PERFECTO

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El club lucia muy diferente cuando estaba solo, se podía apreciar la dedicación con la que se hizo, cada cosa en su lugar, cada mesa, silla, sofá, copa, cenicero. Todo era de alta calidad, de precios tan ridículamente altos que cualquier persona común y corriente se desmayaría al saber que una copa costaba lo mismo que ganaba en un mes de trabajo honesto.

"Solo lo mejor para los mejores"

Era su frase favorita, porque era el mejor de todos. Y solo él podía tenerlo todo.

Cada una ensayaba su coreografía, algunas veces nos ayudábamos mutuamente cuando queríamos agregar algo novedoso. La música favorita de Mikasa era el electro, se movía increíblemente al compás de los estridentes retumbos aunque últimamente le había dado por usar canciones más lentas.

Pieck era más del tipo grunge. A pesar de que sus movimientos eran algo toscos y bruscos tenía un encanto natural que la hacía ver como toda una estrella del punk rock.

Sasha definitivamente tenía un don con los ritmos latinos, era una diosa para moverse sobre la plataforma y dejar a todos embelsados con esos contoneos de cadera.

Por mi parte me gustaban las canciones suaves. Pieck siempre decía que mis rutinas eran demasiado lentas pero me gustaba tomarme mi tiempo para cada movimiento, cada Split debía ser apreciado lo suficiente para que valiera la pena el puto esfuerzo que era abrirse de piernas. Quizá en el fondo la niña de nueve años con deseos de ser una bailarina de ballet seguía escondida en alguna parte.

-Otra vez - pedí al DJ y de nuevo el lugar se hundió al sonido de Dzanum.

Desde el escenario veía a la rubia, miraba cada centímetro del lugar, como si tratara de memorizarlo, delineaba el letrero que indicaba salida de emergencia.

-Solo pierdes el tiempo - le grite desde el escenario. - Deberías empezar a pensar en una rutina, nadie te vera si te quedas sentada.

- No sé bailar. - se acercó lento. - Al menos no como ustedes.

- No necesitas ir a clases, solo necesitas moverte a tu ritmo, sensual, debes cautivarlos. A los hombres no les interesa realmente que vayas conforme al ritmo, o si haces un Arabesque a la perfección.

- ¿Un qué?

- Esto - apoye mi pie derecho firme para poder elevar el izquierdo en una línea recta perfecta, estire ambos brazos para mantener el equilibrio perfecto, sostuve la posición por varios segundos sin dificultad pero las zapatillas deportivas no servían para estos movimientos - Bueno, esa es la idea - dije a la par que regresaba los dos pies al suelo.

- Jamás podría hacer algo como eso. - Sus ojos brillaron - ¿Sabes ballet?

- Algo así - me senté en la plataforma - Descuida, pronto aprenderás, aunque creo que con esa cara no necesitaras de una rutina extravagante para tenerlos a tus pies.

- Tengo mucho miedo, no quiero bailar frente a esos hombres.

- No pienses en eso. Solo piensa que estas actuando, que esto es una obra de teatro y ninguno de ellos va a poder hacerte daño.

- ¿Y si funciona?

- Hace las cosas más fáciles - sonreí - Cuando estoy aquí - golpe un par de veces la plataforma - solo pienso en mi baile, en las luces, en la música. Algunas veces imagino que estoy frente a un jurado esperando ganar el premio mayor. Cuando estoy con esos hombres solo apago mi cerebro, repaso mi lista de deberes en casa o trato de recordar los diálogos de alguna película.

- No quiero que me lastimen - susurro.

- No eres virgen, ¿o si?

- No, pero solo tuve un novio en la preparatoria. No tengo mucha experiencia que digamos.

Odette | Reiner BraunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora