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Mi madre llegó más tranquila y le puso la mano en el hombro a Aomine

—Yo me quedaré con ella, puedes volver a casa—dijo con una sonrisa

—Me quedaré—dijo para levantarse con sus manos en sus bolsillos—Iré por algo de beber mientras llamo a mis viejos—rodé los ojos y el se fue pero antes de cerrar la puerta me miró y me sonrió arrogante. Cuando cerró sentí los brazos de mi madre axficiarme

—Yuki, en serio te gusta mucho Aomine-chan—me quedé estática con un sonrojo—Si lo hubiéramos sabido tal ves lo hubiéramos llamado cuando entraste en coma

—¿Eh? ¿Coma?—mi madre se separó tapándose la boca—Mamá

—Durante la cirugía perdiste mucha sangre, casi te perdemos—sus manos temblaron y volvieron a abrazarme—Pudiste sobrevivir a la cirugía pero entraste en coma, llevas varios días en ese estado

—Ya entiendo—asentí y ella se separó con un puchero

—A veces eres demasiado seria Yuki, ¿Así le gustarán a Aomine-chan?—hago una mueca. Yo soy todo lo contrario que le gusta a Aomine, no han pasado ni veinte minutos y ya dudo de esta relación—¿Le estaré dando demasiadas vueltas? Lo siento, últimamente estoy muy cansada

Un silencio incómodo se formó entre ambas algo muy raro, minutos después la puerta fue abierta mostrando a Aomine y mi padre

—Veo que mi princesa se encuentra mejor—dijo mi padre acercándose para despeinarme el cabello—Me encantaría quedarme más tiempo y disfrutar de un momento en familia pero tengo trabajo—mi madre hace un puchero—Y tú deberías ir a ver si te atienden estás muy rara

—Mi esposo me dijo rara, que haré Yuki—mi madre dramatizó abrazándome—Y sabiendo que no me gustan los chequeos

—Debe de ser horrible—le acarició la cabeza reconfortándola ¿Quién es la adulta aquí?

—Si, si. Sigue con eso no volverás a ver tus sagas

—Eres cruel, no te metas con mis hombres sobrenaturales

—Como no me meto si se roban a mi esposa

—Yuki dile algo

¿Por qué me metes?

Pensé con una gota de sudor pasando por mi sien, miré a Aomine suplicando silenciosamente su ayuda pero el solo tenía la cara hacia otro lado con una sonrisa divertida

—Más que sobrenaturales. Creo que las personas similares a un animal salvaje son más apuestas—sonrió—En mi caso prefiero las panteras—ahora fue mi turno de mirar hacia otro lado cuando Aomine me miró

—Tienes razón, tu papá parece un lince—mi padre y yo nos quedamos estupefactos—Cuando está cansado suele estirarse y me deja acariciarle la panza—mi padre con rapidez le tapó la boca

—Mejor por qué no vamos a hacernos el chequeo juntos—mi madre sonrió aún con la boca tapada, ambos salieron despidiéndose de mi y Aomine

—Lo siento—digo tapando mi rostro y escuché su risa

—Tu familia es muy graciosa—comentó y por el sonido de la silla supongo que se sentó—Así que te gustan las panteras

—Pues si, pero hay una que me saca de quicio—digo quitando mis manos pero aún sin mirarlo

—Que dios ayude a esa pantera a que salga viva de tus garras—comentó burlón, suspiré

—Aomine, vuelve a tu casa y discúlpate con Momoi—lo miré y él hizo una mueca—Ella ya te ha soportado suficiente como para que le hayas dicho esas cosas. Ahora la pobre debe de estar sufriendo

—No hables de otras personas cuando tu novio quiere pasar el tiempo contigo—me sobresalté con una gran sonrojo, tal vez Aomine si vaya en serio—Estoy cansado—se recostó poniendo su cabeza en mi regazo, por inercia empecé a acariciar su cabello

—Cuando no. Pero también lo digo por tí, estoy segura de que también te afecta lo que está pasando entre ustedes—el hizo un sonido desinteresado abriendo lentamente sus ojos mirando a la puerta—Tu amiga de la infancia está muy triste por tus acciones y tu no sabes cómo disculparte—no recibí respuesta por lo que me reí suavemente—Aomine, a veces pareces un niño—besé su cabeza

Después de unos chequeos y demostrar que me sentía bien podía volver a casa. El doctor me mandó varios medicamentos a lo que hice una mueca, ahora estaba caminando a mi casa con Aomine como acompañante, mi mamá después de sus chequeos se fue primero

—¿Cómo te sientes?—preguntó él, y yo me sobresalté la verdad estaba tensa desde que salí porque Aomine me había tomado de la mano

—Si, creo que estoy bien—dije desviando la mirada—¿Quieres quedarte a cenar?

—La verdad iba a pedirte quedarme en tu casa—me quedé de piedra cuando dijo eso—Mi vieja me dijo que me quedará a cuidarte

—Y tú como el santo que eres, no te negaste—dije con sarcasmo y el sonrió orgulloso para seguir caminando haciendo que yo haga lo mismo

—Por supuesto, mi novia acaba de salir del hospital es mi deber cuidar de ella

—Aomine—lo llamé y el hizo un sonido de estar prestándome atención. Mordí mis labios dudosa—¿Que es lo que te gusta de mí?—me detuve otra vez y por consecuencia el también mirándome—No soy el tipo de chica que te gusta. Soy demasiado seria, no tengo los pechos de tu vaca, no soy sumisa ni pervertida incluso dudo de que sea bonita como Momoi. Así quiero saber, si esto es un juego para tí te pido que lo dejes ya que no ganas nada—cuando terminé mi monólogo solo había un silencio incómodo

Ahg, ya la regué

Pensé cansada iba a soltar la mano de Aomine pero esta se aferró con fuerza pero sin lastimarme

—Es cierto que a veces eres más dura que una roca, tus pechos son más pequeños de los que me gustan, diría que eres sádica y demasiado recta y por favor compararte con Satsuki—con cada palabra que decía sentía ganas de llorar y de patearlo—Pero no me fijé en nada de eso cuando me enamoré de tí, al parecer el dicho de que el amor es ciego es cierto. Cuando me di cuenta ya estaba buscándote en los entrenamientos, tus sonrisas me estremecían y cuando te enojabas me sentía feliz que toda tu atención estuviera en mí y no en los debiluchos esos—su mano soltó la mía y viajó a mi barbilla haciendo que lo mirara—Desde hace tiempo he querido besar estos—su pulgar tocó mi labio inferior, el sonrió—Espero que no me patees cuando lo haga—todo pareció ir en cámara lenta se acercó y besó mis labios. Sonrojada seguí el beso pero era mi primer beso no sabía cómo besar y siento como el sonrió y se separó—No sabes besar

—Perdón por no ser una experta—dije con molestia y sarcasmo, el rió para abrazar mi cintura

—Da igual, me gusta así—iba a replicar pero volvió a besarme

Domando a la panteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora