El silencio en su casa es palpable, desgraciadamente se me ocurrió la grandeza de venir a casa del chico que me gusta solo porque necesitaba ayuda de su madre, (osea, mi profesora de canto y baile) ya que me ayudaría con unos ensayos pero no se encontraba en casa. En cambio. El sí.Apenas toque la puerta esos ojos azules fueron los que me abrieron, me miró de arriba abajo mientras yo solamente me quedaba embobada mirando al chico medio alemán en frente de mi. Sus apetecibles y rosados labios se movieron formando una oración, pero estos solo tenían el poder de meterme en algún tipo de trance del cual salía cuando el repetía por segunda vez lo que me dijo. Cosa que le molestaba, jamás le gustó repetir las cosas, si no entendías al primer mandato te jodias, pero extrañamente conmigo no era así, bueno... No desde hace unos meses, solo hace unos meses, comenzó a buscarme y tratar de llamar mi atención. Y yo como toda la ilusa que soy, le seguí el juego.
Tanto así que justo ahora, después de haberme dicho que su madre no se encontraba, pero que podía pasar a esperarla y haberme convencido de subir a su habitación, me encuentro recibiendo los besos con los que tanto he soñado.
Yo, una pequeña de quince años con uno de veinte, que puedo decir, no sé porqué pero extrañamente me gustan los mayores. Y él fue mi primer amor. Uno que no involucra actores o cantantes. El problema es que este chico desde que llegó al pueblo llamó la atención de muchas y como lo esperaba, resultó ser mujeriego, además, que iba a ser una chiquilla como yo con uno como el, tenía todo, lujo, dinero, seguidores, fama, reconocimiento, popularidad, lo tenía todo.
Y yo simplemente no tenía nada, solo era una chica común y corriente deseando salir del pequeño pueblo en el que me encontraba. Mi madre y mi padre siempre me criaron con buenos modales y humildemente, en cambio, el nació en cuna de oro, madre estadounidense y desendiente de una familia poderosa y respetada, padre alemán, empresario al igual que hijo del más famoso - y millonario - abogado en el mundo. El desgraciadamente no quiso saber nada de su hijo al enterarse que su mujer estaba embarazada, abandonando la con tan solo un mes de embarazo.
Las mujeres eran un juego para el, pero su madre era la luz de sus ojos, es la única con quién lo veía sonreír, ya que con el resto era frío y cortante. Pero al parecer yo fui la excepción, conmigo reía, sonreía y me miraba con felicidad, en serio llegue a creer que me amaba.
Sus besos invadieron mi cuello, pero las cosquillas se hicieron presentes, las risitas de mi parte no faltaron. Creí que me mandaría a callar pero fue todo lo contrario, una sutil sonrisa se formó en sus labios y decidiendo proseguir con su acción, termino de bajar hasta mi clavícula, dejando suaves besos y pequeñas mordidas en esa área que me sacaron uno que otro suspiro.
Con las manos inquietas, deslizó una por mi cuerpo hasta tenerla en mi muslo e inmediatamente maldije el momento en que decidí ponerme falda para venir. Su mano llegó al borde de esta y tuvo la intención de ir más allá pero lo detuve.
- ¿Qué pasa? - me preguntó confundido por mi repentino "Stop" en la situación.
- No puedo. - dije cerrando los ojos.
- ¿Cómo que no puedes?
- No puedo, yo... - me freno antes de cometer la atrocidad del año.
- Eres vírgen, cierto - dice con diversión y una ceja enarcada.
Si, a decir verdad soy la única virgen en la secundaria de este pueblo, ya que hasta las de primer año dejaron de ser santas. Mis mejillas se enrojecen de la vergüenza, bajo mi cabeza escondiendo mi rostro en una cortina con mi cabello. Siento como su mano retira el mismo con cuidado y toma mi mentón con delicadeza buscando mi mirada.
- Hey, tranquila. - me sonríe tiernamente - Si no quieres hacerlo está bien.
Sonrío a medias aún con las mejillas rojas, nuevamente sus labios impactan con mi piel, pero esta vez es con mi mejilla, la cual arde mucho más si es posible.
- ¿Puedo pedirte algo? - pregunto cuando sus labios vuelven a impactar contra mi, pero esta vez, con la punta de mi nariz.
- Claro que si mi pulguita. - susurra a centímetros de mi boca. Ese pequeño apodo, todo debido a que el siempre ha sido más alto que yo, al principio no me gusto mucho, pero ahora que me llame así se me hace sumamente tierno.
- ¿Podrías regalarme un beso? - pido haciéndole morritos. La sonrisa que me regala me derrite, pero aún así me responde.
- Ay pulguita, - suspira - como que voy a tener que enseñarte que los besos no se piden... Se roban.
Y sin darme tiempo a decirle algo termina por atrapar mis labios con los suyos en un beso suave, pero al mismo tiempo posesivo. Haciéndome saber que ningún otro que no sea el, podrá besarme, que ya soy de su propiedad y nadie más podrá mirarme o tocarme.
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Hello mis niñas y niños bellos 😍Nos volvemos a leer que alegria 🤩 espero y les haya gustado el primer capítulo de esta historia ✨📕 Por favor les pido que no dejen de seguirla⬅️🏃 les prometo que está trae un giro 😵interesante que llamará la atención de tod@s 😮
Los espero mis niñ@s💖Besos💤
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Ya no es niña🍬
RandomSe supone que el amor es recíproco, que traspasa barreras, e incluso que no importa la edad que tengas siempre estara allí. Pero... ¿Qué sucede cuando este se enfrasca en unir a dos personas distintas con mundos igual de distintos? ¿Acaso es ilegal...