𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟑: 𝐋𝐚 𝐜𝐮𝐫𝐢𝐨𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐩𝐢𝐬𝐚 𝐜𝐨𝐥𝐚𝐬

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—¡Hola, CatNap! —saludaban los niños al verme vagar por los pasillos de Home Sweet Home. Muchos de ellos saliendo de sus habitaciones o incluso interrumpiendo sus juegos con tal de saludarme a tiempo. 

Era... agradable, de alguna extraña manera. Los saludos, las sonrisas, las risitas y las innumerables invitaciones a juegos solían ser mi principal forma de entretenimiento en este lugar abandonado por Dios. Los niños y como no, los dulces bebés, eran mi principal fuente de felicidad y emoción, algo que no ocurría a menudo en mi vida cotidiana. 

Si bien, Home Sweet Home más que guardería era un campo de guerra por su griterío desenfrenado, de vez en cuando una lluvia de lágrimas, muchos juegos a la vez y de colmo, pequeños juguetes esparcidos en el suelo que al pisarlos se sentía como la peor mordedura de tarántula, sin contar los que provocaban que mi andar se volviera torpe al chocarlos. No obstante, no sentía la imperiosa necesidad de quejarme.

Estar adentro era mejor que estar afuera... junto a los otros Smiling Critters, en especial los que provocaban que mi tímpano resonará como una alarma aguda. Los clásicos ruidosos como el famoso y tan querido, DogDay, Hoppy, una conejita hiperactiva que saltaba de aquí a allá y, por último, pero no menos importante, Kichen, el idiota que llamaba tanto la atención de los niños por ser un tipo "cool", causando que los mismos niños estuvieran lejos de Home Sweet Home y las siestas programadas, en vez de eso, pasaban casi todo un día afuera.

Los demás eran irrelevantes, tampoco es que los viera mucho pero no necesitaba ser un super genio para comprender sus roles y deberes. Generalmente, los juguetes que no lograban captar la atención de un numeroso grupo de niños terminaban siendo desplegados a roles menores y a sectores tan aburridos como el juego de ver la pintura secarse en la pared. Bubba Bubbaphant, Bobby BearHug, PickyPiggy y CraftyCorn eran tan solo asistentes de los otros, esperando ordenes o ayudando a ligerar las cargas de sus superiores.

Bubbaphant, el elefante es el "alumno número uno" de las maestras, como una especie de asistente o alguien que en el recreo intentaba alegrar a los alumnos, además de ayudarles con los números y otras cosas relacionadas con el ámbito educativo. BearHug al igual que un buen soldado está muy cerca de DogDay; ambos trabajan en conjunto en el ayuntamiento. PickyPiggy servía tanto a Kichen como a Hoppy y luego estaba CraftyCorn, la juguete incomprendida de ningún lugar. 

Hablar de CraftyCorn era casi tan divertido como triste. Su caso era como una vieja tragicomedia ubicada en algún teatro de Grecia. "Crafty" (apodo cariñoso dado por los niños) era uno de los últimos juguetes de la guardería en ser mínimamente útil. Nadie sabía específicamente su labor, ni siquiera los científicos u otro personal encargado de ir introduciendo y colocando a los juguetes en ciertas áreas. Ella no era nada más allá de un juguete bonito para la vista de los niños (en especial las niñas) e irónicamente hablando, sus creadores pensaron en algún momento que ella podría ser más, casi tan relevante y querida como su superior, DogDay. 

La realidad era claramente otra. Solo un cuerpo grande desperdiciado que vagaba por la guardería buscando ser útil para cualquiera, intentando ser más que un juguete desechable que contentaba a los demás en un lapso de unos 20 minutos o más. 

—¡CatNap! —exclamó un niño de piel blanca y cabello castaño. 

«¿Será este mi castigo por divagar en vez de hacer mi trabajo?» Me pregunte a mí mismo ante el repentino dolor de mi cola siendo jalada al punto de provocar que mis garras se insertaran ligeramente en el suelo de madera. 

Al girar mi cabeza me encontré con la sorpresa de tener a varios niños detrás mía, al igual que pequeños patitos amarrillos siguiendo a su madre.

