Capítulo 21

276 16 7
                                    

Después regresar del viaje había quedado con Millaray en decirle a mis padres que estábamos saliendo.

Realmente estaba nerviosa. Pensaba hablar primero con mi madre.

Mi madre estaba sentada en mi cama esperando que le dijera algo, pero estaba realmente nerviosa, esperaba que me entendiera, porque por la influencia de mi padre no sabía lo que me iba a decir.

Sonrió.

-Tranquila cariño, ¿de qué querías hablar?

-Bueno... ¿Recuerdas a Millaray? Pues, estamos saliendo.

Mi padre abrió de golpe la puerta.

-¡Cómo que mi hija está saliendo con una mujer? ¡Nosotros no te criamos así! Me has decepcionado. Seguro esa chica te llevó por el mal camino. ¡Este es un hogar de Dios! ¡No aceptamos pecadores! ¡Por tus pecados irás al infierno! ¡Largo de esta casa!

Empecé a llorar. Mi padre era muy religioso, pero jamás creí que podría tratarme así siendo su hija.

-Lo que Abril hizo no está bien para la iglesia -dijo mi madre-, ¿Pero no crees que no deberías tratarla así? Es tu hija, tu única hija, por favor piénsalo.

-Dios no creó a la mujer para estar con otra, la creó para estar con el hombre y tener descendencia. No me contradigas. Ya te dije que esta es la casa de Dios, así que, Abril empaca tus cosas, te vas de esta casa.




∆∆∆





Empacaba mis cosas mientras no dejaba de llorar. Mis padres habían salido. Tomé mi teléfono y le hablé a Millaray.

Por favor contesta.

Al tercer tono contestó.

-Hola Ari -dijo Millaray alegremente-, ¿cómo te va con tus padres?

Sollocé.

-¿Qué pasa cariño?

-Mi padre me corrió de la casa.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Oyó lo de nosotras.

-¡No puede ser! ¡Eres su única hija! ¿Su religión es más valioso que su propia hija? ¡No puedo creerlo!

Seguí llorando en silencio.

-Abril, vendrás a vivir conmigo.

-No quiero ser una molestia.

-No lo eres. Empaca tus cosas, me avisas cuando termines para ir por ti.

-Te quiero, gracias.

-También te quiero. Tranquila, todo va a estar mejor, seguro tu padre se arrepentirá después.






∆∆∆





Había terminado de empacar y mis padres habían llegado. Mi padre me ayudó a sacar mis maletas (incluso llamó a una mudanza porque dijo que no quería tener nada mío).

-Me voy adentro- dijo mi padre.

-Me voy a despedir de Abril- dijo mi madre.

-No te tardes.

Cuando mi padre se fue mi madre me abrazó.

-Tu padre no debería hacerte esto. Eres nuestra única hija.

-Ya sabes, su religión...

-Aun así no tiene derecho a tratarte de esa forma... Mi pequeña Abi... No me importa lo que diga tu padre, yo quiero que me llames, dime, ¿tienes alguien con quien quedarte o quieres que le hable a una de mis amigas?

-Me quedaré con Millaray.

Dejó de abrazarme. Sonrió.

-¿De verdad la quieres hija?

-Si.

-Pues les deseo lo mejor... Por favor no olvides llamarme, a mí no me importa lo que diga la iglesia, tú sigues siendo mi hija.

-Gracias mamá.

-¿Y en dónde verás a Millaray?

-En el parque.

-¿Quieres que te ayude con tus maletas?

-Si, gracias.

No lo digas (Adaptación Rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora