¿Qué pasaría si me gusta un poco el hermano mayor de mi amiga?
𝙉𝙤 𝙤𝙣𝙚'𝙨 𝙚𝙫𝙚𝙧 𝙝𝙖𝙙 𝙢𝙚, 𝙣𝙤𝙩 𝙡𝙞𝙠𝙚 𝙮𝙤𝙪
𝙏𝙧𝙪𝙩𝙝, 𝙙𝙖𝙧𝙚, 𝙨𝙥𝙞𝙣 𝙗𝙤𝙩𝙩𝙡𝙚𝙨
𝙔𝙤𝙪 𝙠𝙣𝙤𝙬 𝙝𝙤𝙬 𝙩𝙤 𝙗𝙖𝙡𝙡, 𝙄 𝙠𝙣𝙤𝙬 𝘼𝙧𝙞𝙨𝙩𝙤𝙩𝙡𝙚
Inspirado e...
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Pauli's pov
El beso fue lento y suave, lleno de una conexión que ambos sentíamos intensamente. La brisa marina acariciaba nuestras pieles y el sonido de las olas rompía en la orilla.
Después de un rato, nos separamos por falta de respiración. Marc me miraba a los ojos (casi me meo encima). Qué hombre.
—Ya te dije que eres hermosa? —dijo sonriendo, a lo que yo me río suavemente. Sus manos aun seguían en mi cintura
—Alguna que otra vez —digo, sacando la lengua
—Bueno, es que es verdad —comienza a besarme el cuello— No puedo evitar decirlo
Cerré los ojos y me dejé llevar por la sensación de sus labios en mi piel. Sus besos eran suaves, pero llenos de pasión. Mis manos se enredaron en su pelo, atrayéndolo más hacia mí. Podía sentir su sonrisa contra mi cuello.
—Marc... —susurré, tratando de recuperar algo de control sobre mí misma
—Sí? —respondió sin dejar de besarme.
—Si seguís así, no sé si vamos a poder volver a la fiesta —dije, medio riendo.
Él levantó la mirada y me sonrió
—Te importa mucho la fiesta ahora mismo? —preguntó
—No —respondí, sin dudarlo ni dos segundos
Marc sonrió ampliamente y me atrajo más cerca de él
—Entonces, quedémonos aquí un poco más —susurró, sus labios a milímetros de los míos.
Asentí, perdiéndome en sus ojos. Nos besamos de nuevo, más profundamente, mientras el sonido de las olas y la brisa marina nos envolvían. Pasamos un rato más en la playa, abrazados y hablando de todo y de nada, disfrutando de la intimidad y la conexión que habíamos encontrado. Hasta que escuché unas voces conocidas cerca nuestro.
—Aquí están, joder —dice Martina, a penas pudiendo respirar
—Los hemos estado buscando por toda la playa, cabrones —habló Hector
Marc y yo nos miramos y soltamos una risa. Habíamos estado tan inmersos el uno en el otro que no nos dimos cuenta de que nuestros amigos nos estaban buscando.
—Lo siento, nos perdimos un poco en el momento —se disculpó Marc, sonriendo.
—Un poco? Llevamos buscándolos como dos horas —dijo Martina, fingiendo indignación.
—Bastante perdiditos eh —dijo Hector, quien se miró con Martina
Después de todo, ellos también habían experimentado momentos como ese.
—Cuando les toque a ustedes estar en situaciones como estas, se van a quejar también, forros —digo, y todos nos reímos- Qué hora es?
—Las 5. Yo digo que peguemos la vuelta —dice Hector
