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Miré el almuerzo que había preparado, desde que llevé a Aomine a casa mi madre me obliga a hacer comida para él también.

Digamos que desde ese día Aomine se convirtió en el hijo postizo de mis padres, ¿quién diría que el chico que estaba tan tieso como una roca terminaría siendo el confidente de mi padre?

Suspiré para entrar al gimnasio encontrando a Aomine quitándole el almuerzo a Sakurai. Suspiré cansada para dejar en el piso mi almuerzo y prepararme para lanzar el de Aomine. Cuando lo lancé este impactó contra la mejilla del moreno. Este empezó a quejarse mientras me acercaba a él, cogí la revista que el dejó caer

—¿Que te dije Aomine?—un aura oscura inundó mi ser—No podías tener tus revistas hasta que terminarás el entrenamiento

—No seas molesta. Ya estoy aquí—dijo abriendo le bento—Oh esto se ve delicioso—empezó a comer con las manos

—Mi madre lo hizo, dale las gracias después—mentí, no iba a subirle los sumos a Aomine diciéndole que cociné para él

—Que extraño, tiene el mismo sabor que el primer día que me lo diste a probar—dijo con la boca llena y me sonrojé de golpe. Ese bocado había sido ya hace tiempo dudo que lo recordara. Él sonrió con arrogancia para levantarse—No será ¿que si lo hiciste?—no le respondí cruzándome de brazos, eso hizo que su sonrisa aumentara, creo que se está juntando mucho con mi madre

—Yukine-chan hazme un almuerzo a mí también—Wakamatsu se apoyó sobre el moreno señalándolo de mala gana—Él ni siquiera se preocupa por ti. Deberías preocuparte por un hombre de verdad—pude ver como Aomine fruncía el ceño como si quisiera matarlo por lo que los separé

—Gracias por preocuparte Wakamatsu-san, pero aunque no lo crea ese es el encanto de Aomine—el chico me vio tristeza para fruncir el ceño al ver al moreno—Y tú, no sigas buscando problemas—le dije a Aomine quien gruñó para coger la mano que tenía en su pecho y arrastrarme

—Nos vamos a un lugar más tranquilo. Buen trabajo ¡ánimo!—dijo desinteresado

—¡Espera, Aomine!—Wakamatsu corrió para cogerlo de la camiseta—¡Ya basta de tonterías! ¡Te estoy diciendo que practiques!

—Te lo perdonaré una vez. Suéltame—dijo con un tono serio que hizo que un escalofrío recorriera mi columna vertebral

—¿Qué?—Aomine me soltó y pateó en el estómago a Wakamatsu

—¡Aomine!—le reclamó Imoyashi el capitán, iba acercarme a Wakamatsu pero la mano de Aomine me sujetó

—Se lo dije—dijo el moreno y empezó a caminar arrastrándome con él—Practica, practica... No me hagas reír—para mi sorpresa me dejó en la esquina del Gimnasio—Ryo ¿cuantos puntos anoté en el juego pasado?

—¿Eh? 82 puntos—respondió Sakurai y el moreno corrió hacia la canasta y saltó metiendo la pelota en la red con una mirada maniática. Sujetó con tanta fuerza la canasta que terminó rompiéndola

—¡Oh no! Lo rompí otra vez—se rió mientras el lugar quedaba en silencio—Así no podrán practicar—dijo con una sonrisa levantando la canasta—¿Qué estaba diciendo...? ¡Ah, sí!—lanzó la canasta—Háblame luego de que juegues mejor que yo—caminó hacia mí para volver a tomarme de la mano y caminar a la salida—Aunque no podrás

—Aomine—lo llamé pero no contestó—Aomine—alcé la voz pero no sé detuvo así que me enojé—Detente de una vez—le pateé el muslo con fuerza haciendo que se detenga—¿A que se debió eso?—él me miró por encima del hombro con la misma mirada que le dedicó a Wakamatsu y me estremecí

—No lo entenderías

—Si no me explicas por supuesto que no voy a entenderlo—le reclamé cruzándome de brazos

—No quiero hacerlo—solo suspiré cansada—No te entiendo—lo miré sin entender—Tienes el poder de obligarme a decírtelo todo, de usarme como un muñeco ¿Por qué simplemente me ordenas cosas tan simples y después me recompensas?—me reí

