17. 𝙎𝙤𝙩𝙖𝙣𝙤

225 34 18
                                    

Advertencia: smut inesperado.

 Seungmin podía escuchar el ruido de gotas cayendo, este amortiguado por el eco de la habitación. No podía ver nada, pero a juzgar por lo anterior, la habitación estaba vacía.

Respira, Seungmin. Has experimentado cosas peores.

Él mismo se intentó tranquilizar de esa forma, fallando. Aquello que consideraba "peor" eran los zombies, pero no eran muertos a lo que se enfrentaba ahora, no eran seres tontos carentes de sentido común, y definitivamente, el daño que un humano podía hacerle era superior a estas criaturas, ya lo había comprobado desde hace tanto.

Pero ahora ¿Qué diablos quería Changbin?

Habían pasado años desde la vez que vió al mayor por última vez, y lo agradecía, porque en el pasado, cada vez era más difícil para él incluso ir a la escuela, a sabiendas de que era allí donde él podría hacerle daño. Estaba feliz de que eso había quedado en el pasado, o al menos eso creyó, porque al parecer su existencia le seguía ocasionando tanto sufrimiento.

Changbin no era tonto, sabía que tenía una inteligencia superior a la hora de hacerle daño a las personas, cosa que demostró cuando siempre lograba salirse con la suya, ocultando a los demás cualquier indicio de maldad en su persona. Sus padres creían en él cuando les hablaba de las atrocidades que había sufrido, pero solo sus padres, nadie más le creía, y ya era muy tarde para cambiarse de escuela.

¿Cómo empezó todo? Maldice siempre aquel día en que accedió a dar tutoría a un alumno de un año avanzado, solo por ser extranjero. Su acto de buena fe fue aquello que terminó con su felicidad. También se maldice a sí mismo, por lucir de aquella forma que los demás catalogaban como "bonito", su físico siempre terminaba sacando el peor lado de los hombres a su al rededor. Siempre terminaba en acoso, no entendía por qué era él quién siempre tenía que sufrir y por qué se topaba siempre con hombres tan raros en su vida.

Escuchó un ruido, y saltó de miedo, haciéndose bolita en el piso, buscando seguridad y protección desesperadamente.

Quería estar con Chan. Porque joder, el mayor era dramático y desesperante, pero a pesar de sus acciones, y de sus miradas indiscretas que a veces lo hacían sentir incómodo, nunca se sintió en peligro con él, nunca sintió que el mayor fuese a dañarlo. Y se arrepiente, porque lo había tratado tan mal, como si fuera un perro siendo castigado a dormir fuera por una travesura y en este caso, lo obligaba a dormir en cajas y en la bodega, pero Chan nunca se quejó, simplemente lo hizo.

La presión en su pecho empezó a asfixiarlo, el nudo en su garganta dolía, pidiendo a gritos liberar su llanto. Se arrepentía de lo mucho que deseaba estar con Chan, sentirse protegido y seguro con un hombre por primera vez en su vida.

Porque Chan le gustaba, pero seguía manteniéndolo oculto desde siempre.

Oyó un interruptor de luz ser encendido, y de repente su visión se volvió borrosa, la luz ardía al pasar por sus ojos. Se volvió bolita de nuevo cuando escuchó pasos acercándose, eran un par, un par de personas se acercaban a él. Y de nuevo ese miedo, ese frío escalofriante que sentía sabiendo que estaba a punto de ser dañado.

—Levántalo. —Indicó una, Seungmin reconoció la voz, era el mismo chico que lo había retenido mientras veía cómo lo alejaban de Chan.

Escuchó una reja ser abierta, y unas fuertes manos tomaron su cuerpo con violencia, chilló del miedo, ahora se sentía estúpido por ser tan débil cuando se trataba de personas. Chan era todo lo contrario a él, se enfrentaba valientemente ante los demás, a pesar de chillar de miedo cuando veía a un zombie. Eran tan diferentes, tal vez por eso se complementan tan bien, tal vez por eso necesitaba estar con él.

De la A(mor) a la Z(ombies)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora