-𝟶𝟷𝟺-

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-𝙈𝙖𝙙𝙞𝙨𝙤𝙣 𝙇𝙤𝙬𝙚𝙡𝙡-

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-𝙈𝙖𝙙𝙞𝙨𝙤𝙣 𝙇𝙤𝙬𝙚𝙡𝙡-


¿De verdad el doctor Shepherd no sabía el doctor Sloan me invitó? —

—No, y ahora están peleado —arqueó las cejas, poniendo otro calcetín en el cesto—Juro que parecen un matrimonio —se quejó, inclinándose dentro de la lavadora para sacar una camisa recién lavada

¿Significa tienes dos papás? —se burló Justin al otro lado, haciéndola reír entre dientes

—Muy gracioso —arqueó las cejas—Me están volviendo loca porque Derek hizo un escándalo y Mark dice no hizo nada malo —se levantó con su ultimo puño de camisetas en mano, dejándolas en la cesta antes de levantarla y ponerla sobre su cadera

Bueno, lamento haberte puesto en esta situación; el doctor Sloan dijo estaría bien —se disculpó suavemente

—No es tu culpa; Derek está exagerando y Mark solo está siendo un niño —rodó los ojos, subiendo escaleras arriba—De cualquier forma, solo espero a que dejen sus problemas matrimoniales —suspiró, entrando a su habitación y dejando la cesta en su cama

Si hay algo que pueda hacer por ti, solo pídemelo —tarareó, siendo instintivo sonreír

—Eres muy amable —suspiró, encontrando dulce el gesto—Aunque creo lo mejor sería no te aparecieras porque probablemente Derek te mataría —arrugó la nariz, haciéndolo reír

Entonces creo los boletos para el estreno tendré que dejártelos —señaló suavemente

—Oh no, no es necesario; Meredith me dio luz verde —negó, presionando el teléfono entre su cabeza y su hombro para comenzar a sacar la ropa

Pero el doctor Shepherd no sabe saldremos —señaló

—Sabe iré a ver Las Reliquias de la Muerte, pero no le dije con quien —admitió, escuchándolo reír al otro lado—Ya sabes; detalles más, detalles menos —se encogió de hombros

Madison Lowell, si que eres una chica increíble —resopló divertido, sintiendo su cara se calentaba al oírlo—Por cierto, ya casi termino el libro y definitivamente estoy odiando a Umbridge —resopló, haciéndola reír

—Igual a cualquiera con dos dedos de frente —movió la cabeza, escuchando tocaban la puerta y dándose cuenta que era Lexie—Un segundo —tarareó y se quitó el teléfono del oído—¿Necesitas algo? —quiso saber

—Acaba de llegar esto por paquetería —informó alzando uno de esos sobres de correo postal—Es para ti —dijo

—¿De verdad?—frunció las cejas, acercándose y recogiéndolo de su mano para ver que, en efecto, su nombre y la dirección aparecían en la etiqueta del frente—Gracias —tarareó

Little Lowell | 𝙍𝙚𝙚𝙨𝙘𝙧𝙞𝙩𝙖 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora