DONCELLAS

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En cuanto abrí la puerta del apartamento corrí en dirección del baño. Escuche las voces de mis compañeras que inquietas me hablaban pero las oía igual que si estuviera bajo del agua. Ahora solo me importaba una cosa, llegar al maldito tocador en el baño.

-Odette -La voz me siguió.

- ¿Dónde están? - Abrí el pequeño tocador que descansaba tras el espejo sobre el lavamanos - ¡Mierda!

Comencé a sacar todas las medicinas que había.

-Odette, qué estás buscando - escuche a lo lejos la voz de Sasha. Mi búsqueda tuvo éxito al ver el frasco

Lo abrí con desesperación, el temblor de mi mano se detuvo al ver las pastillas en mi palma. Tome tres de golpe sin importarme que se atoraran en mi garganta, si me ahogaba intentando tomar pastillas sería una muerte tan estúpida pero liberadora. Mikasa me quito el frasco.

-¿Qué demonios? - leyó la etiqueta. - Odette, ¿cómo carajos se te ocurre tomarte esto así? - Sasha se acercó despacio a la mujer.

- Mikasa dame las malditas pastillas - tenía la sencilla intensión de acabarme el frasco.

- No.

- Mikasa, esto no te importa, sé lo que hago.

- Claro que no

No era tan suicida como para pelear con Mikasa por las pastillas. De todas nosotras, ella tenía una fuerza bruta tremenda, seria loco de mi parte siquiera intentar arribártele el frasco.

-Mikasa, dame las putas pastillas.

- ¡No! - Sentencio - sabes el daño que te puede causar, son anticonceptivos de emergencia, no unos putos dulces.

- ¿Y qué? - La mire furiosa - ¡Prefiero pudrirme por dentro a tener otro hijo de él!

Creo que William necesita un hermano.

Recordar su voz me dio escalofrió y nauseas, iba a vomitar en cualquier momento pero si lo hacía seguro vomitaría las pastillas y no iba a permitirme aquella estupidez.

Una niña, que sea igual de hermosa que tú.

- Odette ¿Qué paso? - la voz de Sasha rompió con el silencio abismal que se había formado en el baño.

- Él quiere un bebé - mi voz de pronto sonó tan temblorosa - Una niña.

- Ese hijo de puta - gruño Pieck que en algún momento de la discusión se acercó.

- Yo... no... - lagrimas gruesas cayeron desde mis ojos perdiéndose en la madera del piso - Yo amo a Will... más que... a nada... per... pero - Mikasa me abrazo con fuerza y comenzó a acariciar mi cabello.

- Shh, tranquila. No tienes que explicarnos nada.

Pronto Pieck y Sasha se unieron a nosotras en un abrazo.

Cada una de nosotras conocía el lado más roto de las demás. Habíamos sido testigos del dolor de cada una y siempre habíamos hecho lo posible para sostenernos, todas nos habíamos quebrado más de una vez pero sabíamos que siempre nos tendríamos. Habíamos logrado sobrevivir a este infierno juntas, no importaban nuestras diferencias, inclusos las peleas que teníamos no importaban en momentos como estos.

Ellas eran mi refugio, mi familia, las únicas personas en las que confiaría ciegamente.

-¿Aún tienes el dispositivo? - Mikasa se alejó al ver mi negativa.

- Antes de venir, le dijo a Yelena que me llevara al doctor - estire mi brazo dejando ver el parche - ahora que se le metió la maldita idea de otro hijo no me va a dejar tomar ningún anticonceptivo.

Odette | Reiner BraunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora