Belladona
Me encontraba en un estado de furia incontrolable, nunca antes había experimentado tanta ira en todo mi ser. Pensé que las cosas serían diferentes aquí, pero al ver cómo aquel chico me trató sin siquiera conocerme, sentí la urgencia de gritar y de destrozar todo a mi alrededor en mi habitación. Me merezco un mínimo de respeto, no soy un objeto que se pueda utilizar o insultar a capricho.
Habían transcurrido varias horas desde mi desagradable encuentro con el individuo desagradable del pueblo. Estaba segura de que no dejaría de molestar, con su carácter desagradable. No podía creer que se atreviera a burlarse de mí, cuando ni siquiera me conocía. Me sentí injustamente tratada y mi mente no paraba de insultarlo. Era lamentable ver cómo hay personas que se comportan de esta manera con los demás.
Mi móvil sonó y me sacó de mi estado de furia descontrolada. Agradecí a la persona que lo hizo, ya que tanta negatividad estaba agotando mi buena vibra. Decidí mantenerme positiva y saqué el móvil de debajo de la almohada para ver quién me había escrito el mensaje.
Era Savannah. El mensaje decia lo siguiente.
Savannah: ¿Estas lista? Nosotros casi hemos terminado de preparar la casa.
Disfrutaba de cómo había congeniado con ella y Chiara, sintiendo que encajaba perfectamente con ellas. Su personalidad era parecida a la de Madison y Olivia, lo cual me hacía sentir como en casa.
Yo: Aun no. Estuve colocando el armario toda la tarde.
Savannah: Bueno, date prisa que a las 8:00 pm pasamos por ti.
Yo: Me arreglaba en tu casa ¿no?
Savannah: Si. Tú, Chiara y algunas chicas más que tenemos que presentarte.
Un nudo se formó en mi estómago, lo cual me incomodó, ya que quería sentirme tranquila. Seguramente las chicas serían muy agradables.
Yo: Vale. Os espero aquí a las 8:00pm.
Con cuidado, coloqué mi teléfono en la mesita de noche al lado de mi cama, conectándolo al cargador. No quería correr el riesgo de quedarme sin batería durante la fiesta a la que iba a asistir esa noche.
Había logrado convencer a mi madre para que me dejara ir, diciéndole que se trataba de una reunión pequeña en la que me integraría con la gente del pueblo. Lo que no sabía ella era que probablemente habría alcohol y otras cosas que ella desaprobaba en ese tipo de fiestas.
También intenté que mi hermana pudiera venir, aunque eso significara tener que irme antes yo. Sin embargo, mi madre se lo impidió, especialmente al considerar que los demás eran mayores que ella. Mi madre la sobreprotegía en exceso, a veces parecía que la envolvía en papel de burbujas para que no se lastimara.
Observé en el reloj y noté que faltaba una hora para la llegada de mi nueva amiga. Decidí darme una ducha para relajarme y despejar mi mente de los pensamientos perturbadores que rondaban en ella. Al sentir el agua fría caer sobre mi cuerpo, me dejé llevar por la sensación de relajación que me proporcionaba. Sin embargo, al cerrar los ojos, la imagen de aquella máscara volvió a mi mente, lo cual me alteró. Un calor desconocido se apoderó de mi estómago, pero logré controlarlo al abrir los ojos y apartar de mi mente al enigmático hombre enmascarado
Después de terminar de ducharme, envolví mi cuerpo en una toalla y me apliqué la crema recetada por el médico para mi piel atópica. Agradecí a esa crema por hacer maravillas en mi piel, que siempre sufría de manchas y rojeces. Una vez terminé de aplicarla, me dirigí a mi habitación, ajustando la toalla alrededor de mi cuerpo.
ESTÁS LEYENDO
FALL RIVER: La Sombra Del Monstruo
Mistério / SuspenseNunca imaginé que al llegar a aquel lugar mi destino se torcería de una manera tan macabra. Mi vida se convirtió en un laberinto de engaños y oscuros secretos, en el que pensaba encontrar paz y protección para mis demonios internos. Pero en lugar de...