𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟓: 𝐝𝐢𝐦𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐨 𝐦𝐨𝐫𝐢𝐫

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🌙 ¡Antes de empezar! Me gustaría disculparme con todos los lectores de esta obra que dan constantemente apoyo y expresan en los comentarios sus deseos porque la historia siga actualizándose. Seguramente debió ser algo muy injusto ver que otros proyectos míos tenían más atención aun cuando no poseían tanto apoyo y este, el que lo recibe de forma constante, hace rato que no tiene una actualización, al menos yo lo siento así. A causa de eso el capítulo será más largo a comparación del último que fue publicado y tendremos otro vistazo a la perspectiva de CatNap, la cual fue ligeramente alejada de los focos principales de la narración.

Actualización: tuve la desgracia de contraer Dengue, en el momento en que escribo esto tengo un cuarto día de reposo, día en el cual me he sentido mucho mejor, aunque generalmente la "recuperación definitiva" se da el quinto día, por suerte he tenido avances considerables y no me ha afectado tanto en el transcurso de los días. Esto lo informo con la intención de explicar porque no ha habido un nuevo capítulo.

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«Voy a matar a esos niños» Me dije a mi mismo al escuchar como las muchachas le decían "novia" a CraftyCorn, entre otros halagos bonitos en cuanto a su nueva apariencia.

Boda, una maldita boda. ¿En dónde se había metido mi cerebro? Mi supuesta inteligencia, la cual era digna de admirar si debía enfatizar que era un experimento viviente constituido con materiales casi imposibles de unir. Demonios, hasta yo mismo solía presumir que era uno de los juguetes más inteligentes entre tantas cabezas huecas o los dichosos "limitados" de mente.

—¡Listo! —dijeron en voz las nuevas estilistas de CraftyCorn, presentando así a la suertuda novia.

Todas las jovencitas se alejaron de CraftyCorn, proveyéndole sin saber aire y espacio, lo que claramente necesitaba antes de que le diera uno de sus tan conocidos ataques de pánicos.

CraftyCorn, al observar que ya no estaba siendo rodeada por un montón de manos y ojos que iban de aquí para allá, tomó una gran bocanada de aire y se levantó del suelo.

—¡La novia esta lista! —exclamó emocionada una pequeña niña rubia, la jovencita tomó suavemente el casco de la gran unicornio, comenzando así a guiarla por la alfombra roja que llevaba hasta un niño que intentaba interpretar a un cura y, por supuesto, al encantador novio de morado que aún seguía en estado de confusión y extrañeza.

Ambas comenzaron su caminar por la hermosa alfombra roja del salón, siendo las protagonistas de cuchicheos, murmullos, algunos halagos y miradas de ternura.

«¿Estaría mal huir y esconderme en el sótano de Home Sweet Home?» Me cuestione a mí mismo, sintiendo como unos torturadores escalofríos recorrían mi espalda, recordándome así lo que tenía detrás mío de forma constante. No obstante, ni siquiera quería voltear la cabeza. Ya había visto suficiente de todo este show absurdo que probablemente luego serviría para ser la mofa preferida de los niños.

«No...no puedo huir y dejar a CraftyCorn en ridículo» me reproche a mí mismo. La culpa de encontrarnos aquí, pasando la mayor vergüenza de nuestras vidas se debía a mi confianza y falta de interés en lo que los niños estuvieran preparando entre todos ellos durante horas.

«Debo pagar por mi negligencia y estupidez. Solo así aprenderé a ser mejor en mi trabajo» Concluí sin más, preparado así para reasignarme en todo lo que durara el juego de la boda. De los errores se aprende, también se deben reconocer y aceptar. Hoy fue un tonto juego de niños, mañana a saber. La próxima vez estaría más atento a los niños, también cuando intentaban esconderme algo como, por ejemplo, esta bochornosa sorpresa de comprometimiento. De esa forma luego sabría evitarlas y/o detenerlas con más tiempo.

Mis ojos dejaron de mirar al frente, enfocándose ahora en una CraftyCorn nerviosa y ligeramente encorvada a mi costado. Cabe resaltar que tenía las mismas ideas que yo si debía juzgar su mirada, la cual me evitaba a toda costa y, en el caso de mirarme, solo lo hacía por el rabillo del ojo y cuando creía que estaba distraído o mirando en una dirección completamente contraria a la suya.

