Capítulo 5: ¿Él, otra vez?

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Las manos me sudaban, el corazón me latía a mil por hora. Respiré hondo intentando calmarme, podría ser el gerente de la Galleria o alguien del personal, sí, tenía que ser eso.

Yo:
Hola, todo el viaje fue tranquilo, muchas gracias por su preocupación

Respondí, mucho más tranquila. Casi al momento llegó una respuesta.

Desconocido:
Me alegra mucho, pequeña bola de fuego, no tienes porqué agradecerme ;)

El corazón me dió un vuelco, estaba horrorizada, tenía que estar bromeando. En este punto no sabía si bloquearlo, mandarlo a matar, denunciarlo, responderle los mensajes, ignorarlo, besármelo o cogérmelo. Ok no, eso último no por dios, los nervios ya me estaban matando, hasta cosas incoherentes estaba pensando.

Yo:
¿Que coño? ¿Cómo conseguiste mi número?

Pero lo hice, si le respondí, me intrigaba saber de dónde y cómo había conseguido mi número y necesitaba respuestas.

Él:
No te preocupes por eso ;)

Yo:
Eso no responde mi pregunta

Él:
Bonita noche ;) debes estar agotada por el viaje

Y ahí estaba, evadiendo mis preguntas... Señor, iluminalo o elimínalo, preferiblemente lo último. En el momento que mi celular volvió a vibrar, desvíe mi atención al nuevo mensaje que aparecía en pantalla..

Él:
Por cierto, el labial rojo combina con tu cabello ;)

Fruncí el ceño molesta, todos los hombres eran así de imbéciles o solo los llamados Asher Moretti. Yo normalmente suelo tener mucha paciencia para aguantar las idioteces de las personas, pero cuando ese hombre apareció en mi vida, dejé de conocer el significado de paciencia.

Lancé el celular a la mesita frente a mí, no pensaba responder más sus mensajes, pensé que al irme de Italia dejaría de molestar pero ya veía que no, ni siquiera podía comprender qué le había echo. Apenas me conocía y ya estaba convirtiendo mi vida en un completo desastre.

Recosté mi cabeza en el sofá, suspiré pesadamente, me sentía frustrada por algo que a los ojos de otra persona podría parecer minúsculo, pero por algún motivo a mí me irritaba.

Con pesadez, me puse de pié y me dirigí nuevamente a la cocina, esta vez agarré un poco de agua, a ver si apagaba la llama interna que crecía dentro de mí, y me gustaría decir que era de esas llamas que suelen gustar pero no, esta era de ira, odio, molestia o sabrá Dios que era, pero algo tenía que ser.

Comencé a respirar profundamente, tenía que calmarme y guardar fuerzas por si algún dia me lo volvía a encontrar enterrarle un fierro en la cabeza.

Me apoyé contra el mostrador, cerrando los ojos y dejándome llevar por el sonido del agua corriendo. No podía permitir que Asher tuviera tanto poder sobre mis emociones.

Decidí distraerme con algo más productivo, así que regresé a la sala y encendí la televisión, buscando alguna serie o película que me ayudara a despejar la mente. Pasé por varios canales sin realmente fijarme en lo que estaba viendo, mis pensamientos siempre volviendo a Asher y su maldita insistencia en hacerme la vida un infierno.

Vínculos Prohibidos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora