𝑺𝒐 𝑯𝒊𝒈𝒉 𝑺𝒄𝒉𝒐𝒐𝒍 | marc guiu (editando!)

𝟒. no me mires así

Marc's pov

—Los ví. —dice Hector

Al escuchar eso se me paró el corazón y me di vuelta rápido.

—Qué? —pregunté, nervioso

—Que los he visto —repite

—No tío, te estas confundiendo todo, no es así —hablé

—Yo te conozco Marc —dijo Hector

—Si lo dices porque estaba recostada en mi hombro, es porque no se quiso levantar de ahí, para no despertarte a ti.

No se me da muy bien mentir.

—Te conozco —repite— Te pasan cosas con Paulina.

—Que va, que dices. Es la amiga de mi hermanita —contesté. 

En el fondo, Hector tenía razón.

—Mientras más lo niegas, más te delatas Guiu.

—Te estoy diciendo la verdad, no me cabrees.

—Lo que tu digas —dice, rodeando los ojos.

Tras la pequeña conversación apagamos las luces y nos quedamos en silencio. Estaba muy cansado, pero no podía dormir. Todo lo que pasaba por mi mente era ella. Lo hermosa que se veía concentrada el la película.

Pauli's pov

Después de la noche de ayer no pude dejar de pensar en Marc. En sus manos, en su mirada, en él. Estoy despierta hace literalmente dos horas y Martina ni se mueve. Capaz porque son las 9 y es sábado. La verdad es que no tengo muchas ganas de levantarla y ponerla de mal humor, pero el hambre me gana. Después de un rato me decidí en bajar a la cocina y buscar algo rápido para desayunar, total, ninguno iba a estar despierto a las 9 de la mañana un sábado. Salí del cuarto de Mar y bajé lentamente las escaleras, con cuidado para no hacer mucho ruido. Llegué a la cocina y agarré algunas de las galletas que habíamos cocinado ayer, y me serví un vaso de agua. Me da cosa abrir la heladera. Me senté en el living, prendí la tele (ponete cómoda nomas!!) y empecé a comer. Mi teléfono vibró y lo prendí para ver qué era, era una notificación del sistema. Me reí al pensar que podía ser un mensaje de alguien.

Noté que desde que llegué a España, mis amigas ni me hablaron. No tuvieron la intención de preguntarme nada. Tampoco fueron al aeropuerto el día que me fui. Comencé a pensar de todo. Estaba tan absorta en mis pensamientos, tanto que no me di cuenta que alguien se había sentado a mi lado

Marc.

—Dios, me asustaste —digo, llevándome las manos al pecho

—Perdón —contesta, riendo— Se puede saber qué haces despierta tan temprano? 

—Ni yo sé.

Sentí un nudo en la garganta.

—Pau estás bien? —me preguntó, preocupado