¿Qué pasaría si me gusta un poco el hermano mayor de mi amiga?
𝙉𝙤 𝙤𝙣𝙚'𝙨 𝙚𝙫𝙚𝙧 𝙝𝙖𝙙 𝙢𝙚, 𝙣𝙤𝙩 𝙡𝙞𝙠𝙚 𝙮𝙤𝙪
𝙏𝙧𝙪𝙩𝙝, 𝙙𝙖𝙧𝙚, 𝙨𝙥𝙞𝙣 𝙗𝙤𝙩𝙩𝙡𝙚𝙨
𝙔𝙤𝙪 𝙠𝙣𝙤𝙬 𝙝𝙤𝙬 𝙩𝙤 𝙗𝙖𝙡𝙡, 𝙄 𝙠𝙣𝙤𝙬 𝘼𝙧𝙞𝙨𝙩𝙤𝙩𝙡𝙚
Inspirado e...
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Pauli's pov
Durante el resto de la semana se la pasaron hablando todo el tiempo por el grupo. Fue una semana pesadísima, no solo por voley, si no también por todos los exámenes. Que seguro desaprobaba, pero no importa porque es viernes. Por fin había llegado, hoy era el día que todos habíamos estado esperando con tantas ansias.
Me desperté y comencé el día feliz, primera vez que me pasa después de mucho tiempo. Raro en mí despertarme de buen humor. Me lavé los dientes y me cambié rápidamente, bajé a desayunar y les dije buen día a mis papás. Estuvimos un rato hablando, y les comenté sobre la fiesta de hoy. Accedieron, ya que hace mucho no salía. Mientras caminaba al instituto, me crucé a Marc y Martina, quienes estaban en el auto. Frenaron y obviamente que me subí, mira si iba a desperdiciar esta oportunidad.
—Buenos días —saludé
—Buenos días —responden ellos al unísono
—Que te vas a poner hoy para la fiesta? —preguntó Martina, emocionada
—Mmm, la verdad es que no sé, estaba pensando en algo tranquilo, capaz unos jeans y una remera —respondo, un poco insegura.
—Jeans y camiseta? No—exclama Martina, casi saltando en su asiento—. Tienes que ponerte algo más llamativo nena, así destacas —me guiña un ojo a lo que me río
—No importa lo que se ponga, va a destacar —agrega Marc, a lo que me pongo roja
—Ya saltó el novio— dice Martina, rodeando los ojos— Es que es formal Pau, tienes que ir elegante. Además el lugar tiene una playa al lado que te cagas, podríamos sacar unas fotos... Madre mía
—Formal?—repito sorprendida —No tenía ni idea. Tampoco que había playa. Entonces, supongo que un vestido sería mejor...
—Exactamente—dice Martina, sonriendo—Quieres que te ayude a elegir algo después de clases? Tengo algo en mente que sería perfecto para ti..
—Me vendría genial, gracias —agradezco
—Yo también quiero ir —habló Marc
—Cállate Marc, será una sorpresa para ti —dice Martina
Seguimos el trayecto hablando sobre posibles atuendos y lo emocionados que estamos por la fiesta, hasta que finalmente llegamos al instituto. Durante las primeras horas de clase, me cuesta concentrarme. Mi mente no deja de vagar hacia la tarde, pensando en qué tipo de vestido tendría Martina en mente y cómo sería ir de compras con Marc. Las clases parecen eternas, pero finalmente llega la hora del almuerzo. Nos encontramos con los chicos en nuestra mesa habitual. Martina está claramente emocionada y empieza a hablar de tiendas y estilos, y me muestra un par de vestidos que tiene guardados en Pinterest, pero ninguno me convence al 100%. Después todos hablaban de la fiesta, Lamine también iba, por lo que decidió acompañarnos a comprar ropa también
Finalmente terminaron las clases y los tres nos fuimos al centro comercial. Entramos a una tienda que parecía prometedora, y Martina comienza a buscar. Me probé varias opciones las cuales le mostré a los dos, pero ninguna nos terminaba de convencer. Por último, me probé un vestido rojo, ajustado y mas o menos largo, con un escote disimulado. Al salir del probador, Martina y Lamine se miraron entre ellos
—Perfecto. —dice Martina sin aliento
—Totalmente de acuerdo —añade Lamine seguro —Es el indicado
—Seguros?? A mí no me convence mucho... —contesto
—Tu no sabes nada- dice Lamine a lo que los tres nos reímos.—Te lo compras ya.
Lo pagamos y yo aun estaba un poco insegura, pero contagiada por la confianza de ellos. Luego de estar en el centro comercial, nos despedimos de Lamine, quien nos dejó en el Poliesportiu, que teníamos entrenamiento. Una vez que este terminó, nos duchamos ahí mismo y luego fuimos a la casa de Lamine para arreglarnos los tres juntos.
Al entrar estaba su madre, quien nos saludó amablemente, como de costumbre. Subimos a su cuarto, pusimos música y todo era perfecto. Primero le planché el pelo a Martina, y le hice un recogido, sutil pero elegante, con el que quedó hermosa. Siempre está hermosa.
Luego, pasamos al maquillaje, donde Martina demuestra sus habilidades, es demasiado buena. Se maquilló ella, y luego me puso un poco a mí, porque sabe que con mucho maquillaje me quejo y no me gusta cómo me queda. Lamine, por su parte, se viste con una camisa elegante y pantalones de vestir, asegurándose de que cada detalle esté perfecto. Finalmente, me pongo el vestido rojo que compramos. Al mirarme en el espejo, me doy cuenta de que mis amigos tenían razón. El vestido es perfecto, y combinado con el maquillaje, aún más.
—Wow —exclama Lamine al verme—. Estás espectacular.
—Tienes que verte tía— dice Martina
Me miro y no puedo evitar sonreír. Por primera vez en mucho tiempo, me siento linda.
—Gracias, chicos-digo, sinceramente agradecida—. No podría haberlo hecho sin ustedes.
—Para eso estamos-responde Martina con una sonrisa—. Ahora vámonos a la fiesta, que debe estar mazo aburrido sin nosotros
Salimos de la casa de Lamine y nos subimos a su auto. Hector y Marc iban por su cuenta. Estaba muy nerviosa, sobre todo por la reacción de Marc. Mientras íbamos camino a la fiesta, intenté concentrarme en la música que sonaba en el auto de Lamine para distraerme de mis nervios. Martina seguía hablando animadamente, pero yo apenas podía prestarle atención. No podía dejar de preguntarme cómo reaccionaría Marc al verme. Martina notó mi silencio y me dio un suave codazo.
—Estás bien? —preguntó con una mirada preocupada.
Traté de sonreír para tranquilizarla.
—Sí, solo un poco nerviosa— admití, jugueteando con un mechón de pelo.
—Estará bien —dijo Lamine, quien estaba conduciendo, dándose la vuelta y colocando una mano reconfortante sobre mi hombro.—Marc es un tío genial, se quedará boquiabierto
Asentí, tratando de convencerme a mí misma de que todo estaría bien. Pero por dentro, mis nervios seguían aumentando a medida que nos acercábamos a la fiesta. Finalmente, llegamos al lugar y bajamos del auto. La música resonaba desde adentro, y el bullicio de la gente se podía escuchar desde afuera. Martina tomó mi mano y me arrastró hacia la entrada.
—Vamos, no hay tiempo que perder— exclamó con entusiasmo.
Tragué saliva y la seguí, tratando de prepararme para lo que vendría.