Tomó el peine de la mesita de noche, asegurándose de al menos lograr que sus cabellos no luzcan como si hubiera despertado 5 minutos antes de la hora de irse. Cuando logró encajarse el uniforme escolar sin ganas, bajó al primer piso de su casa, en donde para su desgracia, su hermana menor lo miraba desde el marco de la puerta, decepcionada de lo tarde que estaban, aunque según él, ella ya debía estar acostumbrada al mismo patrón de todos los días.
Odiaba la escuela, y lo único por lo cual podía amarla eran aquellas fiestas de fin de semana a las cuales podía ir y beber hasta perder el conocimiento y olvidarse de los problemas del hogar, pero dentro de los días "escolares" tenía que actuar como el príncipe callejero Bang Chan y tratar de mantener las suficientes notas para no deber el año.
Llevaba una vida simple, en donde ignoraba sus problemas, y si estos lo estresaban demasiado, dormía. Dormía como en ese momento, la maestra de Literatura era una viejita arrugada, cuyo amor por los libros era inversamente proporcional a su amor por los alumnos, y su única forma de enseñar se basaba en reseñas y reseñas de libros que, de más está decir, él no leía.
—Chan... —Ah, pero esa cálida voz, hermosa y profunda, arrullando sus oídos, Chan podría escucharla todo el día y nunca se cansaría. —Chan, despierta.
Sintió como él tomaba sus hombros y comenzaba a moverlos, tratando de despertarlo para atender a clases, pero él solo quería dormir, había sido tan cansado ayer cuando habían luchado contra tantos zombies, aún se sentía agobiado por la discusión entre la bruja Ryujin y el chico nuevo, esperaba que Seungmin pudiera entender el cansancio físico y mental y lo dejara dormir junto a él como tantas veces habían hecho.
—¡Chan! —Esta vez fue su irritada hermana gemela, y antes de que él pudiera contestarle con un gruñido, sintió la cabeza arderle y cada raíz de su cuero cabelludo fue jalada con bestial fuerza.
Cuando abrió los ojos, todos lo miraban con expresiones divertidas, se había asustado tanto de improvisto con la forma en la que fue despertado, que su reacción había causado risas en aquel variado grupo de jóvenes de edades similares.
Se sentía aún adormecido, mareado y sin control de su cuerpo y de su mente, el calor del sol que entraba por la ventana del pequeño cuarto le recordó cuanto calor sentía, había querido quitarse la chaqueta y dormir sin nada encima, pero las chicas se lo habían prohibido, y la presencia de su hermoso angelito durmiendo a su lado solo había empeorado el calor de su cuerpo, Seungmin solía decir que podría encubar pollitos usando su temperatura corporal.
¡Ah, estaba pensando estupideces!
—¿Qué pasó? —Dijo cuando el raciocinio volvió en él, y se permitió apreciar la belleza del chico que lo miraba dulcemente con aquellos hermosos ojos castaños, él aún se hallaba a su lado, recostados sobre la pared de la esquina de aquel pequeño cuarto donde habían dormido todos. Antes de recibir respuesta, Seungmin se acercó para dejarle un pequeño beso en sus mejillas, muy cerca de la comisura de sus labios, y tratando de que no se note demasiado este gesto.
—Ya es hora de irnos. —Chaeryeong lo miraba desde arriba, parada frente a ellos dos, el resto del grupo empezó a pararse también, y en algún momento, su angelito se apartó de él para pararse y mirarlo esperando que lo haga.
Después de un rato de haber salido todos en fila de ese pequeño espacio, acordaron llegar a la salida de aquella pequeña ciudad, según Lia, quien era quien más conocía acerca del lugar, la salida se hallaba cruzando un puente para regresar a las afueras de Seúl, y por primera vez todos se daban cuenta de lo cerca que habían vivido todo el tiempo en su ciudad.
Había un largo camino por recorrer, y aunque hicieron varias paradas tratando de conseguir cómo tratar el tobillo de la chica que aún se encontraba débil, lograron seguir su camino con normalidad y mejor aún cuando ella recobró la consciencia perdida por un día.
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De la A(mor) a la Z(ombies)
Fanfiction❝ La humanidad enfrenta una catástrofe mundial, personas de todas partes del mundo comenzaron a padecer síntomas de zombificación aparentemente de la nada. Unos cuantos jóvenes sobrevivientes tienen que enfrentarse a la realidad cruda en la que vive...