—No eres un muñeco, Aomine. Eres un humano y por muy mal que le caigas a las personas debes saber que toda acción tiene una reacción

—No metas cosas de física en tema serios—volví a reír

—Lo que quiero decir. Que a pesar de quejarte siempre haces lo que te pido es natural que yo haga algo a cambio

—Lo que entiendo es que eres rara— me encogí de hombros y él suspiró revolviendo su cabello—¿Te comerás eso?—preguntó señalando mi almuerzo

—Por supuesto, así que ni se te ocurra quitarme la comida como a Sakurai—lo señalé amenazante mientras pasaba por su lado y caminaba de espaldas, pero en un mal movimiento casi caigo al piso pero sentí la mano de Aomine sujetar mi cintura

—Idiota, mira por donde caminas—asentí ante lo que dijo, me sonrojé cuando me reincorporó quedando pegada a su pecho—No queremos que esto se desperdicie—mire como veía burlón mi bento, una vena se marcó en mi frente mientras fruncía el ceño para golpearle el estómago

—Aomine eres un idiota—grité cogiendo mi almuerzo y él se quejó llamándome para que volviera mientras yo seguía murmurando ofensas hacia él

Cuando las clases terminaron Momoi y Aomine quisieron ir a mi casa pero al parecer la pelirrosa no podía porque debía de hacer algunas cosas importantes por lo que le dije a Aomine que la acompañara ya que era muy peligroso tenerla sin vigilancia. Él pareció dudarlo pero acepto, ahora estoy caminando sola a mi casa. Nunca había notado el silencio que inundaba el camino, siempre que estoy con Aomine y Momoi el silencio desaparece

Sonreí, era divertido estar con ellos, pero cuánto más durará esto. Cuando nuestra apuesta culmine dejaré de estar con ellos, Momoi tal vez se pegue a mi buscando hablarme, pero Aomine, si le pongo punto final a la apuesta volverá a ser ese pervertido y ausente chico en las prácticas. Aunque puede que en el campeonato eso cambie, tengo esperanzas. También podría no ponerle fin a la apuesta, pero no sería eso abuso de poder

Miré a mi costado y lo primero que me encuentro es un calendario de la vaca de Aomine, hice una mueca deseando golpear la vitrina, ¿como es que después de muchos pensamientos reflexivos cuando vuelvo a la realidad veo a esa chica?. Suspiré cansada para seguir mi camino pero me detuve, tal vez le pueda dar un regalo a Aomine como recompensa por tener que soportarme todo este tiempo y lo que tendrá que soportar

Maldiciendome entré a la tienda de convivencia y me decidí comprar el maldito calendario. El hombre que trabajaba en la caja me miró asombrado

Ya se que es extraño que una mujer compre algo como esto pero al menos disimula

Pensé molesta y el hombre en cuestión de segundos cambió su rostro a uno agradecido haciendo que me preocupe

—Me alegra que te interese la edición especial de nuestra

—No me interesa, no me interesará y mataré al culpable de que esté comprando esto—dije interrumpiendolo, cogí el calendario cuando me lo extendió y lo guardé en mi bolso para salir molesta de la tienda

Y con este humor llegué a mi casa mi madre se rió divertida, mi padre no estaba. Subí a mi cuarto y saqué el dichoso calendario para mirarlo enojada. Aomine debería sentir feliz con esto quería seguir maldiciendo al moreno pero mi teléfono empezó a sonar así que contesté

—Yukine—esa era la voz de mi doctor—Intenté contactar a tus padres pero me fue imposible

—Mi padre está trabajando y mi madre probablemente habrá puesto su teléfono en silencio

—Ya veo. Bueno te llamé para avisarte de algo importante. Tu corazón está empeorando cada vez más—dejé caer mi bolso haciendo que se estrelle contra el cesto que tenía para los papeles innecesarios, escuché los pasos de mi madre acercarse rápidamente—Tendremosque apresurarnos con la cirugía y tendrás que quedarte en el hospital—miré a mi madre la cual me miraba preocupada

—Ya veo. Gracias por decírmelo—colgé antes de que pudiera despedirse, sentí como mis lágrimas bajaban por mis mejillas como cascadas y me dejé caer en el piso. Todo estaba empeorando

Domando a la panteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora