De la A(mor) a la Z(ombies)

42. 𝙄𝙜𝙡𝙚𝙨𝙞𝙖

Había grupos enteros, el número de personas dentro de aquel lugar fácilmente pasaba la docena. Los cuatro raramente se habían topado con personas antes en la ciudad, pero para ese momento, consideraban que el número de "finalistas" era considerable, ¿qué número total de personas se habían metido dentro para terminar con aquella docena? No lo sabían, pero la idea les causaba escalofríos.

—¿Chicas? —Voltearon ante una voz dulce ya conocida, las dos chicas soltaron un chillido incrédulas y acudieron a abrazar el delgado cuerpo de la peliroja. Sin embargo, Yeji cojeaba, el grupo completo la miró con curiosidad solo para encontrar una gasa ensangrentada en su tobillo. —Pise una trampa para osos, no es nada.

A pesar de eso, las chicas se encargaron de abrazarla, Chan tuvo que explicarle a Felix que en realidad, ellas formaban parte de un clan de chicas, pero que aún faltaban dos por encontrar. No lo mencionó, pero a Chan le ponía ansioso el hecho de no encontrar a su hermana o a Seungmin, incluso Ryujin le preocupaba mucho en esa situación.

Salvo aquella docena de personas, el lugar se hallaba vacío. Sabían que su palabrerío estaba atrayendo atención innecesaria así que se dirigieron a un rincón lejano al resto, sentándose en el piso en círculo, pero Chan el mayor de todos permaneció parado haciendo guardia.

—¿Sabes algo de las chicas? —La peliroja negó, pero no siguió preguntando.

—Solo faltan tres. —Chan respiró hondo, tratando de calmarse a sí mismo, tal vez algo de los nervios de Chaeryeong se le habían contagiado. Pero el chico a su lado captó su atención, había estado callado desde que llegaron al lugar. —¿Tú llegaste solo?

Él negó. —Jeongin también está aquí.

—¿Eres cercano a Jeongin? —Tal vez, no solo los nervios de Chaeryeong, sino también su entrometimiento se le había contagiado de igual forma.

—Es mi novio. —La voz del chico pareció haber sonado más baja, sin embargo, la atención de las chicas ya estaba encima de él, también la de Chan, quien no pudo evitar sonreír.

—¡Tú eres el chico! —Chan se tapó la boca después de gritar, volteando para saber si había traído atención innecesaria, pero por lo visto nadie más lo miraba además de las chicas. —Quiero decir, Jeongin me habló de ti... eso creo.

—¿Eso crees?

—Quiero decir... me dijo que tenía un chico en casa pero que era como un niño. —Balbuceó. —Tal vez lo recuerdo mal o estoy hablando de la persona equivocada.

—Soy yo. —Felix le respondió de forma sincera, con una dulce sonrisa en su rostro, esta vez todos se dieron cuenta del dulce color rosa que teñía sus mejillas.

—¡No es justo! ¿Por qué todos los chicos lindos salen con otros chicos? —Exclamó Yuna, haciendo reír al grupo entero.

Chan se relajó, sentándose al lado de Felix. —¿No te preocupa que él no llegue?

Esa era una pregunta más para sí mismo que para el chico, Chan no podía quitar de su mente la desesperación de no tener a su angelito a su lado, se había acostumbrado tanto a la presencia de él que ahora dependía de tenerlo.

—Jeongin es jodidamente fuerte, Chan. —Felix sonrió al piso, recordando todas y cada una de las aventuras que había tenido con él, si nunca hubiera conocido al mayor, seguiría siendo aquel chico incapaz de cuidarse a sí mismo. —El día que lo conocí, lo vi deshacerse de una horda de más de 50 zombies frente a mis ojos. —Las chicas y Chan abrieron la boca, completamente anonadados. —Debería preocuparme más por mí mismo que por él, confío en él.