«Pobre...»

Mis garras se incrustaron ligeramente en el piso de madera de una forma que pasó desapercibida por todos. Mi cola, a causa de la vergüenza y la ansiedad del momento comenzó un ligero vaivén en el piso.

—¡Podemos empezar! —exclamó el niño que se asemejaba a un cura —Y será rápido porque ya están juntos -explicó el joven entre risas, risas que fueron acompañadas por los demás presentes.

—¿Disculpa? —cuestionó CraftyCorn exaltada, intentando mover sus adorables trenzas y algunos mechones largos de cabello de su rostro. Como era de esperar, el intento era más que arduo, después de todo, sus cascos no estaban pensados para tratar con peinados, a lo mucho sostener, alcanzar, levantar y entregar cosas.

—¡Tú eres mami! —dijo el niño con una gran sonrisa de felicidad —Y CatNap es el padre de Home Sweet Home. Los padres están casados —explicó el pequeño como si fuera la ley universal más básica y conocida del mundo.

El rostro de CraftyCorn pasó de mostrar su confusión a su total desaprobación mediante una mueca digna de una fotografía. Sus pequeñas pupilas se achicaron, sus labios se convirtieron en una sonrisa al revés y sus orejas, casi ocultas por su inmenso cabello, se fueron para atrás.

Por un instante, podría jurar que la idea de estrellar mi rostro contra el piso, provocando así un desmayo instantáneo fue tentadora, de esa forma podría justificar ya no estar "presente". En realidad, agache mi cabeza y subí mis hombros, volviendo a desviar la mirada.

—¡CatNap! ¡Presta atención! -dijo el niño mientras movía su manito delante de mí rostro una y otra vez —¿Aceptas a CraftyCorn como tu esposa? —preguntó ilusionado el jovencito.

Podía sentir la incomodidad de mi "compañera", también era bastante consciente de la impaciencia y la obstinación de los niños, en especial los míos. Si rechazaba, probablemente Home Sweet Home estallaría en quejas e insistencias, incluyendo algunos forcejeos. Si aceptaba- ellos se regocijarían, aplaudirían y, al estar bastante cerca de su hora de dormir, se irían sin más. El juego habría terminado para ese entonces.

Asentí con la cabeza ligeramente. No estaba dispuesto a oponer más resistencia, mucho menos permitir que un tercero como CraftyCorn fuera arrastrado a esto por mi culpa.

—¡Bien! Ahora, CraftyCorn, ¿aceptas a CatNap como tu esposo? —preguntó el joven, esperando ansioso la respuesta de la que consideraba la "madre" de Home Sweet Home.

Pude sentir la mirada preocupada de CraftyCorn perforar el muro de vergüenza que había construido de forma precaria. Ella esperaba alguna respuesta de mí; una señal, ya sea directa o indirecta. Saber si debía huir o quedarse. Seguirles el juego a los traviesos mocosos de la guardería o rechazar a los cuatro vientos su retorcida forma de ver la nula relación que ambos tenían.

«Solo sigue el maldito juego. Joder, no es tan difícil» Le grito mi ansiedad a CraftyCorn a causa de la lentitud que le tomaba responder algo tan ridículo.

Mi uña dibujo un vago e incomprensible "sí" en el suelo. Esperando que solo ella pudiera apreciar mi única respuesta frente a la gran piedra que cayó sobre nuestras cabezas.

CraftyCorn, al apreciar mi garabato en el suelo, observó fijamente al cura que ni siquiera sobrepasaba nuestros ombligos. Ella comenzó a asentir reiteradas veces al igual que Boogie-Bot cuando alguien colocaba una canción.

«Hemos acabado nuestras propias tumbas» me dije a mi mismo. Agachando aún más la cabeza al escuchar detrás mío algunas risillas, ovaciones, aplausos y, para acabar de joder la situación aún más, unos "awww".

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🌙 ¡Y recuerden! Aunque no lo parezca, los votos y, sobre todo, los comentarios, son esenciales para que la historia pueda seguir obteniendo sus actualizaciones ♥︎.
🌙Si no es mucho pedir, me gustaría saber sus opiniones respecto a los capítulos, por consecuente, también acepto con los brazos abiertos las críticas.

Solo un inocente juego, CatNap ✿ Catnap/craftycornDonde viven las historias. Descúbrelo ahora