4. Aside

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—¡Vamos, Checo! ¡Dale! ¡Tú puedes!

Los vítores sobre las gradas se hacían oír. Sobre todo Checo podía escuchar desde el campo natural cómo sus padres gritaban a todo pulmón en español.

—Pégale, Checo. ¡Vamos!

Los partidos de semifinales habían comenzado y con él había aparecido la lluvia. Pese a no tener un día soleado todos los asientos en las gradas estaban ocupados por compañeros de la escuela y familias que venían a apoyar al equipo en el estadio de su casa. Probablemente la familia que más gritaba era la Pérez, porque sus padres vitoreaban a todo pulmón delante de toda la audiencia.

Al ser su primera temporada Checo aún era considerado un novato en el equipo. Entre él y sus amigos eran los más pequeños de edad, pero el entrenador ya los había ingresado a los partidos de la temporada por sus buenas habilidades. Carlos estaba de portero, Charles hacía de mediocentro, George estaba en la posición de defensa central y Checo era su delantero centro.

Lance aún no entraba al partido nocturno que estaban teniendo aquel día para pasar a las finales, por lo cual se dedicaba a gritar sus nombres con su uniforme limpio en la banca, en las cuales Checo a veces lograba escuchar: «¡Muévete rápido, George!» «¡Eso! ¡Sí! ¡Defiende, Charles!» «¡Más vale que detengas ese balón la próxima vez, Carlos!» y cuando su familia vitoreaba, Lance le gritaba a Checo en español: «¡Dale, Checo. ¡Tú puedes!»

Su marcador iba 3-2 a favor del equipo visitante y ya estaban con el tiempo en desventaja después del medio tiempo. Su equipo comenzaba a decaer en rendimiento, pero todos hacían esfuerzos para que su abatimiento no se reflejara en sus semblantes. Los mayores del equipo estaban frustrados y tuvieron dos tarjetas amarillas cuando dos de ellos les reclamaron a los árbitros por las faltas. Lo próximo que hizo su entrenador fue meter a Lance al partido y cuando hubo tiempo fuera, Checo y el capitán del equipo Nico planearon una táctica defensiva que podría ayudarlos a meter otro gol.

Antes de separarse, Checo observó por las gradas al espacio donde estaba su familia, dedicándoles una sonrisa cansada pero feliz. A un lado de sus padres observó a Lando y a Lewis, a quienes había invitado esa noche. Pero cuando se detuvo en quienes estaban a un lado de Lando, el menor de ellos, pudo ver el rubio inconfundible de Max presenciando el partido y a un lado de él, a un Daniel que por su rostro, no estaba ahí sentado por buena voluntad.

La sonrisa de Checo se desvaneció y de manera inmediata apartó la mirada.

—¿Qué cojones hace él aquí? —era Carlos—. ¿No dijiste que no lo habías invitado?

—Eso hice, no sé quién lo invitó —exclamó confundido.

—Todavía de que no tiene invitación se digna a traer al otro con él —resopló con el número 55 y el uniforme azul rey empapado por la lluvia—. Sinvergüenza.

—Con razón estamos perdiendo, chicos. Daniel seguramente vino a traernos mala suerte —exclamó Russell colocando las manos en las caderas.

Checo negó, insistiendo a sus amigos que no prestarán atención hasta que terminaran con el partido. No pensaba desconcentrarse bajo la presencia de Max y tampoco planeaba que sus pensamientos se vieran inundados por él.

El silbato de un árbitro los hizo separarse, no sin antes juntar las manos y levantarlas con todo el equipo del campo reunido.

Los faroles de luz fluorescente que rodeaban el estadio iluminaban todo el campo a la luz de la luna. Sus compañeros sudaban por el esfuerzo, pero tenían que empujar más fuerte para ganar. Charles se encargó en la mitad del campo de barrerse para quitarle el balón al equipo contrario y George fue el encargado de ir por la pelota. Checo le gritaba a todo pulmón que le pasara el balón porque estaba libre arriba de la cancha, George se lo pasó a Lance con destreza y este le dio una patada con tal potencia que salió estallando hasta llegar a Checo. Los espectadores en las gradas se pusieron de pie ante la jugada, gritando a todo pulmón, antes de que el delantero blandiera su pierna derecha y con toda la precisión que pudo reunir, darle una patada al balón para que entrara en la portería.

King of your Heart ; ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora