CAPÍTULO 7

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PRINCESAS DE LA MODA
CAPÍTULO 7

Días después….

Ya es tarde, son casi las ocho de la noche, todos los empleados se fueron, incluso Betty y Armando. Ella se olvidó unos papeles importantes y vuelve a entrar a la empresa, además también quiere espiar lo que sucede en la oficina de Mario, porque a él y a su amiga Cata los ve muy raros desde hace unos días y piensa que hay un romance, lo que no sabe es que se va a topar con una noticia que va a cambiar su vida para siempre.

Cata y Mario están reunidos en la oficina intentando planificar como le van a contar la verdad a sus amigos. Todo estaba a punto de volar por los aires

Cata: —Ahora ¿Cómo vamos a decirle a Armando y a Betty que Mila no es su hija?

Mario: —No lo…

Betty está escuchando atrás de la puerta.

Betty: —¿Cómo que mi niña no es mi hija? Eso es mentira.

Cata: —Betty por favor tranquila.

Betty: —Puedes explicarme Cata ¿por qué dices que mi niña no es mi hija?

Cata: —Es una historia muy larga. A las niñas las intercambiaron en el hospital.

Betty: —No, no, es mentira. Mila es mi niña.

Betty cae presa de un ataque de nervios, Mario no sabe qué hacer, hasta que se da cuenta de que Betty y Armando siempre se van a su casa en el mismo coche, si ella estaba ahí, seguramente, Armando la está esperando en el parqueadero. Decide llamarlo por teléfono.

Mario: —Hermano, no me pregunte nada y venga urgente para mi oficina, su mujer lo necesita.

Armando sube a toda prisa al despacho de su amigo y la escena que se encuentra es desgarradora.

Betty está en posición fetal, llorando en un rincón.

Armando: —Mi vida, ¿Que te sucede? No llores por favor.

Betty: —Me mataron Armando, me mataron, diles que es mentira, diles que nuestra Camila, es nuestra hija.

Armando la abraza y mira a sus amigos como pidiéndoles una explicación, porque no entiende nada.

🌷🌷🌷🌷

Al mismo tiempo, Alejandra, llega a su casa y va a recibir pésimas noticias. Jenny, la está esperando.

—Lindas horas de llegar la señorita.

—Buenas noches mamá, te dije que conseguí un nuevo empleo.

—Me alegro, porque con la noticia que te voy a dar lo vas a necesitar. Vendí esta casa y la florería.

—Supongo que para irte con uno de tus novios y que a mí, no me vas a llevar.

—Ya eres lo suficientemente grande como para arreglarte sola.

—Sólo una cosa te voy a pedir. —con miedo, pero sin perder la dignidad —quiero la emancipación, para no volver a verte la cara

—No te preocupes, mi novio es abogado y me lo sugirió.

— Me parece perfecto, es un adiós entonces.

—Adiós Alejandra.

—Adiós mamá.

A Ale la noticia no la sorprendió, porque Jenny le vendió esa propiedad a una vecina, que en algún momento trabajó en la florería, y la señora ya se lo había dicho hacía unos días. Le dolía dejar los recuerdos de su abuela atrás, pero a la vez era la única manera de liberarse del yugo de su madre.

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