𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟒: 𝐔𝐧 𝐟𝐫𝐚𝐛𝐮𝐥𝐥𝐨𝐬𝐨 𝐝𝐢́𝐚

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«Así que así se siente estar junto a DogDay cuando más lo necesitas»

Pensé, recordando todas las veces que Bobby siempre prefería estar cerca de DogDay en vez de los otros, inclusive de los niños que le guardaban un aprecio incondicional. Era curioso como ella, sin importar que, buscaría cualquier forma de volver a estar bajo el ala del representante de este extraño grupo. 

«Parece ser el único que le importa sus otros compañeros de trabajo» 

Me dije a mi misma en señal de reproche, sintiendo poco a poco como mi rostro se calentaba en señal de vergüenza y una ligera humillación dada de forma indirecta por los valores tan... radiantes y humildes de DogDay. 
Todos aquí pensaban en salvar su propio pellejo, incluyéndome. La gran mayoría de juguetes con un corazón latiente y con pulmones que eran capaces de respirar eran extremadamente conscientes de que PlayTime Co. era lo más parecido a una jungla; un lugar salvaje donde solo el más fuerte, hábil e inteligente sería capaz de sobrevivir entre todos los demás que estarían detrás del mismo objetivo. 

Sería muy estúpido decir que en algún momento nadie pensó (y de forma constante) en cómo sería enfrentarse a otro compañero de trabajo, saber cuál sería el vencedor entre ellos dos y, si después de esa victoria uno aún tendría las fuerzas necesarias para enfrentarse a otro oponente. 

Nosotros, los "cuerpos grandes" poseíamos ventajas bastante obvias; nuestro peso, altura y fuerza. Superábamos con creces al humano promedio y, claramente, a los juguetes pequeños o "mini versiones" que cada uno poseía. Aun así, eso no significaba absolutamente nada. Unos eran mejores, científicamente hablando y otros siempre podrían acordar no matarse entre ellos para intentar vencer al oponente más grande de turno. 

En otras palabras: nada ni nadie te aseguraba la vida, mucho menos que tu cuerpo estuviera en una sola pieza. 

—¿Te gustaría ingresar a la oficina de consejeros? —preguntó DogDay, llevando su pata detrás de su nuca y formando en sus labios una sonrisa nerviosa. Claramente ni siquiera sabía que hacer ahora. Los niños que correteaban de un lado a otro poco a poco comenzaron a ingresar a clases. Ahora todo dependía de las Maestras y Bubba —Digo, ya sabes, cuando los niños no están el trabajo se vuelve muy aburrido. Podemos seguir hablando ahí a menos que tengas algo mejor que hacer —comentó divertido mientras señalaba con su pata a la gran oficina de consejeros, donde estarían la mayoría de los humanos y Bobby trabajando en conjunto. 

«Es mejor que nada» Me dije a mi misma con la intención de convencerme de que ir a la oficina de consejeros era mucho más preferible a tener que volver con los científicos y que estos volvieran a bombardearme con mil y un preguntas, en especial las que se centraban en el estado físico y biológico de mi ser. 

—Está bien, DogDay —asentí con una sonrisa.

Ambos comenzamos nuestro recorrido hacía la sala de consejeros. Saludando y despidiendo a los niños al mismo tiempo, llegando también a dar pequeños abrazos reconfortantes a los que parecían ni siquiera querer poner un pie en la escuela, inclusive intentando despegar de nuestros cuerpos a los niños que se aferraban o que buscaban huir de las maestras. 

—¡Crafty! —llamaron al unisonó un grupo conformado por 6 niñas de diversas edades. Todas ellas bien vestidas y arregladas. Algo que llamó genuinamente mi atención, ellas parecían ser de otro turno, por consecuente no tenían que asistir al colegio ahora como los otros niños. Sin embargo, eso no explicaba su apariencia más que pulcra. La gran mayoría de niños en la guardería solo se alistaban y bañaban cuando Mommy y Daddy lo indicaban, sumando otros cuidadores humanos. 

Solo un inocente juego, CatNap ✿ Catnap/craftycornDonde viven las historias. Descúbrelo ahora