Capítulo 6

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El sol se cuela por entre las rendijas de mis cortinas, anunciando el comienzo de un nuevo día. Me estiro perezosamente, tratando de deshacerme de los últimos vestigios del sueño, y finalmente me levanto con renovada energía. Después de un desayuno rápido, me doy un baño y me preparo para enfrentar las actividades que me esperan, hoy me quiero vestir con algo sencillo pero lindo además que me abrigue del frío, luego de estar un rato pensando que ponerme me decanto por una camisa negra de mangas largas, un jean y mis botas negras que tanto amo.

Una vez lista salgo de mi casa con rumbo a la universidad

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Una vez lista salgo de mi casa con rumbo a la universidad. Mientras camino hacia la universidad, mi mente está ocupada con el recuerdo de los ojos oscuros y penetrantes del desconocido que me observó en la calle. Sus ojos me parecieron extrañamente familiares, aunque no logro recordar de dónde los conozco, ha pasado una semana desde eso y aún no logro olvidarme de eso, algo muy en el fondo de mi quiere volver a toparse con esos ojos. Sacudo la cabeza, tratando de despejar mi mente de pensamientos confusos.

Al llegar a la universidad, me encuentro con mis compañeros de clase además de muy buenos amigos. Nos saludamos y caminamos juntos hacia el edificio principal.

-Valeria, ¿qué tal si hoy nos vamos a tomar algo?- pregunta Sofía con entusiasmo. Sofía es el típico estereotipo que se tiene de mujer perfecta, es rubia, ojos verdes, alta y delgada con curvas donde deben ir. Aunque también rompe la estúpida creencia de que las rubias son brutas, Sofía es alguien muy inteligente y es una de las estudiantes que más destaca en clases.

-No puedo chicos, estoy realmente cansada hoy. Solo quiero ir a casa y descansar-, respondo con sinceridad.

-Pero Valeria, vamos, será divertido. Además, hace tanto que no salimos juntos-, insiste Juan. Juan es un moreno alto con su cabello lleno de rulos que dan ganas de enterrar las manos entre ellos sus ojos son un marrón claro y cuando le da el sol suelen brillar dándole una sensación de que sus ojos son mieles. Es un chico realmente guapo y eso lo saben la mayoría del Campus, pues viven enviándole carticas donde se le declaran, cartas las cuales él ignora. Su belleza es impresionante, lástima que no es mi tipo, este pensamiento logro traer de regreso a mi mente el recuerdo, de esos hombres misteriosos, ¿Será que los volveré a ver?, sacudo la cabeza ignorando esos pensamientos y centrándome en la conversación.

Sofía me mira con ojitos de cachorrito. -Por favor, Valeria, solo esta vez. Prometo que será rápido y te divertirás mucho-.

-No sé...- dudo, sintiendo cómo la resistencia empieza a ceder ante la mirada suplicante de Sofía.

-Vamos, Valeria, no puedes decir que no a esa carita-, interviene Juan, uniéndose al intento de persuasión.

Finalmente, después de unos momentos de vacilación, cedo ante la insistencia de mis amigos. -Está bien, iré con ustedes al bar. Pero solo por un rato-.

Las clases transcurren de manera habitual, hasta que llega la hora del almuerzo. Durante el receso, compartimos risas y anécdotas. Mis amigos vuelven a recordarme el plan de la noche.

-No te olvides, Valeria, nos vemos en el bar a las nueve-, dice Juan mientras terminamos el receso.

-Lo sé, lo sé. No se preocupen, ahí estaré-, respondo, un poco más entusiasta de lo que esperaba.

Al finalizar el día en la universidad, me dirijo a mi trabajo. La tarde transcurre ocupada, caminando de un lado para otro, atendiendo mesas y sirviendo cafés. La cafetería está llena a reventar, y me siento agotada, pero satisfecha por el trabajo bien hecho.

Finalmente, llega la hora de mi salida. Me dirijo a casa, deseando un buen baño para relajarme. Al llegar, me doy una ducha larga y reconfortante, permitiendo que el agua caliente alivie la tensión acumulada en mis músculos.

Después de la ducha, decido darme una siesta, pues apenas son las 6 y Sofía me envió un mensaje hace un rato recordándome de que nos encontraríamos a las 9 en el bar por lo tanto tengo hora y media para dormir y luego levantarme a arreglar con 1 hora de tiempo.

Me encuentro sumergida en un sueño donde un par de ojos me observan desde la distancia mientras me encuentro compartiendo un momento íntimo con un hombre de ojos azules, pero de pronto, un sonido a lo lejos me saca de la nebulosa del sueño, al estar más consciente caigo en cuenta de qué es mi alarma, ya debo levantarme para arreglarme.

Decido que como me bañé antes de acostarme no lo haré de nuevo por lo tanto empiezo a maquillarme y ponerme un conjunto de lencería negro que compré hace días y no había estrenado. Elijo un vestido corto, hasta las rodillas, con una abertura en la pierna, escote corazón y tirillas. Me miro en el espejo y sonrío, sintiéndome lista para la noche que me espera.

Con renovada energía, salgo de casa y me dirijo al bar donde me encontraré con mis amigos.

Al llegar, veo que ya están esperándome. Hacemos la fila para ingresar. Mientras estoy en la fila, siento una mirada sobre mí, pero no le doy importancia porque esta noche tengo la intención de divertirme sin preocuparme por lo que pase a mi alrededor.

Después de esperar un rato, ingresamos al bar. Desde que entro, analizo el espacio. El primer piso está abarrotado de gente bailando bajo luces de colores que parpadean al ritmo de la música. La pista de baile está en el centro, rodeada de mesas y sillas donde grupos de amigos charlan y ríen. Al fondo, está la barra, con camareros atareados sirviendo cócteles y bebidas.

El segundo piso es la zona VIP, a la que se accede por una elegante escalera de caracol. Desde allí se tiene una vista perfecta de la pista de baile. El área VIP está decorada con sofás de cuero blanco, mesas de cristal y una iluminación más suave que crea un ambiente exclusivo y relajado. A través de una baranda de cristal, los clientes VIP pueden observar todo lo que ocurre en el piso inferior.

Nos dirigimos a una mesa y el camarero se acerca a tomar nuestro pedido. Después de un rato de charla, decidimos ir a la pista de baile. Mientras me muevo al ritmo de la música, siento varias miradas que me queman la espalda. Decido buscar de dónde provienen esas miradas y, al mirar hacia la zona VIP, encuentro cinco pares de ojos sobre mí.

Dos de esos pares de ojos los reconozco inmediatamente. Uno pertenece al hombre que estuvo hace unos días en mi cafetería, y el otro a los ojos misteriosos que vi hace unos días en la calle. Los otros tres hombres también me resultan vagamente familiares. Claro ya se de donde, son los mismos hombres que vi días atrás en diferentes lugares de la ciudad. Mi corazón late más rápido al reconocerlos, pero decido seguir bailando, intentando ignorar la intensidad de sus miradas.

Continuará...

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Hasta aquí el capítulo, espero les haya gustado.

¡Gracias por leer! ❤

¿Qué creen que pasará en el siguiente capítulo?

Al parecer Valeria ya reconoció de donde conoce a los chicos.

Los 5 capos: Amor y PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora