ven aquí hijo—ordenó con dos dedos mientras aquel niño caminaba con timidez.
—h-hola—saludo con labios temblorosos. Nicholas sonrió ante su acción, pues aún en esta situación, había conocido lacras que no eran nisiquiera una parte de educados como el.
—¿Qué haces aquí, niño?—indago mientras se ponía en cuclillas y así estar a la altura de el—no te haré nada, tranquilo—aseguró al ver que no había respuesta de su parte.
—e-estoy buscando a mi padre—dijo con vergüenza.
—¿A tu padre?—vacilo para si mismo—si viniste acá es por que trabaja conmigo. ¿Cómo se llama tu padre?
—Sebastián Hawke—aseguró con naturalidad.
Nicholas al escuchar el nombre de su hijo abrió sus ojos como platos, sorprendido e indignado. ¿un niño no podía mentir de esa manera? Era casualidad que este niño frente a el fuera igual a Sebastián, ¿No?
—¿Y cuál es tu nombre?—indago, tratando saliva con amargura.
—Sebastián, mi madre me llamo al igual que mi padre—contesto con una sonrisita orgullosa.
—¿Y quién es tu madre Sebastián?
—Jessica Stan—murmuró con pena, bajando su mirada azulada.
Nicholas soltó un suspiro al oír quien era la madre de Sebastián. Quien fue sirvienta de ellos hace años atrás. A quien conoció cuando era una adolescente, al igual que su único hijo Sebastián, quien hace una semana salio del país sin dar razón del por qué. Solamente anunciandolo un día antes de tomar a su esposa y tres hijos y huir.
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𝐻𝐴𝑊𝐾𝐸...
Ngẫu nhiênLauren Grey se encarga en entregar el café por las zonas aledañas de Nueva York, en especial en un lugar, Hawke company's. Lugar donde ella se volverá la obsesión de aquel de quién menos pensó.