CAPITULO 11: SCHERZI

20 7 2
                                    

[Borrador]

Me encontraba rodeada de oscuridad, confundida y llena de temor. No entendía por qué sentía tanto miedo, pero mi cuerpo temblaba con intensidad. Perdida en un lugar desconocido, las sombras se movían a mi alrededor de forma siniestra, como si bailaran en un espectáculo macabro.

Mientras las sombras me rodeaban, me arrastré por el suelo.

Sus risas resonaban en mi mente como un constante martilleo que atacaba mi cabeza.

Agarré mi cabeza con fuerza, apretando los ojos y rezando para que el dolor cesara.

De repente, se quedaron en silencio y se detuvieron justo frente a mí.

Cinco figuras se recortaban en la oscuridad, cada una con una complexión distinta en sus cuerpos.

Solo podía ver sus ojos malignos, los cuales me observaban de forma intensa y aterradora.

La primera sombra tenía unos ojos negros profundos que inspiraban desesperación, y al sonreír, emitió una risa macabra de mujer.

La sombra que apareció a continuación tenía un ojo de un color oscuro y el otro de un azul brillante, su mirada era inquietante. Al igual que la sombra anterior, esta vez emitió una risa masculina.

Las dos sombras se entrelazaron al unirse en una sola, formando una sombra de mayor tamaño que adoptó la figura de un imponente cuervo gigante.

Esa ave se acercó a mí y, justo antes de chocar con mi cuerpo, se transformó en un enjambre de cuervos de tamaño normal que revoloteaban alrededor de mi cabeza, llenando el aire con un sonido inquietante.

Mis ojos se quedaron clavados en la sombra que se encontraba frente a mí, sus ojos eran azules y tenían un brillo frío, ni demasiado oscuros ni demasiado claros. Esta sombra no mostraba ninguna emoción, simplemente se acercó a otra sombra que también tenía los mismos ojos azules, parecían ser gemelas en forma y aspecto.

Las dos sombras se unieron formando una sombra gigante en forma de oso. El oso se acercó rápidamente hacia mí y cerré los ojos con fuerza, sintiendo su garra acercarse. Cuando los abrí, la sombra que estaba frente a mí había recibido el golpe en mi lugar. El oso de sombras desapareció en ese momento.

La última sombra me dio la espalda, luciendo una gabardina y un sombrero que destacaban su ancha figura. Su presencia imponía elegancia y autoridad sobre las demás sombras.

Cuando la figura se giró, pude notar que su sombra tenía unos ojos de un intenso color rojo, los cuales inspiraban un gran temor. Pero lo que realmente me perturbó fue la risa que brotó de ella, mucho más inquietante que la primera.

Solo me observaba en silencio, sin emitir ningún sonido. Su presencia era suficiente para paralizarme de miedo. No era necesario que hablara, mis temores ya estaban presentes en mi cuerpo.

No podía evitar fijar la vista en mi cuerpo tirado en el suelo. Reuní las últimas migajas de confianza y valentía que quedaban en mí.

Voltee mi mirada hacia una brillante luz al final de ese lugar. Las sombras se desvanecían con su resplandor, sabía que debía alcanzarla.

Me encontraba en una situación desesperada, tratando de avanzar arrastrándome por el suelo como un gusano. Mis uñas se clavaban en la tierra húmeda, ayudándome a avanzar con todas mis fuerzas. El olor característico de la tierra mojada se filtraba en mis fosas nasales, recordándome lo lejos que estaba de mi objetivo y lo difícil que sería llegar hasta allí. A pesar del cansancio y el agotamiento, seguía avanzando con determinación, sabiendo que cada paso me acercaba un poco más a mi destino.

FALL RIVER: La Sombra Del MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora