Capítulo 7: ¿Es todo lo que parece?

16 4 26
                                    

Desperté temprano en la mañana, la luz del sol filtrándose por las cortinas. La expectativa de un mensaje de Asher revoloteaba en mi mente como un molesto mosquito. Me estiré en la cama, sintiendo la mezcla de emoción y nerviosismo en mi estómago. Lo peor de todo es que la loca era yo... porque si iba a ir a donde sea que me dijese Asher que fuera, prefería quedarme con la anécdota que con la culpa de qué demonios hubiese pasado si hubiese ido.

Me levanté y me dirigí al baño, dejando que el agua caliente de la ducha despejara mis pensamientos. Mientras me vestía, no pude evitar revisar mi teléfono varias veces, esperando ver la notificación de un nuevo mensaje. El reloj marcaba las siete de la mañana y aún no había nada.

Preparé un desayuno rápido, más por ocupar mis manos que por hambre. La espera me ponía ansiosa, y la falta de comunicación de Asher solo incrementaba esa sensación. Me serví una taza de café y me senté en el sofá, mi mirada fija en el teléfono.

Finalmente, alrededor de las ocho, la pantalla del móvil se iluminó con un mensaje. Mi corazón dio un vuelco mientras desbloqueaba el teléfono con rapidez.

Él:
Calle del Olmo, número 17. Llega a las nueve. Ve sola.

Solté un suspiro profundo. Ahí estaba, la dirección que había estado esperando. Me mordí el labio, sopesando mis opciones. Cada instinto me decía que ignorara su orden, que no fuera. Pero mi curiosidad y una extraña atracción hacia el enigma que era Asher Moretti me impulsaban a ir.

Tomé mi chaqueta y salí de mi apartamento. La mañana era fresca y clara, y mientras caminaba hacia la dirección que me había enviado, no podía dejar de preguntarme qué esperaba encontrar. Calle del Olmo no estaba muy lejos, y al llegar al número 17, me encontré frente a una puerta de madera antigua, con un timbre discreto al lado.

Tomé aire y toqué el timbre, mi mente aún luchando entre la decisión de estar ahí y el miedo a lo desconocido. La puerta se abrió lentamente con un ligero chirrido, pero para mi sorpresa, no había nadie allí. Entré con cautela, observando el interior elegante y decorado con un estilo moderno y minimalista.

En el centro de la sala, sobre una mesa de cristal, vi un ramo de tulipanes, mis flores favoritas, y un sobre. Me acerqué y tomé el ramo, sintiendo una mezcla de nostalgia y curiosidad. Dejé las flores a un lado y recogí el sobre, justo en ese momento, mi teléfono sonó.

—¿Hola? —contesté, mi voz temblando ligeramente.

—Buenos días, Scarlett —la voz de Asher sonaba tan clara y cercana que casi parecía estar en la misma habitación—. Veo que has encontrado los tulipanes.

—Sí, los encontré. ¿Qué es todo esto, Asher? —pregunté, sintiendo una mezcla de confusión y frustración.

—Quería proponerte algo desde el primer momento en que vi tus obras, pero nunca me diste la oportunidad —respondió con una calma desconcertante—. Los documentos que tienes frente a ti son una oferta de trabajo. He seguido tu carrera, Scarlett, y creo que juntos podemos lograr algo increíble.

Miré el sobre en mis manos, abriéndolo lentamente para revelar varios documentos. Empecé a leerlos, mis ojos pasando rápidamente sobre las palabras sin realmente prestar atención al contenido.

—Asher, no entiendo. ¿Por qué todo este misterio? —pregunté, mi mente todavía tratando de procesar la situación.

—Sabía que no confiarías en mí si lo hacía de otra manera. Quiero que te tomes tu tiempo y leas los documentos detenidamente. Es una oferta para trabajar conmigo en un proyecto artístico muy importante —explicó Asher—. Pero si decides no aceptarlo, lo entenderé.

Mis dedos temblaban ligeramente mientras sostenía los papeles. No tenía sentido seguir dudando; mi intuición me decía que firmara. Tomé una pluma que estaba en la mesa y, sin pensarlo dos veces, firmé en la línea indicada.

—Ya está firmado —dije, sintiendo una mezcla de alivio y nerviosismo—. ¿Y ahora qué?

—Perfecto. Nos veremos pronto para discutir los detalles. Confía en mí, Scarlett. Esto es solo el comienzo de algo grande —dijo Asher, su voz cargada de promesas.

La llamada se cortó y me quedé sola en la elegante sala, los tulipanes aún en mis manos y los documentos firmados sobre la mesa. No tenía idea de lo que me esperaba, pero una cosa era segura: Asher Moretti había cambiado el rumbo de mi vida una vez más, y esta vez, no había marcha atrás.

Regresé a casa con una mezcla de alivio y emoción, pero una parte de mí no podía sacudirse la sensación de que algo no estaba del todo bien. Había firmado los documentos que Asher me había dejado sin realmente prestar atención a todos los detalles.

Me consolé pensando que era una oportunidad única para mi carrera, aunque mi intuición me decía que quizás había cometido un error.Mientras intentaba relajarme en el sofá, mi teléfono sonó. Era Anne.

—¡Scarlett! ¿Estás lista para mañana? —preguntó con entusiasmo.

—¿Para qué? —respondí, distraída.

—¡La fiesta en el club! Te dije que no podías faltar —dijo Anne, casi gritando de la emoción—. Tenemos que ir de compras para encontrar algo fabuloso que ponernos

—Oh, claro, lo olvidé por completo —dije, intentando sonar más animada de lo que me sentía.

—Entonces, ¿nos encontramos en el centro comercial en una hora? —insistió Anne.

Acepté, pensando que un poco de diversión y distracción no me vendría mal. Llegué al centro comercial y encontré a Anne esperándome con una sonrisa enorme y una energía contagiosa.

Pasamos la tarde recorriendo tiendas, probándonos vestidos y riéndonos de las opciones más extravagantes. Finalmente, encontramos los vestidos perfectos. Anne eligió un vestido rojo brillante que resaltaba su personalidad vivaz, mientras que yo opté por un vestido negro un poco corto ajustado al cuerpo que me hacía sentir segura y elegante.

—Esto va a ser épico —dijo Anne, sujetando nuestras bolsas—. Necesitábamos una noche como esta.

Asentí, agradecida por su amistad y su capacidad de hacerme olvidar mis preocupaciones, al menos por un rato. Después de un par de horas más de compras y charlas, nos despedimos y regresé a casa.

Al caer la noche, no pude evitar revisar los documentos que había firmado. Aunque no entendía todos los términos legales, lo que leí parecía legítimo. Me aseguré de decirme a mí misma que había tomado la decisión correcta, pero una sombra de duda persistía en mi mente.

Me pegué una bofetada mental, siempre tenía que estar paranoica, cuestionando todo, siempre tenía que pensar que se podría tratar de algo malo.

Comencé a considerar que sí había lógica en las palabras de Asher, puesto que en la Galleria cuando intentó acercarse educadamente a dónde me encontraba, simplemente pasé de él. Le debía una disculpa y de eso estaba más que consciente.

Suspiré con una sensación de alivio y no pude evitar negar divertida con la cabeza, quería matar a Asher porque creía que quería hacerme daño o algo y resultó que lo había malinterpretado todo. Definitivamente por cosas como estas, me mantendría humilde de por vida.

Ahora que me encontraba más tranquila, decidí que ya era hora de descansar, por fin dormiría con total tranquilidad.

Vínculos Prohibidos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora