Odette | Reiner Braun

ODETTE

Llegar a la casa de Muñecas después de varios días me ahogaba en la nostalgia. Había sido mi hogar en los últimos cuatro años y decirles adiós a mis amigas me dolía en el alma.

Erwin había aceptado darme dos días para ir por algunas cosas personales pero sobretodo para despedirme de Mikasa, Sasha y Pieck.

Volvería a vivir con él.

Abrí la puerta con lentitud, una parte de mi quería mejor regresar a la casa y no tener que pasar por este momento.

-¡Odette! - escuche la voz de Sasha medio gritar apenas puse un pie en el departamento - ¡Estas bien! - salto del sillón como un jaguar y me abrazo.

De inmediato las dos pelinegras se acercaron a nosotras, divise una cabellera rubia que esperaba en el pasillo de la cocina pero ni siquiera traté de verla.

-Estábamos tan preocupadas - susurro Mikasa - imagine lo peor cuando te vi irte con él.

- Tranquila - sonreí - todo esta bien. De hecho, solo vine por algunas cosas - las tres me miraron confundidas - podre regresar con Will. Erwin quiere que regrese a "casa".

- ¿Qué? - soltó Pieck - no hagas esa clase de bromas tontas - pero el profundo silencio de la habitación dejo en claro que hablaba en serio.

- Odete, ¿de verdad? - la mirada de Mikasa era intensa.

- Si...

- No puedes hacerlo - suplico Sasha.

- Odette, estas consciente de lo peligroso es que regreses a vivir con él.

- Entiendo que piensen eso pero...

- ¿!Pero qué!? Vas a estar sola con él día y noche. Odette no puedes regresar - de las cuatro Mikasa siempre fue la más protectora, era como una osa madre cada que podía.

- No voy a estar sola. Podré estar con Will., además sé que si no hago que lo moleste no pasará nada malo otra vez.

- ¿Estas drogada? - pregunto Pieck.

- Escuchas lo que acabas de decir. Hace unas semanas estabas dispuesta a intoxicarte con un montón de anticonceptivos y ahora vas a jugar a la familia feliz - los ojos de mi amiga me miraban con dureza - ¿es por lo que paso en el club?

Me mordí el labio al recordar la sala uno y lo cerca que estaba de la rubia.

-Eso no tiene nada que ver - asegure - prometió que no me haría daño. Talvez las cosas sean diferentes.

- Tienes que estar bromeando. Erwin no va a cambiar. Tu misma me dijiste todo lo que te hizo en el tiempo que viviste con él. Te uso Odette, te trato como basura y cuando ya no le serviste te trajo aquí. ¿Enserió quieres regresar a eso? - podía ver la mueca desesperada de Mikasa - No puedes ser tan crédula - bufé al sentir un dejavú con esta conversación.

- Ustedes no lo conocen como yo.

La pelinegra soltó una risa amarga mientras que Sasha me miraba con preocupación y Pieck como si fuese un bicho raro.

-Tienes razón, ninguna de nosotras sería tan tonta como para creerle o haberse enamorado de él.

Sentí mi garganta arder.

¿Porqué todo el mundo creía tener derecho para subestimarme, de verdad me creían tan estúpida? No podían creer que de verdad Erwin me amaba y que talvez decía la verdad esta vez. Sé muy bien quién era Erwin Smith, quizá mejor que nadie pero de entre todo lo malo que podía tener había un lado amable y cariñoso. Quería aferrarme a él, a la idea de que por fin las cosas serian mejores.