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-𝙈𝙖𝙙𝙞𝙨𝙤𝙣 𝙇𝙤𝙬𝙚𝙡𝙡-
Cuando Callie se embarazó de Sofía, había pensado Mark y Arizona se habían vuelto locos por su constante supervisión a Callie, siempre corriendo tras ella, vigilándola y haciendo cosas que sintió no eran necesarias para una mujer adulta que estaba creando vida en su cuerpo y que era más que capaz de saber que era lo mejor para ella y su bebé
Entonces ella les dijo estaba embarazada, y ahora estaba segura la locura era contagiosa y todos necesitaban un sanatorio mental
Como si no fueran conscientes ella sabía muy bien lo que una embarazada necesitaba para nutrir bien a un ser humano que se formaba en su cuerpo, Bailey insistió en darle un listado de alimentos que podía y no comer, Arizona le dio un enorme frasco lleno de vitaminas para ayudar la formación saludable del bebé y Amelia constantemente iba atrás de ella asegurándose todo estuviera en orden. Mark estaba vuelto loco insistiendo en que "la comida de la cafetería no la nutriría bien", siempre llevando recipientes con comida casera que casi le empujaba a la boca, April corría sin parar tras ella sugiriendo nombres y preguntándole cosas sin parar hasta el punto de hacer su cabeza doliera
Y ni siquiera quería empezar por Meredith y Lexie, probablemente el peor dúo del mundo
Lexie no la perdía de vista ni por un segundo, sacando provecho de que, por aún seguir siendo residente dado al tiempo que perdió en recuperación, la seguía a todas partes, y en casa Meredith prácticamente le prohibió estar en su habitación, manteniéndola siempre donde pudiera verla para asegurarse "estuviera a salvo", lo que era un poco demasiado molesto
De alguna forma logró salir de la extensa vigilancia a mitad de su turno de cuarenta y ocho horas, aprovechó el aturdimiento de casi todos por ser casi las tres de la mañana, y como nadie la vigilaba, solo corrió a una sala de descansos y tratar de dormir, agotada por haber pasado casi toda la noche en vela gracias a un Bailey irritable por la fiebre y solo queriendo un segundo de paz
Había estado a punto de dormir, aliviada por la calma y la soledad, que olvidó su vida nunca podía ser tranquila por más de cinco minutos
—Madison Elizabeth Lowell, quiero un nombre completo y una dirección para cortar un pene de un bastardo—
El golpe de la puerta abriéndose repentinamente más el tono nada amable hicieron saltara y se apresurara a girar a ver quien había entrado, de repente sin una sola pisca de sueño a favor de entrar en estado de alerta, viendo a la persona de pie en la puerta
—¿Addison?—frunció las cejas, aturdida por la mujer de rojo cabello de pie frente a ella—¿Cómo te...—
—Meredith Grey me lo dijo, Madison; Meredith Grey—movió la mano, supuso repitiendo su nombre para puntuar alguna cosa—¿Por qué demonios tuvo que decirme Meredith Grey que estabas...—se detuvo, lanzando una mirada al pasillo antes de entrar y cerrar la puerta tras ella—¿Por qué tuve que enterarme por Meredith Grey que estabas embarazada?—bajó el tono, incluso si seguía teniendo esos ojos de loca, siendo un instinto tratar de decir algo—Y no solo eso; sabías que estabas embarazada cuando fuiste a verme a Los Ángeles—agregó