Amigos y Rivales

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Capítulo 4:

Me desperté de golpe, agitada y con un ligero sudor en la frente. Miré el reloj en la mesita de noche y vi que apenas habían pasado las 3:00 a.m. Ya estaba cansada de este sueño recurrente que me atormentaba noche tras noche. En él, me encontraba corriendo por la calle, como si escapara de algo o alguien, y de repente, un auto aparecía de la nada, haciendo que me despertara justo antes del impacto. Es como el típico sueño en el que sientes que te caes al vacío, pero en mi caso, involucra un auto.

Me volví con cuidado en la cama para mirar a Joe, quien seguía durmiendo plácidamente. Decidí que era hora de levantarme. Aparté las sábanas con suavidad y me incorporé, sintiendo la frescura del suelo bajo mis pies. Caminé silenciosamente hasta llegar a la cocina y abrí la heladera en busca de la leche. Siempre que no podía dormir o tenía pesadillas, tomaba un vaso de leche tibia. Parecía que, como por arte de magia, esta simple bebida me ayudaba a conciliar el sueño.

Desperté adormilada, todavía envuelta en el recuerdo de ese extraño sueño. Me arrastré de la cama y me dirigí al baño para cepillarme los dientes, luego tomé una ducha y me vestí con un peto de jean de color claro y unas zapatillas Toppers blancas. Dejé mi cabello suelto y le añadí una vincha morada para mantenerlo alejado de mi rostro.

Cuando me encaminé hacia el comedor, escuché gritos que provenían de la habitación de Matías. Estaba teniendo una conversación telefónica bastante intensa. A juzgar por lo que oí, parecía estar discutiendo con alguien, posiblemente una chica, aunque dudaba que Maty fuera violento, especialmente con una mujer. Después de colgar el teléfono, continué mi camino, sintiéndome confundida por lo que acababa de escuchar. ¿Con quién estaría hablando? ¿Algún amigo? ¿De quién estarían hablando? Esperaba sinceramente que no fuera nada grave. A pesar de la distancia que se había creado entre Matías y yo, aún me preocupaba por él y lo apreciaba.

La relación con Joe estaba cada vez más tirante, y a menudo me daban ganas de mandarlo a su casa. No puedo creer que esté a punto de decir esto, pero Joe realmente me saca de quicio. Por otro lado, Kevin y Nick parecían llevarse mejor conmigo. Kevin era tan amable, siempre tan dulce, todo lo contrario a Joe, que me evitaba de una manera realmente desagradable. Nick, por su parte, tenía un gran sentido del humor. A veces sus caras tontas me hacían reír, y aunque parecía serio por fuera, en realidad era bastante simpático.

Le conté a Matías lo que Guillermo me había dicho, y él se enfadó porque confié en Guille en lugar de en él. Ahora Maty me trataba mal y me insultaba, llamándome estúpida o inmadura. No entendía por qué se comportaba así. Tal vez seguía enojado conmigo, y me sentí tonta por no haber confiado en Maty en primer lugar. Nunca antes me había dicho cosas así, y además, él no solía ser grosero con las mujeres. Por el momento, decidí ignorarlo.

Hoy, mientras jugábamos al "verdad o reto" con las chicas, Lucía volvió a fastidiarme como lo hacía hace tiempo. Me enojé, pero como siempre, no sabía qué responder. No me gustaba meterme en problemas, y a su lado, me sentía diminuta. Lo peor de todo es que Joe estaba presente. No sé por qué me daba tanta vergüenza, pero habría deseado tener el valor de defenderme. Sin embargo, como de costumbre, elegí huir en lugar de enfrentar la situación.

Más tarde, entraron a la sala, y vi a los Jonas tratando de elegir una película, obviamente en su idioma.

- Oye Lola, ¿quieres ver la película con nosotros? -preguntó Nick en tono amigable.

¡Sí! -exclamé sonriendo y salté al sofá de un salto. Este movimiento hizo que el jugo que Joe estaba tomando se derramara un poco, mojando su remera. Cuando clavó sus ojos en mí, por alguna razón, sentí como si quisiera asesinarme.

Open Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora