Terminé de pintar el último trazo en mi lienzo, mientras escuchaba a mis compañeros debatir animadamente sobre el club que visitaríamos esa noche. Su entusiasmo era contagioso, y no pude evitar sentirme emocionada por la idea de salir y divertirme.
Me senté junto a ellos, mezclándome en la conversación que estaban teniendo sobre los sucesos que nos depararían en la noche.
Después de un día productivo en el taller, nos despedimos y cada uno se dirigió a sus respectivas casas para prepararse para la noche. Sin embargo, Anna decidió quedarse conmigo en mi departamento para alistarse juntas, como verdaderas amigas.
Una vez en casa, nos sumergimos en una vorágine de ropa y maquillaje, intercambiando consejos y risas mientras nos preparábamos para la noche por delante. Anna se colocó su el vestido rojo que habíamos comprado el día anterior, mientras yo opté por el vestido negro que al igual que el de Anna, habia sido comprado el día anterior.
Entre risas y música, el tiempo pasó volando. Pronto estábamos listas y salimos del departamento, listas para enfrentarnos a la noche.
El club estaba lleno de gente, con luces parpadeantes y música atronadora que llenaba el aire. Nos abrimos paso entre la multitud, disfrutando del ambiente animado y la energía contagiosa que impregnaba el lugar.
Nos sumergimos en la pista de baile, moviéndonos al ritmo de la música y dejándonos llevar por la emoción del momento. La noche prometía ser larga y llena de aventuras, y yo estaba lista para disfrutar de cada momento junto a mis amigos.
Entre risas, bailes y conversaciones animadas, la noche avanzaba rápidamente. Me sentía viva y libre, dejando atrás las preocupaciones y los problemas del día a día. Esta era mi noche para disfrutar, y no iba a dejar que nada ni nadie me impidiera hacerlo.
Anne y yo decidimos sentarnos en la barra, agitadas después de tanto bailar, y observamos el bullicio de gente moverse al ritmo de la música. El ambiente estaba cargado de energía, y las luces parpadeantes creaban un espectáculo hipnotizante.
—¿Qué te parece el lugar? —preguntó Anne, levantando la voz para hacerse oír sobre la música.
—Es genial, me encanta la vibra que tiene —respondí, asintiendo con entusiasmo—. Es justo lo que necesitaba para desconectar un poco.
Anne asintió, con una sonrisa radiante en su rostro.
—¡Lo sabía! —exclamó—. Necesitábamos esta noche para olvidarnos de todo y simplemente divertirnos.
Asentí, sintiéndome agradecida por tener a Anna a mi lado. Ella siempre sabía cómo levantarme el ánimo y hacer que me olvidara de mis preocupaciones.
—Gracias por invitarme a venir contigo —le dije, mirándola con cariño—. Realmente lo necesitaba.
—¡Por supuesto! —respondió Anne, dándome un abrazo rápido—. Siempre estaré aquí para ti, Scarlett.
Nos quedamos allí un rato más, observando el frenesí de la pista de baile y compartiendo historias y risas. Era como si el tiempo se detuviera por un momento, y solo existiera la música que nos rodeaba, la risa de las personas a nuestro lado y la emoción que nos brindaba el lugar. No existía un mundo exterior en ese momento, solo éramos las tantas personas que nos encontrábamos en el club y las muchas vibras que compartíamos.
En un momento de despiste, comencé a repasar detalladamente cada persona y cada acción en el lugar, para mí sorpresa entre el bullicio de la multitud, mis ojos se encontraron con los grises de Asher. Un escalofrío recorrió mi espalda, pero me obligué a apartar la mirada y volver mi atención a Anne. ¿Qué hacía aquí?. ¿No sé supone que él debería de estar en Italia?.
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Vínculos Prohibidos ©
RomanceScarlett Knight había nacido para el arte. Desde niña, su mundo se llenaba de colores y formas que solo ella podía ver, una sinfonía visual que transformaba lo cotidiano en extraordinario. Con el tiempo, sus pinceladas se convirtieron en su voz, su...