𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟖: 𝐋𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐩𝐨𝐝𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐢𝐫𝐚𝐫

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Todos los niños y adolescentes comenzaron a subir las grandes y amplias escaleras de Home Sweet Home con nerviosismo y rapidez. Muchos de ellos, por no decir todos, iniciaron una brusca sesión de empujes, algunos levantamientos de voz pero, sobre todo, murmullos y susurros que hacían hincapié en "ir a dormir" y "rápido". 

La parejita dispareja, Mommy y Daddy se dividieron las tareas respecto a la idea de volver en orden a la guardería. 

Daddy, a diferencia de Mommy, era más suave y tranquilo, cálido y cariñoso pero lo que más amaban los niños de él era la seguridad que irradiaba. Daddy, por más que estuviera enojado o irritado, no solía presentar una especie de amenaza o peligro a cualquiera que estuviera cerca de él. Mommy, en cambio, era otra historia. Por consecuente y al estar profundamente irritada, era mejor que se encargará de la limpieza y no del cuidado de los niños. 

Mommy, a regañadientes, aceptó ser la mucama al estar medianamente consciente de que no se encontraba en el mejor estado de humor para lidiar con los niños. 

CatNap, como cualquier otro juguete con más de cinco neuronas, no deseaba estar cerca de una Mommy que regañaba a dientes al mismo tiempo que colocaba los objetos en ciertos lugares o bajaba las decoraciones al suelo. 

El gran gato morado se dio vuelta. No era un conserje, un niñero o si quiera una figura paterna sustituta. Era un experimento bastardo destinado a vagar por los pasillos de Home Sweet Home, protegiendo el lugar y ocupándose de que los niños no mueran por su propia estupidez. 

Antes de que el otro cuerpo grande en la habitación se dirigiera a su refugio de la soledad. Mommy exclamó con voz autoritaria, estrujando una adorable artesanía de papel con forma de corazón con su mano. 

—¿Qué demonios fue eso, CatNap? —exigió saber la figura materna de la guardería. Mommy arrojó la artesanía a las patas del gato morado al mismo tiempo que se acercaba a su "compañero de trabajo". 

CatNap alzó una ceja ante el repentino comentario en voz alta de Mommy. El gato risueño de la guardería movió su cabeza ligeramente. Era tarde, todos los niños estaban durmiendo y él solo deseaba descansar en el hoyo profundo del sótano de la guardería. 

—¿Y tú desde cuando dejas entrar a los otros? —exigió saber otro cuerpo grande en la habitación. Mommy se acercó con paso agresivo a CatNap. 

Al igual que siempre, cuando Mommy deseaba intimidar a alguien, ella tan solo recurría a la elasticidad de su cuerpo. Su parte trasera subió, sus extremidades se separaron y su cuello se estiro un poco, alejándolo ligeramente del resto de su cuerpo. 

«Una táctica barata» pensó el guardián de Home Sweet Home, acostumbrado ya a la rabia de su compañera y sus desesperados intentos por hacerlo ir hacia atrás. No obstante, el pobre huérfano transformado en una atracción de feria había visto cosas perores que iban más allá de una araña bonita teñida de rosa. 

La pequeña sonrisa de Theodore invadió a CatNap. El monstruo, para sorpresa de la araña, formó una retorcida y dolorosa sonrisa, como si anhelara reírse de ella. No obstante, su cuerpo no estaba preparado para soportar tales emociones. 

—Te estoy hablando, maldito imbécil —exclamó Mommy, apretando sus dientes con tal fuerza al punto de sentir una prominente punzada de dolor en su mandíbula.

Las largas y huesudas extremidades de Theodore se abrieron ligeramente, sus orejas se alzaron con curiosidad genuina y su sádica sonrisa tan solo se hacía más grande para desgracia de ambos. Theodore sentía el dolor crecer en su rostro, como su misma boca sintética no estaba preparada para soportar una sonrisa repentina, menos sin un ejercicio facial previo de gesticulación. Sin embargo, él, de alguna extraña y retorcida manera, le estaba gustando la idea de sonreírle a Mommy. 

Solo un inocente juego, CatNap ✿ Catnap/craftycornDonde viven las historias. Descúbrelo ahora