Capitulo 5: "En la profundidad del mar"

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Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen.

Atravesando varios sucesos ocurridos, por fin el tritón de ojos verdes se encontraba en su destino, luego de estar dos días en completa desesperación intentando volver.

Se lo debía a los animales que se encontró en medio del oceano, sin ellos quizá seguiría perdido en la mitad de la nada.

— Te doy las gracias ¡Oh! lindo, gran pez cazón - sonrió una vez más ante su comenfario. De verdad parecía que la burbuja de amistad que habían creado iba a durar más de lo esperado.

— Solo era amable con usted señor tritón, que sepa que no me voy a olvidar de usted - Extendió su aleta en modo de despedida.

— Por tu amabilidad te brindaré mi apoyo incondicional en lo que necesites, cuando arregle mis asuntos volveré a ayudarlos, te mereces un futuro brillante pequeñin - le devolvió el gesto, tomó con su mano la aletita y se dispuso a alistar sus energías para lo que continuaba en su plan.

Con una mirada de esperanza todos los presentes lo observaron, pues no sabían si lo que había dicho en ese instante el espadachín era por la emoción del momento o si de verdad la tortura algún día llegaría a su fin. Decidieron guardar esas palabras en el fondo de su ser y esperar a que estás fueran cumplidas, mientras, Zoro se despidió con una reverencia de respeto con la promesa viva en el tambien.

A lo lejos Zoro observo el castillo principal, ahora sí sabía cómo nadar hacia allí, yendo por muchos caminos innecesarios haciendo su camino más largo, pero sin duda observando la gran arquitectura llegaría a su objetivo.

Con una capa larga tapando su cara, nado por los arrecifes que conformaban el reino, su objetivo era claro, está vez hablaría con Sanji, sin excusas, dejaría en claro lo que sucedía con él, le explicaría todo, así esto implicara que tuviera que amarrarlo y tapar su boca para que lo escuche sin rechistar.

Iba por muy buen camino, no faltaba casi nada para llegar, pero algo extraño había pasado sin duda en su ausencia. Se sorprendió al notar que no había ningún guardia en todo el camino hacía allí, nadie que cuidara a los ciudadanos en este momento de tanto peligro con la guerra y lo que era menos probable que lo dicho anteriormente, que el castillo no esté siendo vigilado por nadie, con las puertas abiertas, objetos valiosos desaparecidos, quebrados y sin pisca de vida acuática.

— No puede ser...

Siguió adelante entrando por la puerta principal, camino que no planeaba recorrer por su propia seguridad, no obstante a medida que seguía avanzando, la preocupación que estaba en su cabeza al principio pasó a ser secundaria.

No quería arriesgarse a caer en una trampa, así que aunque las armas tendidas en el fondo del lugar estuvieran cubiertas de rojo carmesí, tomó algunas y las hizo parte de su equipamiento.

Avanzo y avanzo, parece ser que ninguna trampa lo esperaba ya que siguió adelante sin ningún problema. Lo único que lo tenía negativo era el pensar que todos en el reino estuvieran muertos y por eso el silencio se había esparcido por estás aguas.

Llegó a la puerta del principe que deseaba ver, sin embargo lo que lo recibió fue una reja de seguridad que probablemente habría sido activada por una emergencia. Definitivamente algo no estaba bien.

Sabía la clave para pasar dentro del lujoso cuarto, así que entró con las manos temblando rogando porque alguien estuviese allí. No fue con éxito, todo se encontraba desordenado, con golpes por todos lados, como si alguien hubiera luchado hasta el final para que no se lo llevarán.

La guerra se dió inicio principalmente porque querían invadirnos, teníamos los suficientes recursos para que el pueblo tuviera una vida pacífica, mientras que en sus mares los humanos todos los días tiraban residuos que contaminaban su hogar.

— ¿Que es eso?¿El cartel con mi recompensa? - se detuvo a mirar, no habían usado su mejor foto y además el papel estaba lleno de huecos que se encontraban en la cara de la foto - Pero que interesante y espantoso - dijo en voz alta. Se esperaba algo así, su mente estaba preparado para sentir los sentimientos negativos de los demás, hacia él.

— ¿Pero qué? - Volvió a preguntar a la nada con los ojos perplejos ante su descubrimiento.

Había una nota detrás del cartel de Zoro y este decía:

"Estoy seguro de que vendrás en busca de tus "amiguitos" cuando llegues es posible que hayamos acabado con todo ser vivo por aquí. Aún así decidimos dejarte una pequeña pista para que no te desanimes.

Nos llevamos a tus ocho nakamas y al príncipe también, nos será de gran utilidad gracias a su poder. Ellos son importantes para ti, de lo contrario no estarías leyendo esto ahora. Fueron secuestrados por nosotros, guardias de Goldfish.

Nos encontramos en la profundidad del mar en la cueva de un famoso monstruo que acabará con todos ustedes en cuanto se encuentren juntos, tienen algo que queremos y se los vamos a arrebatar cueste lo que cueste."

La mirada de Zoro se dejó llenar por odio una vez más. ¿Hace cuánto está carta habría estado esperandolo?¿Por qué no estuvo allí en el momento en el que más lo necesitaban a él?

Una lágrima de impotencia se perdió entre el agua que lo rodeaba, no tenía tiempo que perder, tenía que actuar lo más rápido posible hacía el fondo del mar, antes que todo fuera demasiado tarde.

Continuará...

𝐀𝐧𝐡𝐞𝐥𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora