Persiguiendo el sol// Traducción. Sevmione

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"Me he vuelto demasiado buena para ser invencible, soy una experta en ir a lo seguro y mantener la calma, pero juro que esto no es lo que estoy destinada a ser, me niego a dejar que mi vida me pase por encima..."

– Bethany Joy Lenz, 'Let Me Fall'.

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Bueno, Severus reflexionó bastante mareado mientras la puerta se cerraba detrás de las hermanas, con un poco de esfuerzo; A veces se atascaba, la humedad se había metido en el bosque hacía años y nunca había llegado a arreglarla: el verano definitivamente había empeorado. Sin embargo, no mucho, suponía... Al fin y al cabo, no cambió nada. Simplemente lo hizo mucho más... real. Se miró las manos, arremangarse lenta y mecánicamente para mirar las líneas rojas que rodeaban sus muñecas. Al cabo de una o dos horas se desvanecían, y no volvían a aparecer hasta que se cumpliera el voto. No me dolía, exactamente, pero sentía que debía hacerlo.

Nunca antes había hecho un Juramento Inquebrantable. Nunca antes había sido tan estúpido, se dijo a sí mismo con amargura; No había tenido exactamente otra opción. Si solo hubiera sido

Narcisa, podría haberla rechazado, bueno, Narcisa nunca se lo habría pedido. Habrían hablado de ello y él podría haberla tranquilizado y eso habría sido todo. Pero Bellatrix... Bueno, había muchas partes diferentes en la historia. Uno, Bellatrix estaba completa y absolutamente loca por la mierda, absolutamente loca. Dos, era increíblemente paranoica incluso para los estándares de Slytherin. Tres, ella lo odiaba, aunque tal vez no tanto como él la odiaba a ella. Cuatro, estaba totalmente obsesionada con su amo y era ridículamente protectora de cualquier amenaza percibida para él. Cinco, estaba celosa de que Severus tuviera su favor en ese momento y ella no.

Si hubiera tenido la libertad de actuar, le habría dicho a dónde ir y la habría echado de su casa con tanta fuerza que ella rebotó. Narcissa ni siquiera habría dicho nada, siempre y cuando él aceptara ayudar a Draco. Pero con Colagusano espiando, y con la propia Bellatrix tan claramente a punto de denunciarlo como traidor, no había tenido más remedio que aceptar su sugerencia y atarse con el juramento mágico más fuerte que existía.

Solo que no era lo suficientemente fuerte, ni la mitad, se dijo a sí mismo un poco histérico, volviendo a abrocharse los puños de la camisa con cierta temblor. Sus obligaciones y deudas personales pesaban sobre él más que cualquier voto formal. Había estado preparado para hacer lo que pudiera para ayudar a Draco de todos modos, pero, y esta era la clave, solo hasta cierto punto. Amaba al muchacho, a su manera; los Malfoy eran lo más cercano que tenía a una familia. Pero, a pesar de lo importante que era Draco para él, el plan final era más importante.

Y, Dios, había sido más afortunado de lo que podría merecer hoy. Gracias a Dios que Bellatrix era tan impulsiva y ciega como cualquier Gryffindor podría serlo; carecía de la astucia retorcida de un Slytherin en estos días, demasiado acostumbrado a la gratificación instantánea y demasiado loco para pensar con claridad. Se había dejado totalmente abierta, y solo había necesitado el más leve roce, el más mínimo susurro de una sugerencia para cambiar una palabra crucial. Lamiéndose los labios, Severus sonrió para sí mismo un poco nervioso, sin humor. En lugar de jurar el Voto en nombre de Draco, lo había hecho en nombre de su ahijado. Si llegaba el momento, si se encontraba con la necesidad de una salida, una frase garabateada apresuradamente, una firma y una sola gota de sangre asegurarían que ya no tuviera un ahijado. Por lo tanto, no hay voto.

Al menos, eso esperaba. No había ninguna razón por la que no funcionara, pero nunca antes había oído hablar de alguien que lograra engañar al Juramento Inquebrantable. Se recostó en su silla y exhaló lentamente, sacudiendo la cabeza. No cambió nada. El plan seguiría adelante. Dumbledore todavía se estaba muriendo, y Draco todavía estaba obligado a intentar asesinarlo, y