En el segundo acto del Lago de los Cisnes, el príncipe va con sus amigos de cacería para aliviar la melancolía que aquejaba su corazón, pues los hombres solo encuentran la calma en actos viles y sádicos y que mejor para calmar los malos pensamientos que asolar a las bestias salvajes que gobiernan la noche.
Cuando se separó de sus compañeros se encontró con un hermoso lago donde pudo ver hermosos cisnes danzando al rededor, de entre todos uno resalta a los ojos del príncipe, su belleza lo cautiva. La blancura de sus alas refleja una pureza que el príncipe desea profanar. Levanta su arco y flecha listo para capturar a tan hermosa criatura y conservarla para sí mismo como un hermoso trofeo, pero de pronto aquel cisne se convirtió en una doncella aún más hermosa. El príncipe confundido por tal manifestación de hechicería tarda en reaccionar, su alma a quedado prendada de aquella joven que camina despacio sobre las agua, una fina tela cubre su desnudez y el príncipe no puede evitar sentir una imperiosa necesidad de poseer aquel cuerpo enigmático.
Ha conocido otras doncellas pero ninguna que se le iguale en belleza y misticismo.
El príncipe ruega por su atención, desesperado porque esos ojos solo lo miren a él, deseoso que esos labios solo repitan su nombre hasta el fin de los tiempos.
La música estridente de Nirvana animaba el lugar, sobre todo por aquella joven de cabello negro con top holgado y ligeramente desgarrado dejando ver la blanca piel que relucía gracias a la capa de sudor. Su short ajustado, medias de red y botas militares eran el atuendo perfecto para aquella diva.
Pieck se movía segura y salvaje como un animal en su habitad, aquella plataforma blanquecina que brillaba con luz propia desde dentro la hacía lucir como una estrella de rock en pleno concierto. Varios hombres gritaban y aplaudían ante los giros de la mujer, otros solo se deleitaban con ver su figura.
-Esta drogada - escuche la voz de Mikasa. Las dos mirábamos el espectáculo desde la entrada del pasillo que daba al camerino, cerca de las salas privadas.
- Espero que no se ponga como la última vez - recordé hace tres semanas donde se puso tan "activa" que Yelena tuvo que arrastrarla para que bajara de la plataforma.
- Se está saliendo de control. Necesita rehabilitarse.
- Te daré cien dólares si logras convencerla.
- No dije que iba a convencerla, tampoco tienes cien dólares - me miro.
- Toushe.
- Odette - vimos la figura alta de Yelena caminar a nosotras - Te esperan - me mostro la tarjeta dorada entre sus dedos.- Sala uno.
- Ja, ahora tendré esos cien dólares - sonreí victoriosa a la pelinegra.
Camine con calma, mientras el espejo me devolvía el reflejo. El traje de campirana sexy era incomodo a morir, sobre todo por el short de mezclilla que se encajaba en mi ingles y me rozaba, al menos el paliacate color cedrón de Sasha resaltaba el castaño de mi cabello.
-Sonríe, sonríe - recite antes de entrar.
La sonrisa forzada en mis labios cambio por una natural al ver de nuevo al rubio sentado, lucia menos nervioso que la primera vez pero de nuevo froto sus manos sobre el pantalón.
-Hola Odette - saludo amable.
- No creí verte de nuevo - me acerque a él, esta vez mi cadera se movió normal y no como una zorra en busca de atención - ¿Tus amigos de nuevo pagaron tu pase?
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Odette | Reiner Braun
Фанфик"Llevas el nombre de una princesa" Evelyn Harrison creyó que llamar a su única hija como el personaje principal de una obra de ballet era buena idea, quiza pensó que al hacerlo, su hija creceria llena de encanto y belleza, tal como narra la historia...