Mis seguidores, los cuales aún necesitaban cierta ayuda para aprenderse las tablas de multiplicar, portaban cajas de tamaño mediano, muchas de ellas dejando apreciar ciertos artículos decorativos y, al mismo tiempo, se encontraban la línea de peluches femeninos de Smiling Critters.

El niño que sostenía mi cola, de nombre Matthew, si no recuerdo mal, la soltó al ver que había captado mi total atención y con su dedo apunto a todos los peluches. Sin embargo, entre tantos, sostuvo al de CraftyCorn y lo levantó sobre su cabeza en un vago intento de que lo viera más cerca.

—¿Te parece la más bonita entre todas las demás? —preguntó Matthew con total inocencia.

Los demás niños detrás de él comenzaron a reírse por lo bajo, provocando que un leve sonrojo tiñera el pálido rostro de Matthew. 

Si tuviera cejas levantaría en este preciso instante.

«¿Si consideraba a una Smiling Critters "linda"? ¿Qué clase de broma era esta?»

Dentro del pequeño espacio, intenté girarme lo mejor que pude, buscando hacer movimientos bruscos ya que estos siempre terminaban con mis extremidades palpitando de dolor hasta por el más mínimo choque contra una pared. 
Cuando giré todo mi cuerpo, viendo fijamente a todos esos niños con sus ropas sucias y ligeramente con sus rostros rojos por el cansancio y el doble de esfuerzo. 

Matthew movió ligeramente el peluche de CraftyCorn, esperando así volver a capturar mi atención y, sorprendentemente lo hizo, mis ojos volvieron a reposarse en el peluche (para mi disgusto personal). 

«Lo que es ser un maldito curioso, además de intentar nunca perder algo de vista» Me maldije a mí mismo, en especial a mi maldita costumbre de tener un millón ojos en casi todo. 

Un suspiro escapo de mis "labios" o lo que sea que fuera lo que tuviera estampado en mi cara. Volver a ver el peluche de CraftyCorn e intentar pensar en ella fue como tener estática en mi mente. No se me ocurría mucho para decir en cuanto a ella, más allá que su vida me hacía sentir mejor cuando creía que no podría estar peor. 

Nunca hablamos- no al menos por mucho tiempo, tampoco nuestros caminos solían cruzarse. Ella vivía detrás de cualquier superior, en cambio yo vivía vagando por los pasillos de Home Sweet Home. Por obvias razones tampoco charlábamos, bueno, CraftyCorn en el pasado busco hacer el intento (unas diez veces para ser exacto) para al final retractarse cuando se percataba de mi preferencia al mudismo selectivo.  

Las pocas cosas buenas que podía rescatar de alguien como ella era su tranquilidad, educación, pasividad y sumisión. Era alguien que se dejaba pisotear, mover e inclusive reprender sin ningún motivo aparente, eso la convertía en el soplo de aire más delicioso en un lugar donde los demás cuerpos grandes buscaban de forma directa o indirecta pisar al otro. 

Levanté mi pata y toqué el suelo una vez, expresando mi respuesta a todos los niños presentes que estaban esperando mi opinión. 

Matthew sonrió emocionado al punto de dar saltitos, de paso decía frases como "¡Lo sabía!" "¡Gane!" a la vez que movía el peluche de CraftyCorn de un lado a otro. Una gran diferencia si también debía mencionar el desgano y el enfado de las niñas que sostenían a las otras Smiling Critters; BearHug, Hopscotch y Piggy. 

«Niños... nunca sabes lo que está pasando por su cabeza» pensé, declarando mi rendición al buscar comprender que querían los niños con cajas repletas de objetos decorativos hechos a mano, peluches y preguntas extrañas. 

—¡Gracias, CatNap! —exclamó Matthew con total alegría, logrando que todos los niños que estaban junto a él fueran corriendo hacía otro lugar junto a sus cosas. 

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🌙Me gustaría informar que en esta historia se practican diversos narradores desde distintos puntos de vista :D
🌙 ¡Y recuerden! Aunque no lo parezca, los votos y, sobre todo, los comentarios, son esenciales para que la historia pueda seguir obteniendo sus actualizaciones ♥︎
🌙Si no es mucho pedir, me gustaría saber sus opiniones respecto a los capítulos, por consecuente, también acepto con los brazos abiertos las críticas. 


Solo un inocente juego, CatNap ✿ Catnap/craftycornDonde viven las historias. Descúbrelo ahora