Cosquilleo en el corazón

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Capítulo 1:

Soy una chica normal, con mis imperfecciones y sueños, como cualquier adolescente en el mundo. Tenía 14 años «o eso creí» cuando decidí mudarme con mis hermanos y amigos.

¿Por qué vivía con mis hermanos en lugar de mis padres? Extrañaba mucho a mis hermanos y quería verlos más a menudo. También me sentía incómoda en casa con mi madre, como si no encajara. Casi nunca parecía notarme, y cuando me mudé con mis hermanos, ella ni siquiera intentó visitarme o preocuparse por mí. Aunque deseaba su atención, la única forma de conseguirla era metiéndome en problemas, y en eso soy experta. Así que me fui, esperando que así me notara, pero sigo siendo invisible, nadie me presta atención, como si no existiera en ninguna parte.

Tengo dos amigos, pero uno de ellos se fue a otro país, muy lejos de mí. Solo me queda Fernanda, mi mejor amiga desde la infancia, la única persona que me ve. Para el resto, soy invisible. Siempre he sentido que me falta algo, como si hubiera un vacío en mi interior, como si a mi alma le faltara una parte...

—¿Qué estás haciendo? —me interrumpió.

Me saqué un auricular y observé al chico de ojos avellana y rizos sentado a mi lado. Siempre soñé con conocerlo, pero jamás imaginé que la vida nos cruzaría en el mismo camino.

—Estoy escribiendo —contesté, como si fuera algo obvio, mientras trataba de concentrarme y evitaba mover el cuaderno al escribir.

¿Una canción, acaso? —Señaló y me arrancó el cuaderno de las manos.

—¡Dame eso! Este es mi diario, idiota —le reproché, gritando y tratando de alcanzarlo.

Aquí lo tienes. Continúa escribiendo tus fantasías de niña —me dijo mientras rodaba los ojos y me devolvía el cuaderno.

—No son tonterías, y te detesto —añadí, mirándolo enojada.

El sentimiento es mutuo —contestó con honestidad, mirándome de reojo. Pero al mismo tiempo, me guiñó un ojo y logró sacarme una sonrisa.

Esa persona que acababa de hablar es la que más adoro en este planeta, además de mis amigos. Él apareció en mi vida, y todo comenzó a tomar otro sentido. Cambió mi vida completamente. Pasé de siempre vivir encerrada en mi habitación, con temor de mostrar lo que soy, a abrirme al mundo. Ese chico de cabello rizado, sentado a mi lado, se cruzó en mi camino para llenarlo de luz y color.

Olvidé decir mi nombre, soy Lola, y tengo dos amigos llamados Fernanda y Sebastián, pero, él se fue, y perdimos contacto, aunque me duela.

Fernanda, que tiene 12 años, es la mejor amiga del universo, siempre estamos juntas, tenemos una amistad muy fuerte e irrompible. Siempre hacemos cosas locas juntas, y las dos amamos a los Jonas Brothers con locura. Nos conocemos desde el jardín, o eso me cuentan, pero no recuerdo mucho de cuando era más pequeña. Mi mamá dice que es normal porque era muy chiquita entonces.

Mejor vamos a donde comenzó todo, en el verano de 2008, el año en el que mi vida cambiaría para siempre.

Febrero de 2008.

Estaba en mi habitación, escuchando música suave y escribiendo en mi cuaderno de canciones, esas que nadie ha visto nunca. Me preguntaba si algún día tendría la oportunidad de cantarlas en un escenario sin quedarme paralizada. De repente, escuché un golpe en la puerta y me volví para encontrarme con Matías. Matías es amigo de mi hermano Federico y fue mi compañero durante mis primeros días aquí en Buenos Aires. Antes vivía en San Carlos de Bariloche, una ciudad en la región de la Patagonia, así que todo era completamente nuevo para mí: nuevo colegio, nueva casa, y así sucesivamente. Matías fue el que estuvo ahí cuando no conocíamos a nadie en el vecindario.

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