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-𝙈𝙖𝙙𝙞𝙨𝙤𝙣 𝙇𝙤𝙬𝙚𝙡𝙡-
Miró alrededor, tratando de no retorcerse mucho los dedos mientras se preguntaba si era una buena idea o si estaba siendo estúpida
Ella dijo podía contar con su ayuda de necesitarla
Tomó una profunda respiración, se balanceó sobre sus pies y decidió que debía dejar de ser tan dramática
—Doctora Torres —llamó acercándose, atrayendo su atención de inmediato
—Pequeña Lowell —sonrió, esa clase de sonrisa grande y amable que siempre hacía se destensara porque le recordaba solo era grande físicamente, pero seguía siendo gentil—Creí hablamos sobre los nombres —ladeó la cabeza
—Callie, lo siento —asintió ante el recuerdo de esa conversación. Se habituó tantos años a no poder tutear a nadie a su alrededor que era complicado hacerlo verbalmente
—¿Qué necesitas? —preguntó casualmente, cerrando el expediente en el que había estado trabajando para darle su atención
—Yo... —miró a otro lado, tratando de descubrir como expresarse—Dijiste que podía contar con tu apoyo si necesita ayuda sobre...cosas de chicas —soltó, odiando sentir la cara se le calentaba de vergüenza por pedir ayuda en algo que parecía tan tonto
Era tonto, no quería imaginarse que tan ridículo era ver a una adolescente pidiendo ayuda para poder ser una adolescente
—Sí, recuerdo te ofrecí mi ayuda —accedió la morena frente a ella—Y la oferta sigue en pie cualquier día del año, hoy incluido —agregó, atinando a asentir—¿Algo en particular con lo que necesites ayuda? —
—Es... —se aclaró la garganta, sintiéndose tan tonta en ese momento—¿Recuerdas a mi paciente del trasplante doble de pulmones que hice hace un tiempo? —se rascó la nuca
—¿El lindo chico que te invitó a salir? —preguntó, odiando el calor se hiciera peor apenas escuchó la diversión en su voz
Tal vez fue mala idea, pero ya no podía retractarse
—Sí, él —asintió lentamente, aclarándose la garganta y negándose a mirarla—Hemos estado hablando hace unas semanas y ha dicho su recuperación va bien —comenzó, ni siquiera entendiendo porque su pie de repente comenzó a balancearse y sus manos comenzaron a sudar solo de recordar sus conversaciones—Y él...sugirió ir a ver una película juntos el viernes —dijo
—¿Te invitó a una cita? —preguntó, haciéndola aclararse la garganta
—Solo dijo fuéramos a ver una película y comer algo rápido —trató de excusarse, odiando el calor solo empeoró cuando la escuchó reír—E-Es una idea estúpida, ni siquiera... —
—No, espera —rio y sintió tiraba de su brazo apenas intentó irse una vez decidió era una terrible idea—Es solo...es adorable —dijo una vez volvió a acomodarla frente a ella, viendo la pequeña sonrisa—Es tu primera cita —arqueó las cejas
