Capítulo 20

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POV DIEGO

No pude dormir en toda la noche. Mis pensamientos no dejaban de girar en torno al posible peligro que corría Valeria y a todo lo que habíamos hecho el día anterior, especialmente mientras la ayudaba a bañarse. La sensación de su piel bajo mis manos, su vulnerabilidad y confianza en mí, el ver como se deshacía del placer que le estaba dando, todo eso me había dejado una profunda marca y no veía la hora de contárseloa mis hermanos, se iban a alegrar porque esto claramente era un avance, pero también sabia que van a querer golpearme por haberla tocado sin ellos presente. Pero ahora, más que nunca, su seguridad era lo más importante.

Me levanté temprano, decidido a tomar cartas en el asunto. La seguridad de Valeria no podía esperar. Contacté a mis hermanos para que se reunieran en el penthouse. Al llegar, la tensión en el ambiente era palpable. Nos sentamos alrededor de la mesa llena de laptops y documentos. Fernando tomó la palabra.

—Tenemos que actuar rápido —dijo, su voz firme—. Cualquier pista puede ser crucial. Diego, sabemos que tienes contactos que pueden ayudarnos.

Asentí y me puse manos a la obra. Usé mis conexiones en el bajo mundo, personas que debían favores y que tenían acceso a información que nosotros no podíamos conseguir por medios convencionales. Mientras tanto, Eduardo y Carlos revisaban las fotos y mensajes que Valeria había recibido, buscando cualquier detalle que pudiera haberse pasado por alto.

Después de unas horas de búsqueda, Eduardo levantó la cabeza de su pantalla con una expresión de sorpresa.

—¡Aquí hay algo! —dijo, llamando la atención de todos—. En una de las fotos, hay un reflejo en una ventana que muestra una figura borrosa. Puede que no sea mucho, pero es un comienzo.

Nos acercamos para ver la imagen en detalle. Efectivamente, en una de las fotos, el reflejo en una ventana mostraba una figura humana, aunque era difícil distinguir rasgos específicos.

—Esto es un buen punto de partida —dijo Fernando—. Vamos a enviar esta imagen a nuestro contacto en ciberseguridad. Tal vez pueda mejorar la resolución y darnos más información.

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Mientras esperábamos los resultados del análisis de la imagen, me concentré en usar mis contactos en el bajo mundo. Después de unas horas de búsqueda y varias llamadas, recibí una información que nos puso en alerta. Uno de mis contactos había oído rumores sobre alguien que buscaba información sobre Valeria. El nombre que surgió fue el de nuestra madre.

—Esto no puede ser una coincidencia —dije, compartiendo la información con mis hermanos—. Alguien está hablando de Valeria, y mi contacto cree que podría estar relacionado con mamá.

—No tiene sentido —replicó Fernando—. ¿Por qué mamá haría algo así?

—Sabemos que quiere controlarnos —intervino Eduardo—. Y la única manera de hacerlo es separándonos de Valeria. No podemos descartar la posibilidad de que esté involucrada.

Decidimos que debía confrontar a nuestra madre directamente. Fui a su casa, sabiendo que esto no sería fácil. Cuando llegué, su expresión altiva no mostró sorpresa alguna.

—Diego, hijo, ¿qué te trae por aquí? —preguntó, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

—Necesito hablar contigo, mamá. Es sobre Valeria.

Su sonrisa se desvaneció. Me miró con frialdad.

—No sé a qué te refieres.

—Sé que estás detrás de las amenazas —la acusé, sin rodeos—. Sabes que queremos estar con ella, y esto es tu forma de intentar separarnos.

—Eso es ridículo, Diego —respondió con desdén—. No tengo nada que ver con esas amenazas. Aunque, debo decir que no me sorprende que alguien más vea lo inapropiado de esa relación.

La tensión entre nosotros era palpable. La miré, tratando de discernir si mentía. Su negación parecía genuina, pero algo no cuadraba.

—Si descubro que estás detrás de esto, mamá, lo lamentarás —le advertí antes de irme, dejando la conversación en el aire.

Regresé al penthouse, donde mis hermanos me esperaban ansiosos. Les conté lo que había pasado, y aunque no tenía pruebas concretas, todos estábamos más convencidos de la posible implicación de nuestra madre.

—Esto solo significa que tenemos que ser más cuidadosos —dijo Carlos—. No podemos subestimarla.

Mientras tanto, nuestro contacto en ciberseguridad nos había enviado un análisis de la imagen con el reflejo. La figura era más clara ahora, pero aún no identificable. Sin embargo, había una pista: el lugar desde donde se había tomado la foto tenía una ventana con una vista muy específica. Eso nos daba una ubicación para investigar.

—Tenemos que ir allí y ver si encontramos algo —sugirió Eduardo—. No podemos quedarnos esperando a que las amenazas se materialicen.

Decidimos que Eduardo y yo iríamos a investigar el lugar, mientras los demás continuaban con las medidas de seguridad para Valeria. Llegamos al edificio indicado, un lugar discreto en el centro de la ciudad. Fingimos ser interesados en alquilar una oficina y logramos acceder al piso que coincidía con la vista de la foto.

Mientras recorríamos el lugar, mi teléfono vibró. Era un mensaje de nuestro contacto en ciberseguridad. Había identificado el número desde donde se enviaron las amenazas. La información nos dejó helados: el número estaba registrado a nombre de un conocido de Kirill, alguien que habíamos subestimado.

—Esto complica las cosas —dijo Eduardo—. Si Kirill está detrás de esto, significa que las amenazas son más serias de lo que pensábamos.

Regresamos al penthouse con la nueva información. Fernando, Carlos y Alex nos esperaban, ansiosos por saber qué habíamos descubierto.

—El número está vinculado a alguien cercano a Kirill —les expliqué—. Esto confirma que las amenazas son una combinación de intereses personales y familiares.

—Debemos confrontar a Kirill que al parecer no murio como creíamos y a nuestra madre —dijo Fernando, con determinación—. No podemos seguir ignorando esto.

Planificamos una estrategia para abordar ambos problemas. Primero, confrontaríamos a Kiril y su cómplice, asegurándonos de tener pruebas suficientes para detenerlos, pero primero debíamos saber el paradero de esa escoria, aunque eso no es difícil de saber. Luego, nos enfrentaríamos a nuestra madre, dejando claro que no permitiríamos que nos separara de Valeria.

La reunión finalizó con una promesa de protección. Valeria, quien llego hace unas horas en compañía de los guardas, visiblemente preocupada pero agradecida, reafirmó su compromiso con nosotros.

—Gracias a todos por protegerme. No sé qué haría sin ustedes.

Nos preparamos para lo que venía, sabiendo que la batalla sería difícil. Pero estábamos decididos a enfrentar cualquier desafío juntos, y con esa determinación, nos dispusimos a proteger lo que más importaba: nuestra familia y el amor que nos unía.

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Hasta aquí el capítulo, espero les haya gustado.

Disculpen el que haya estado perdida, los deberes me tenían ocupado, pero ya me voy a poner al día con la historia.

¡Gracias por leer! ❤

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⏰ Última actualización: Jun 13 ⏰

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