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-𝙈𝙖𝙙𝙞𝙨𝙤𝙣 𝙇𝙤𝙬𝙚𝙡𝙡-
Fue un vuelo largo, odiaba admitir no pudo dormir casi todo el vuelo y, por más que trató de distraer su mente, siguió en alerta máxima, siguió tensa y no pudo dejar de sentirse así hasta que tocó suelo británico, que fue cuando un hombre de traje se le acercó informándole el internado lo había enviado a recogerla
Londres era muy bonito, llegó exhausta y casi al anochecer, pero lo que pudo ver durante el viaje le gustó, y al llegar a la enorme escuela, la dejaron solo ir a dormir mientras le informaban hablarían con ella por la mañana para permitirle descansar, poniendo una alarma y solo cayendo exhausta en la cama desnuda del dormitorio que le habían asignado por solicitud de sus padres
No le sorprendió hubieran decidido por ella el dejarla sin compañera, era algo clásico de ellos
Durmió hasta que su alarma la hizo despertar a regañadientes, que fue cuando se preparó y se debatió si podría lograr llegar a la oficina de la directora por su cuenta, agradeciendo no fuera necesario dado a que una chica se la cercó, informándole había sido asignada a guiarla, que fue cuando pudo hablar correctamente con la directora y recibir todo lo que debía recibir como nueva estudiante, recibiendo su horario, el uniforme y todas las cosas importantes
Adaptarse al cambio de horario fue complicado, la tranquilizó saber no era la única chica norteamericana que había y sus compañeros eran bastante agradables, siendo prácticamente adoptada por una alegre chica pelirroja que le aseguró iba a ayudarla a ponerse al corriente con todo el asunto, recordándole a una Weasley por su brillante cabello pelirrojo, su rostro lleno de pecas y su emoción, por no mencionar su estómago aparentemente sin fondo, siempre comiendo, siempre con golosinas en sus bolsillos y con la cabeza centrada en la comida. Y fieles a su palabra, sus padres no trataron de comunicarse con ella, algo que en realidad hizo una nula diferencia a su habitual normalidad, siendo rara la ocasión que sus padres trataran de hablar con ella incluso cuando vivían en la misma casa, aunque fue extraño no tener sus clásicas conversaciones en el desayuno con Lexie, oír las risas dormidas de Karev, los ronquidos de Meredith ni recibir los besos en la frente de Derek, resistiendo el impulso de llamarlos casi todos los días solo por saber eso representaría un problema para todos
Al menos tuvo a Addison, la única persona con quien aún podía hablar, y ella parecía feliz de recibir fotos y actualizaciones
Después de su quinto día ahí pudo adaptar su horario de sueño, aun no era bueno porque sentía no descansaba del todo, pero pudo mejorarlo lo mejor que pudo, y no le fue tan mal sus primeras dos semanas, solo siendo su mayor problema los ocasionales dolores del fémur y los poco frecuentes calambres en su mano, teniendo varias visitas a un fisioterapeuta para poder retomar sus sesiones
Fue en su tercera semana que, por simple error que cometió un fin de semana donde se quedó en su dormitorio esperando a sus compañeras para ver una película, terminó encontrando una publicación hecha hace no mucho en donde se mencionaba un accidente aéreo en el que se vieron involucrados un grupo de doctores de Seattle