Capítulo 57

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Osvaldo le había hablado a su amigo para vernos en su casa, yo estaba muerta de miedo por su respuesta, ¿cómo le decía que esperara? Sabía lo duro que era que alguien cercano se muriera, pero ¿quién era yo para pedirle algo así? ¿Y si pensaba que no quería hacer nada? Si quería que mi padre pagara por su crimen, pero no podía ver tan pronto devastada mi familia, sí, tal vez estaba siendo muy egoísta al pedirle eso, ¿pero que más podía hacer? No era lo suficiente fuerte como para enfrentar esa situación.

-Deja de moverte así -dijo Osvaldo-, me pones nervioso.

-No puedo evitarlo- dije.

Su amigo apareció ante nosotros con una camisa manga corta color naranja sin cuello pegada, que hacía ver bien su cuerpo, unos pantalones mezclilla y una toalla sobre su cuello. Su cabello se veía aún mojado y olía a colonia.

-Qué diferente es uno cuando se baña -dijo Osvaldo-, hasta guapo te ves.

Su amigo rodó los ojos. Volteó a verme. Sonrió.

-Max -dijo dándome la mano-, olvidé presentarme.

Le di la mano.

-¿De qué querías hablar conmigo?

Osvaldo revisó su celular, sonrió, se levantó.

-Los dejo solos- dijo Osvaldo.

Se fue. Entró a una de las habitaciones de la casa de Max.

Max se sentó en otro sillón enfrente de mí.

-¿No vas a decir nada?- Preguntó sonriendo.

-Lo siento, estoy algo nerviosa.

-Tú tranquila, no te haré nada, lo prometo.

-Es... Sobre tu madre y mi padre.

Max se puso derecho y dejó de sonreír.

-Quería pedirte un tiempo, quiero terminar la escuela, no creas que es porque pienso que esté bien, claro que sé que estuvo mal y que debo de hacer algo, pero a penas me reconcilié con mis padres y no sé cómo decirle a mi madre.

-Agradezco que quieras ayudarme y entiendo tu postura, nunca pensé mal de ti, sé que eres una persona muy valiosa, de eso no tengo duda, te daré el tiempo, pero... ¿Qué harás por mí?

Tocó sus labios y sonrió. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Empezó a reír.

-Es broma, ¿sabes lo que me haría Osvaldo y mi tío si te hiciera algo?

-¿Tú tío qué tiene que ver?

Frunció el ceño.

-Como te conté, mis abuelos se hicieron cargo de mí, ellos adoptaron un hijo para que me hiciera compañía y pudiéramos cuidarnos entre nosotros... A mi tío le gusta Osvaldo.

-¿Y dónde está tu tío?

-Me había dicho que iba a comprar algo para hacer comida, no sé si regresó, pero en fin...
-Me extendió la mano-, tenemos un trato linda.

Nos dimos la mano. Estaba tan relajada de que mi plan hubiera salido tan bien.

Max prendió la televisión y puso una película.

-Ya, no estés tensa. Mejor veamos algo en lo que nos hacen de comer.

Asentí. Max se acostó en el sillón viendo hacia la televisión. Me levanté y me senté en el sillón solo que daba frente a la televisión.

∆∆∆

Max me mandó al cuarto de su tío a hablarle porque iban a salir. Toqué la puerta, pero no respondió, entré.

Vi a su tío y Osvaldo besándose. Me puse roja. Cerré la puerta lentamente, pero Osvaldo me vió y se separó.

Me quedé parada frente a la puerta. Osvaldo abrió la puerta segundos después.

-¿Qué pasa cariño?- Preguntó Osvaldo abrazándome.

No podía decir nada. El tío de Max salió con la camisa desabrochada, era a lo mucho uno o dos años mayor que Osvaldo, pero estaba en forma. Le señalé su camisa y se la abrochó.
Osvaldo me tapó los ojos.

-Eres muy pequeña para eso.

-Max dijo que iban a salir- dije viendo al tío de Max.

Osvaldo me destapó los ojos.

-Santiago -dijo el tío sonriendo-, olvidé presentarme.

Sonreí. Osvaldo me tomó de la mano y se despidió con la mano. Caminamos hasta la puerta.

-Adiós Max -dijo Osvaldo-, adiós Santi.

>>Ahora sí adiós, pero hace rato por poco lo violas.<<

Osvaldo y yo salimos. Íbamos a ir a casa de su hermano y de ahí a mi trabajo.

No lo digas (Adaptación Rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora