𝓒𝓪𝓹 3: La jodida realidad●

8 2 2
                                    

Ben🧡🍂

Agradezco que no haya insistido de nuevo con dejarme en mi casa, me bajo del auto y le doy unos toquecitos en la ventanilla.

-Gracias- sonrió de verdad -por lo de esta noche y por acercarme a casa.

Esboza una sonrisa y se le marca un pequeño hoyuelo en la mejilla derecha.

-Un placer.

Cuando su auto desaparece me quedo mirando al frente, suelto una maldición por lo bajo.
Ahora se supone que debo ir a casa.

Que emoción.

Suelto un suspiro agotado, no puedo ir con mamá, se preocuparía, y en el estado que esta no es recomendable.

Viví diecisiete años con mi familia, pero desde este año se ha vuelto un infierno, un maldito lugar al que evito a toda costa.

Avanzo aunque lo que quiero es huir.

Respiro hondo y cierro los ojos mientras sigo caminando, hoy es un día distinto, quizás no pase lo mismo, quizás...

Cualquier pensamiento positivo se va a la mierda al ver el auto mal estacionado en el garaje, un vaso de whisky echo trizas en la entrada y la puerta abierta de par en par.

Me apretó los sienes enfadado.

¿Por qué mierda no puede dejar de beber?

Hago un esfuerzo por no comenzar a maldecir pero lo hago mentalmente mientras entro.

Solo hay que guardar la calma, cuando bebe hay que tener paciencia y ser una persona comprensiva y...

Esta en las escaleras como si se hubiese caído pero aún así tiene una botella en mano y sigue tomando de ella.

Comprensión y paciencia.

Él está pasando por un momento difícil, su esposa está con cáncer, es difícil, hace lo que puede.

Pero joder, yo también soy su hijo, yo también estoy perdiendo a mi mamá pero aún así tengo que sacar a flote la casa y cuidar de él.

Apretó los labios con fuerza y sin decir nada comienzo a juntar las botellas tiradas en el piso.

-¿En donde coño estabas?- masculla con voz pastosa.

¿Desde cuándo le importa?

-Estaba estudiando -miento pero lo hago con tanta naturalidad que parece verdad.

-Como siempre -suelta una risa agria- idiota -arrugó la nariz- en vez de ayudarme a cocinar y colaborar te pasas haciendo tus porquerías.

Esta borracho.

Esta borracho.

Esta borra...

-¿Y tú qué carajos haces? -mascullo dejando a un lado la bolsa llena de botellas de vidrio- además de beber como un imbécil y exigir que me ocupe de todo.

Se para como puede y se acerca, no me aparto, ni cierro los ojos, le mantengo la mirada, y los golpes, ya me ha dado millones uno más o menos no hace la diferencia.

Me empuja con fuerza haciendo que mi espalda choque contra la encimera, tenso la mandíbula, sus ojos destilan odio, y no lo juzgo, yo también lo odio.

No lo haces, pero deberías.

Es verdad, no lo odio, pero extraño como todo era antes.

Nunca en su vida me había levantado la mano, pero ahora... se volvió algo casi cotidiano.

Lo Que No Nos Dicen Sobre El Amor (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora