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Capítulo 16: Al borde del caos

Asher

Desperté antes de que el sol apareciera por completo. Dormir era un lujo que no podía permitirme en este tipo de vida, no con todo lo que se movía en las sombras y las responsabilidades que colgaban sobre mí como una guillotina. Me levanté de la cama con la misma eficiencia de siempre. No necesitaba pensar mucho en la rutina: ducha fría, afeitado rápido, y un traje oscuro perfectamente ajustado. Mi reflejo en el espejo me devolvía una imagen fría y controlada, justo como debía ser.

Había intentado mantener cierta distancia emocional, especialmente después de lo que había pasado con Scarlett, pero eso era imposible. Desde el momento en que apareció en mi vida, nada fue lo mismo. Estaba demasiado presente en mi cabeza, más de lo que quería admitir. Algo en ella encendía una chispa en mí, una mezcla de frustración y atracción que me mantenía al límite.

Bajé al comedor, donde el desayuno estaba listo. Normalmente, tomaba un café negro y algo ligero, pero hoy, la comida no tenía ningún sabor. Mi mente seguía regresando a la imagen de Scarlett en el taller, la forma en que sus ojos brillaban cuando vio el espacio que le había preparado. ¿Por qué me importaba tanto? No lo entendía. No quería entenderlo.

El teléfono vibró en mi bolsillo, un recordatorio de que, a pesar de lo que fuera que sentía por ella, mi vida seguía adelante. La empresa no se manejaba sola, y yo tenía un millón de problemas que resolver. Salí de la villa y me subí al coche sin mirar atrás.

La empresa estaba tan llena de actividad como siempre. Al cruzar las puertas, sentí el cambio inmediato. Aquí, tenía control. Aquí, no había emociones confusas que me nublaran la mente. Era todo sobre poder y eficiencia. El sonido de los teclados, las voces hablando en susurros apresurados... todo era parte del ritmo que había construido.

Alyss, mi secretaria, estaba esperando junto a mi oficina, como siempre. Rubia, alta, con una sonrisa que sabía exactamente cómo usar para su beneficio. No era la primera vez que notaba su actitud provocativa, pero hoy, después de lo que había pasado con Scarlett, no tenía paciencia para sus juegos.

— Buenos días, Asher —dijo, su tono cargado de insinuación mientras me entregaba algunos documentos—. ¿Dormiste bien?

— No es asunto tuyo, Alyss —respondí sin mirarla, caminando hacia mi despacho.

— Oh, venga, no tienes que ser tan frío —su voz tenía ese tono meloso que sabía que irritaba a cualquiera—. Si necesitas... relajarte, siempre estoy disponible.

Me detuve en seco, sintiendo una oleada de irritación recorriéndome el cuerpo. La imagen de Scarlett, su expresión sorprendida cuando le mostré el taller, me invadió de nuevo. Y ahora estaba aquí, lidiando con Alyss, una distracción que no necesitaba.

— ¿Sabes qué, Alyss? Si no tienes nada útil que hacer, puedes irte a casa. No tengo tiempo para tus... insinuaciones.

Ella se mordió el labio inferior, claramente disfrutando de la tensión, pero también noté un destello de desafío en sus ojos. No era tonta; sabía que estaba jugando con fuego.

— Como desees —respondió, aunque su tono no era sumiso. Hizo una pausa antes de girarse, dejando claro que su "provocación" no había terminado.

Entré en mi oficina, cerrando la puerta de golpe. Me apoyé en el escritorio por un momento, pasando una mano por mi cabello. No necesitaba esto. No hoy. Mi mente ya estaba demasiado cargada.

A los pocos minutos, uno de mis empleados, Lucas, entró con los informes de producción. Era eficiente, pero siempre había tenido una tendencia a discutir por cada detalle. Hoy, no iba a ser la excepción.