POV VALERIA
Me encuentro sentada con los hermanos en la mesa del comedor. El silencio entre nosotros no es incómodo, es más bien una pausa de contemplación, una oportunidad para asimilar el momento. Cada uno de ellos me mira con una mezcla de curiosidad y expectativa, lo cual me hace sentir que he tomado la decisión correcta al invitarlos.
—La cena está deliciosa, Valeria —dice Carlos, rompiendo finalmente el silencio. Su voz es suave y llena de sinceridad.
Mientras cada uno de los hermanos me llamaba de una manera diferente, sentí una calidez en mi pecho. "Princesa", "Ángel", "Muñeca", "Hermosa", "Reina". Era evidente que estaban haciendo un esfuerzo por comunicarse conmigo de una manera especial y personal. Me conmovió darme cuenta de que realmente querían ganarse un lugar en mi vida.
Terminamos de comer y supe que ya no podía dilatar más lo que seguía. Todos nos levantamos y comenzamos a recoger la mesa. Nos dividimos los quehaceres de forma natural: ellos decidieron lavar los platos mientras yo los organizaba en su lugar. A pesar de la ligera tensión en el aire, trabajamos juntos sin problemas.
Cuando terminamos de arreglar la cocina, tomé el vino que compré junto con seis copas y nos dirigimos a la sala. Mientras servía, el ambiente pasó de relajado a uno más tenso, como si todos estuviéramos anticipando la conversación que inevitablemente se avecinaba.
—Bueno… —comenzó Fernando, siendo el primero en romper el silencio—. Creo que es momento de hablar. Valeria, queremos que sepas que no queremos alejarte de nosotros. Estamos buscando la manera de dejar atrás lo malo de nuestras vidas solo por tenerte a ti.
Sus palabras resonaron en la sala, llenando el espacio con una mezcla de esperanza y nerviosismo. Su voz temblaba ligeramente, evidenciando la importancia de lo que estaba diciendo.
—Desde que te vimos por primera vez, sabíamos que te queríamos en nuestras vidas —añadió Carlos, apoyando las palabras de su hermano con una seriedad que me hizo estremecer.
Suspiré y levanté una mano, pidiéndoles que me dejaran hablar.
—Por favor, déjenme hablar —dije, mi voz apenas un susurro, pero firme. Los hermanos se quedaron en silencio, atentos a cada palabra que saldría de mi boca—. Los cité esta noche porque definitivamente necesito hablar sobre esto. No sé por dónde empezar… —Suspiro— No quiero que dejen su vida de lado por mí. Ustedes crecieron con ese mundo y sé que es parte de quiénes son. Estoy tratando de hacer el esfuerzo de entenderlos, porque tampoco quiero alejarme de ustedes.
Mis palabras fluyeron con dificultad, cada una cargada de la confusión y el conflicto interno que había estado sintiendo.
—Ya eso lo acepte, eso es parte de ustedes y no pienso ni quiero cambiarlos, aquí el verdadero problema en este momento es que no entiendo cómo es posible que me sienta atraída por cinco hombres a la vez. Además, ustedes son hermanos. No quiero ser la culpable de separar una hermandad.
Hubo un momento de silencio mientras mis palabras se asentaban en el aire. Los hermanos me miraban con una mezcla de comprensión y preocupación.
—Valeria, no tienes que preocuparte por eso —dijo Diego, rompiendo el silencio—. Nuestra hermandad es fuerte, y nada de esto cambiará eso. Lo que sentimos por ti es algo que hemos hablado entre nosotros, y estamos dispuestos a encontrar una manera de que esto funcione, sin importar lo complicado que pueda parecer.
—Estamos en esto juntos —agregó Eduardo, con una mirada decidida—. No queremos que sientas que tienes que elegir entre nosotros. Queremos que sepas que estamos aquí para apoyarte y que encontraremos una manera de que esto funcione, si tú también lo deseas.
Me quedé en silencio, asimilando sus palabras. La determinación en sus rostros me hizo sentir una mezcla de alivio y esperanza. No tenía todas las respuestas, pero en ese momento, sentí que quizá, solo quizá, podríamos encontrar una forma de que esto funcionara.
-Gracias por ser tan comprensivos -dije finalmente, sintiendo un peso enorme
levantarse de mis hombros. —No sé cómo será el futuro, pero estoy dispuesta a intentarlo si ustedes también lo están—Al escuchar mis palabras, los hermanos se emocionaron visiblemente. Sin previo aviso, cada uno de ellos se lanzó hacia mí,
llenándome de besos. Sentí la calidez de sus labios en mi piel y la intensidad de sus emociones. Cada beso transmitía una mezcla de gratitud, esperanza y deseo. Era como si me estuvieran comunicando todo lo que no podían decir con palabras.-Gracias, Valeria –dijo Carlos, su voz quebrada por la emoción, mientras sus labios rozaban mi mejilla.
-No sabes lo que esto significa para nosotros añadió Fernando, besándome con
suavidad.
-Estamos muy agradecidos de que no nos alejes de tu vida -dijo Diego, susurrándome al oído antes de besarme.-Eres increíble, Valeria -murmuró Eduardo, su beso ligero pero lleno de sinceridad.
-Gracias por darnos esta oportunidad agregó Alex, su voz temblando ligeramente mientras sus labios se posaban en los míos.
Me sentí abrumada por la intensidad de sus sentimientos y por la conexión que se estaba forjando entre nosotros. En ese momento, supe que, aunque el camino por delante sería complicado, estaba rodeada de personas dispuestas a darlo todo por estar juntos.
Después de un rato, nos separamos lentamente, cada uno de nosotros asimilando el impacto de aquel momento. La tensión que había sentido antes se transformó en una especie de alivio y complicidad, una promesa de que, pase lo que pase, enfrentaríamos lo que viniera juntos.
ESTÁS LEYENDO
Los 5 capos: Amor y Poder
RomanceEn las calles de la ciudad, los cinco hermanos Hernández dominan la mafia con puño de hierro. Cada uno es un experto en su campo: ~Alex, el líder astuto; ~Carlos, el estratega implacable; ~Diego, el negociador hábil; ~Eduardo, el ejecutor sin re...