Joel Miller (Angel de la Guarda) 1/2

154 10 18
                                    

Joel Miller --- Angel de la guarda

Joel y Natalie se conocieron cuando Joel ya está establecido en Jackson. Ella es parte importante de la vigilancia, así que él se acerca a ella para mostrarle lo que hacen por las noches. Joel se sintió atraído hacia ella y sintió la confianza para contarle muchas cosas de su vida pasada. Y Natalie no podía negar que con el tiempo, la forma en que la trataba le gusto.


El hecho de que Joel fuera muy juzgado por todos en Jackson, no lo hacía una persona que fuera fácil de conocer. Y no por lo que yo creyera, sino porque él se había encerrado en su mundo y le importaba poco lo que opinaran de él.

Era mejor si pensaban lo peor, mientras que su hermano y la niña que estaba con él, pensaran lo contrario; era perfecto para él y eso lo supe la primera vez que vigilamos juntos.

Había estado aquí, desde que la comunidad se creó. Me sorprendió que de iniciar con un par de casas seguras, tuviéramos un poblado en donde se podía respirar tranquilo y dormir por las noches.

—¿No hablas mucho, cierto?— pregunté para romper el hielo, el miraba perdido hacia el exterior de las murallas.

—Solo lo indispensable— respondió seco.

—Me llamo Natalie Vidal, por cierto— comenté a lo que no recibí respuesta. Sabía su nombre, todos en Jackson lo sabían.

Las guardias con él se hacían eternas. Y no porque quisiera estar ahí, sino porque las llegaba a comparar con las que tenía con otras personas, y por lo menos en esas había un intercambio de palabras más allá de un simple movimiento de cabeza como saludo.

Aunque no podía quejarme, tenía la posibilidad de presumir que era la única persona en el pueblo que no recibía un gesto negativo de su parte. Una mala mueca.

—¿Estás bien?— preguntó al verme llegar con trabajo a la barandilla del muro.

—Va a llover, Joel Miller me habló— bromeé. Se acercó a mí y después de todo, puso su mano sobre mi frente.

—Tienes fiebre—

—Solo un poco— le quité importancia —Concentrémonos en esto, ¿sí?— desvié mi mirada de él, pero no hacía lo mismo.

—¿Por qué viniste si estás enferma?— preguntó serio, pero a la vez preocupado. Era la primera vez que lo veía tan cerca y podía estar de acuerdo con muchas del pueblo. Ese hombre era muy atractivo.

Joder.

—No estoy enferma— un estornudo y un escalofrío fue suficiente para demostrarle que estaba mintiendo.

—Claro— comentó con sarcasmo.

—Me dio un resfriado, se me va a pasar en unos días. Para la próxima vez no tendrás que lidiar conmigo enferma. Ahora concéntrate.— deje de mirarlo, no sabía que estaba haciendo, pero tenerlo cerca así de mí; me había hecho sentir un escalofrío por todo el cuerpo, y podía asegurar que no era por estar resfriada.

—No debiste venir— fue lo último que dijo para alejarse.

Y ocurrió lo que no debía pasar, me quedé dormida en uno de los asientos que teníamos puestos en ese lugar para descansar unos momentos. No solo pasó eso, sino que tenía la chamarra de Joel sobre mí.

La primera vez que hice contacto con él, fue para saludarlo. Un apretón de manos con el que pude darme cuenta de que siempre estaba tibio, siempre desprendía calor. Y ahora, con esto, ya no sabía si en verdad era él o la ropa que usaba.

One Shots ---- Pedro PascalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora