CAPITULO 15: MALEDIZIONE

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[BORRADOR]

Desde que me enteré de la noticia que sacudió al pueblo y lo sumió en aún más tinieblas de la muerte, mi cuerpo no dejaba de revolverse. Saber que ya no estábamos enfrentando a un simple secuestrador, sino a un asesino, me llenaba de angustia y temor. La persona que tenía delante parecía dispuesta a revelarme algo que sin duda cambiaría por completo el rumbo de toda esta historia. La incertidumbre y el miedo se apoderaban de mí mientras esperaba con ansias escuchar lo que tenía que decirme. Todas las piezas del rompecabezas empezaban a encajar y la verdad parecía más aterradora de lo que podía imaginar. La duda y la desconfianza se apoderaron de mí mientras me preparaba para asimilar la verdad que estaba por ser revelada. Mi mente no dejaba de dar vueltas tratando de entender la magnitud de lo que estaba por descubrir, sabiendo que nunca volvería a ser la misma persona después de conocer aquella revelación.

— ¿Mostrármelo? ¿Cómo? ¿Cuándo? — Pregunte.

Flor, hazme las preguntas de una en una.

Él retiró delicadamente sus manos de mi rostro y se tomó unos segundos para mirar su reloj. En ese instante, una oleada de pensamientos invadió mi mente. ¿Acaso estaría considerando llevarme clandestinamente del hospital?, ¿qué pasaría si mi madre descubría sus intenciones y llamara a mi padre?, las alarmas se dispararían en toda la comunidad. La situación se volvía cada vez más angustiante y aterradora.

— ¿A que hora acaba el horario de visitas? — Pregunto el mientras escribía algo en el teléfono.

Me sorprendió ver la facilidad con la que tecleaba en su teléfono con sus manos enfundadas en elegantes guantes negros. No sabía que escribir un mensaje pudiera resultar tan atractivo, pero él lo dominaba con maestría.

— Hace rato ha terminado. — Me rasque los brazos de manera frenetica.

El me agarró la muñeca con una mano mientras seguía escribiendo con el móvil por la otra. Es como si supiera de mi manía de rascarme cuando estaba nerviosa.

— No hagas eso te vas a hacer daño. — Me miro con esos ojos violetas penetrantes detrás de la máscara. Yo solo asenti ya que cuando me miraba así no sabía cómo reaccionar.

Observé como me soltaba la mano para luego terminar de escribir en su teléfono.

— Es hora. Vamos. — Me agarro de la mano hacia la ventana.

No sabía qué planeaba hacer, pero no podía salir del hospital a estas altas horas de la noche. Además, solo llevaba puesto un camisón del hospital y estaba descalza. Y para colmo, había toque de queda a partir de las 12 de la noche.

Me posicionó frente a él y colocó una mano en mi parte baja de la espalda, guiándome hacia la ventana abierta. Me di cuenta de que probablemente él había ingresado a la habitación por allí. La sensación de pánico me invadió al darme cuenta de que estábamos a cinco pisos de altura.

— ¿Pretendes que me escape del hospital? — Lo mire. — ¿Estas loco?

— Confía en mi. — Me dijo mientras acariciaba mi espalda. — Volverás antes de que se den cuenta de tu ausencia.

A pesar de haber planeado todo meticulosamente, todavía dudaba de si debería seguir sus consejos.

— No puedes esperar que te siga y tenga confianza en ti si no me explicas cuáles son tus planes.

— Te lo explicare todo pero no aquí, las paredes escuchan.

— Allí fuera hace frío y no tengo ropa.

Estaba impaciente, pero guardó silencio mientras me tomaba de las piernas con un brazo y rodeaba mi torso con el otro. Instintivamente, me aferré a su cuello.

FALL RIVER: La Sombra Del MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora