La noche apenas empezaba y yo moría de ganas por ir a dormir, en cambio estaba en la sala privada. Miré el reloj y sabía que no duraría mucho, los espasmos en el cuerpo del señor Zacly anunciaban que pronto terminaría.
Aun faltaban unos minutos para que pudiera salir de la maldita sala.
El señor Zacly era un cliente especial, no solía venir a menudo pero cada que venía, Erwin pedía que se le tratara como de la realeza. Después de todo este hombre le había enseñado muchas cosas sobre el bajo mundo, los crímenes de cuello blanco y mucho de lo que Erwin había logrado se lo debía a él.
No eran como padre e hijo, eran más como alumno y maestro pero cuando el alumno lo superó, el señor Zacly supo retirarse con dignidad y dejarle el camino libre.
Conocí al señor Zacly hace años y desde la primera vez que me vio dijo que le recordaba a su esposa. Al inicio me sentía tan incomoda, sobre todo cuando Erwin comenzó a pedirme que fuera "amable" con él pero ahora lo consideraba uno de mis mejores clientes; era amable, limpio, rápido y un hombre muy culto. Es alguien que me agrada haber conocido, aunque pudo ser en mejores circunstancias.
-¿Cómo está Erwin? Hace tiempo que no lo veo.
- Es un hombre ocupado, ya lo conoce - susurre mientras le ayudaba a colocarse su abrigo.
- Dile que quiero verlo, aun tenemos una partida de ajedrez pendiente - se giró para verme y sus dedos comenzaron a pasearse entre mis cabellos - no puedo creer que aún te tenga aquí - susurro - si fueras mía, jamás pisarías un sitio como este.
- Gracias - dije incomoda - es muy amable señor pero...
- Tranquila, no es lo que piensas, estimo a Erwin más de lo que parece y no haría tal cosa. Sé lo especial que eres para él. - se acercó lentamente para dejar un beso en mi frente - nos veremos pronto Odette.
Sin más salió de la habitación con ese porte de distinción que lo caracteriza, vi a un par de hombres seguirlo hacia la salida de emergencia. Zacly no era alguien que disfrutará de ser visto en lugares como este.
Regrese al camerino para asearme rápidamente y acomodar mi ropa. Era una noche relativamente tranquila había pocos clientes y el reloj no quería mover las manecillas. Al fondo escuchaba la música de Sasha y algunos gritos, por la rutina sabia que seguía Crista.
Resulto que la chiquilla era toda una sensación. En su primer baile los hombres quedaron fascinados, tanto que no notaron las dos ocasiones en que casi cae del tubo. Era cuestión de tiempo para que Erwin la volviera una Golden, Yelena no dejaba de alardear de las ofertas que habían llegado por la rubia. Esos hombres adoraban a una chica con cara de niña, lo que sin duda me llenaba de asco.
Me acerque a la entrada del pasillo para ver el lugar sin tener que acercarme tanto. Sasha se movía igual que una serpiente sobre el tubo, tenía una sensualidad natural que dominaba el sitio.
Su danza termino con aplausos y varios billetes volando sobre la plataforma, sin duda sus clientes la habían extrañado. Vi a la castaña bajar del centro de baile y caminar hacia la mesa de un hombre que en cuanto la vio tomo su mano para dejar un beso en ella, no recuerdo su nombre pero era un hombre mayor con cara de pocos amigos y una actitud intimidaste y grosera con todos, solo Sasha se le podía acercar, recuerdo que una vez mi amiga dijo que era un militar retirado.
La música cambio, los acordes de Royality invadieron mus oídos y los bramidos de los hombres se alzaron. Ahí estaba, la sensación del club, "La dulce niña", como había escuchado a algunos llamarla entrando a escena. No envidiaba la atención que recibía, alguna vez la tuve y es lo peor, sentía algo de pena por Crista pero sinceramente agradecía que los hombres prestaran más atención a la rubia que a mi y sé que las chicas se sentien igual.
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Odette | Reiner Braun
Fiksi Penggemar"Llevas el nombre de una princesa" Evelyn Harrison creyó que llamar a su única hija como el personaje principal de una obra de ballet era buena idea, quiza pensó que al hacerlo, su hija creceria llena de encanto y belleza, tal como narra la historia...