El Objeto Desconocido

Capitulo 42

Mientras Eddie hacia su estrategia, Tim estaba minuciosamente disfrutando la vista de Tricia Jones y Jenny Li acostadas en la cama, con sus piernas abiertas ante él, con sus húmedas vaginas esperando ser cogidas. Ambas estaban desesperadas ahora, sus cuerpos fermentaban con deseo. Mientras sus pieles se frotaban contra las cobijas, creando sensaciones de placer, se ponían más y más excitadas.

Jenny estaba gimiendo ligeramente, mordiendo su labio mientras evitaba gritar de éxtasis. Su cuerpo estaba cubierto de una delgada capa de sudor, con sus pequeños pechos moviéndose mientras respiraba intensamente.

Tim tomo un momento para contemplar la escarpada extrañeza de la situación. Los padres de Jenny, conservadores y extremadamente estrictos, ni siquiera permiten que su hija salga con chicos, mucho menos tener novio. Y ahora, ahí estaba ella, completamente desnuda, prácticamente rogando por ser penetrada por él, llevada a un frenesí lujurioso por las ordenes que le dio usando la pistola de rayos.

El trago saliva, luego se giró para ver a la chica a lado de ella. Tricia estaba en un estado similar, con sus pechos pálidos aún más grandes pesando mientras respiraba profundamente. Tim nunca había sido particularmente aficionado al infinito chismorreo de Tricia; además, como Samantha, ella lo miraba con apenas un disgusto oculto. Pero mientras veía su magnífico y curvilíneo cuerpo, él tenía que admitirlo, ella era extremadamente sexy, especialmente ahora que estaba gimiendo en vez de parloteando.

En la esquina del cuarto, Samantha se sentó en el suelo, y Heather a su lado, con su brazo izquierdo por encima de los hombros de Samantha. Las dos chicas habían sido instruidas por Tim para practicar concentración, y después de una duda inicial, ambas amigas, ahora volviéndose mucho más que eso, habían superado sus reservaciones y ahora estaban besándose de lengua apasionada y entusiasmadamente. Los sonidos húmedos y mojados eran ocasionalmente acompañados por pequeños jadeos de alegría. Para los oídos de Tim, era prácticamente una sinfonía.

"Bueno, señoritas," pregunto Tim, con una gran sonrisa en su cara, "quien quiere ser la siguiente en practicar técnicas de concentración?"

Jenny y Tricia lo miraron, con sus ojos llorosos y desconcertado. Tricia se levantó ligeramente sobre sus codos, y cuando hablo, su voz tenía un tono de súplica que Tim nunca había escuchado antes (en su experiencia, los dos modos de hablar de Tricia eran molestamente fuerte y divertidamente condescendiente).

"P—por favor...Por favor, Entrenador...Yo quiero...Quiero intentar...h—hágame sentir bien..."

Entonces Jenny, la callada, modesta y tímida Jenny, la chica cuya mama ni siquiera le permitía tener citas, hizo un movimiento ágil. Ella cambio su cuerpo, temblando de lujuria y sentimientos que no había sido capaz de controlar, y se giró sobre su pecho, levantándose hasta que estaba de rodillas en la cama, en cuatro, con su vagina directamente en frente de la verga palpitante de Tim.

"No, Entrenador...unhhh...y—yo primero...por favor...n—n—no puedo soportarlo más..."

A la mama de Jenny le hubiera dado un infarto si pudiera verla ahora, pensó Tim. Era una de las cosas más eróticas que había visto, esta chica típicamente modesta exponiéndose para él, ofreciéndose a él.

Tim sintió la más ligera sensación de culpa. De todas las amigas de su hermana, Jenny había sido la única que había sido cortes con él, quien le había hablado de manera amable. Ahora, todo su sentido común había sido sobrescrito por la pistola de rayos. Todo en lo que podía pensar era en sexo.

Si, Tim se sintió culpable—pero se sintió poderoso, también.

En control.

A cargo.